La comunicación entre dos o más personas puede ser verbal (uso de signos lingüísticos en el mensaje) y no verbal. Esta última, la comunicación no verbal, es el proceso en el que existe un envío y recepción de mensajes sin palabras, es decir, a través de 3 elementos: indicios, gestos y signos.
En este artículo hablaremos de los tipos de gestos que utilizamos a la hora de comunicarnos. Estos gestos acompañarán o no nuestro mensaje verbal, y enriquecerán, adaptarán o modularán lo que queramos transmitir.
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Los gestos en la comunicación no verbal
A la hora de relacionarlos con las personas, empleamos la comunicación verbal y no verbal, y usamos una gran cantidad de gestos para aportar valor a lo que estamos diciendo de forma oral. También empleamos los gestos para modular las interacciones, regulando nuestra participación y la de los otros interlocutores. Los diferentes tipos de gestos tendrán una función u otra, como veremos más adelante.
Un gesto es un movimiento corporal propio de las articulaciones. Existen diferentes tipos de gestos, aunque principalmente se realizan con las manos, brazos y cabeza.
Un gesto no es lo mismo que una gesticulación; la gesticulación implica un movimiento anárquico, artificioso e inexpresivo, mientras que el gesto suele ser expresivo, y querrá aportar algo al mensaje verbal (o modularlo).
Los gestos se incluyen dentro de las expresiones motoras, y éstas a su vez forman parte de la conducta no verbal de la una persona.
Además de los gestos, las expresiones motoras están formadas por expresiones faciales y conductas posturales.
Tipos de gestos
Podemos hablar de los tipos de gestos que veremos a continuación.
1. Gestos emblemáticos o emblemas
Los emblemas son señales emitidas de forma intencional, con un significado específico y muy claro. En este caso el gesto representa una palabra o conjunto de palabras bien conocidas.
Se trataría pues de gestos que se pueden traducir directamente en palabras, por ejemplo: agitar la mano en señal de despedida, o decir “no” con la cabeza.
2. Gestos ilustrativos o ilustradores
Son producidos durante la comunicación verbal, y sirven para ilustrar lo que se está diciendo oralmente. Se trata de gestos conscientes, que varían mucho según la cultura. Se unen al lenguaje, pero se diferencian de los emblemas en que no tienen un significado que se pueda traducir directamente, ya que la palabra a la que van unidos no les da su significado.
Es decir, el gesto “sirve” a la palabra, no la significa. ¿Cómo la sirve? Recalcándola, enfatizándola o imponiéndole un ritmo que por sí sola la palabra no tendría.
Un ejemplo de gesto ilustrativo es cualquier movimiento del cuerpo que desempeñe un papel auxiliar en la comunicación no verbal, por ejemplo, mover las manos de arriba a bajo como “aleteando”, para indiciar “mucho” o “muy lejano”.
3. Gestos que expresan estados emotivos o patógrafos
Siguiendo con los tipos de gestos, los patógrafos son gestos que expresan estados emotivos, y desempeñan una función similar a los gestos ilustrativos, pero no debemos confundirlos. En este caso, se parecen en que al igual que ellos, también acompañan a la palabra, y le otorgan un mayor dinamismo. Sin embargo, se diferencian en que los patógrafos, como hemos visto, reflejan el estado emotivo del emisor, mientras que el ilustrador es emocionalmente neutro.
Así, el gesto ilustrativo consiste en una forma de expresión más cultural, mientras que el patógrafo surge del estado emocional del momento.
A través de los patógrafos se puede expresar la ansiedad o tensión del momento, triunfo y alegría, malestar, felicidad, dolor, etc.
4. Gestos reguladores de la interacción
Se trata de movimientos que produce tanto el emisor como el receptor en una interacción comunicativa, y que tienen el objetivo de regular las intervenciones en la interacción. Se trata de signos para ir tomando el relevo en la conversación. Tienen, además, un papel esencial durante el inicio o el final de la misma (por ejemplo darse la mano en el saludo o la despedida).
Se pueden emplear para acelerar o frenar al interlocutor (por ejemplo haciendo círculos con el dedo índice y la muñeca para acelerarlo, o con la palma de la mano abierta dar toques en el aire para frenarlo). También pueden indicar al interlocutor que puede seguir hablando, o darle a entender que le cedemos el turno de palabra.
En psicoterapia, los gestos reguladores cumplen una función esencial en relación a la escucha activa del paciente. Dicha escucha implica la habilidad de escuchar no sólo lo que la persona está expresando directamente, sino también los sentimientos, ideas o pensamientos que subyacen a lo que se está diciendo.
Los gestos reguladores más frecuentes son las indicaciones de cabeza (como asentimientos) y la mirada fija. Las inclinaciones rápidas de cabeza implican el mensaje de apresurarse y acabar de hablar, mientras que las lentas piden al interlocutor que continúe e indican al oyente que le parece interesante y le gusta lo que se está diciendo.
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5. Gestos de adaptación o adaptadores
Finalmente, los últimos tipos de gestos que vamos a definir son los adaptadores, gestos que se utilizan para gestionar o manejar emociones que no queremos expresar.
Los adaptadores se emplean cuando nuestro estado de ánimo es incompatible con la situación de interacción concreta que se está produciendo, de forma que no queremos expresar nuestras emociones directamente, ni con la intensidad que realmente sentimos.
Estas situaciones pueden producir incomodidad en la interacción y/o en el propio emisor, por lo tanto éste intenta controlar dicha incomodidad, y lo hace empleando el gesto como una forma de adaptarse a la situación.
Por ejemplo, un adaptador sería pasarse los dedos por el cuello de la camisa al sentirnos ahogados por la tensión de la situación, o tocarnos el pelo cuando estamos nerviosos.
Se trata pues de gestos empleados como una “vía de escape” a lo que se está diciendo o produciendo en la interacción y/o en nuestro estado afectivo y emocional.