Linda Alvarez

Me llamo Linda Álvarez. Mi motivación por comprenderme en profundidad y mi curiosidad por el proceso de transformación psicológica fueron las bases que me llevaron a este camino. La escucha y la observación han sido fundamentales en mi proceso de autoconocimiento: despejar la mirada, afinar el oído interno y volver a la experiencia sentida. Conocerme ha significado volverme más transparente ante lo que busca expresarse a través de mí. Este despertar ha implicado disolver muchas ideas, palabras y juicios que, lejos de explicarme, funcionaban como muros que me separaban de mi naturaleza viva y de la posibilidad de encontrarme genuinamente con otros. A medida que esos muros se disuelven, ha emergido una libertad nueva: la de abrirme a palabras frescas, símbolos que no aprisionan, sino que iluminan. Hoy, acompañar a otros en su propio proceso de descubrimiento es también una forma de continuar el mío. La terapia, para mí, no es un rol que se desempeña, sino un encuentro humano donde es posible explorar con honestidad quiénes somos.

Me formé como psicóloga en la Universidad Central de Venezuela y cursé un máster en Psicoterapia Humanista en Madrid, con especialización en el Enfoque Centrado en la Persona y la Psicoterapia Gestalt. Además, me he formado en psicoterapias corporales, bioenergética y Focusing, tanto en Venezuela como en España. Mi recorrido combina estudios formales con aprendizajes vivenciales, impulsados por una participación activa en mi propio proceso de autoconocimiento. He trabajado en terapia individual y en la facilitación de procesos grupales en espacios académicos y organizaciones sin fines de lucro, acompañando a personas en situación de vulnerabilidad (inmigrantes, personas sin hogar, comunidad LGBTQ+, víctimas de violencia) en Caracas, Madrid y San Francisco. Mi vocación es escuchar y observar incondicionalmente, con una presencia honesta y abierta a lo que cada ser humano es y puede llegar a ser.

Lo que considero verdaderamente especial en mi forma de acompañar es la relación particular que iremos construyendo juntos: una relación real y honesta, en la que prevalecen la aceptación incondicional y la empatía. No como técnicas aplicadas desde fuera, ni como herramientas para dirigir al otro hacia una meta específica, sino como valores centrales, profundamente sentidos, que emergen de un proceso genuino de presencia, descubrimiento y constatación. Desde esta base relacional y humanizadora, el proceso terapéutico no busca corregir, dirigir o moldear, sino favorecer una mayor conciencia de uno mismo. En esa conciencia, la persona va encontrando su propia dirección y desplegando, de forma natural, su capacidad de autorrealización. *Nota: actualmente los servicios que ofrezco son exclusivamente en la modalidad online.