Adalberto González Martín

Mi pasión por la psicología sanitaria parte de mi experiencia previa como investigador en la Universidad de La Laguna. Tras más de 7 años investigando e interviniendo como parte del equipo GTISD, con especial enfoque en las altas capacidades, ahora curso el programa de doctorado en psicología, donde intento integrar la práctica sanitaria con la labor investigadora. Encontrar respuestas en la ciencia y tener la oportunidad de operativizarlas en consulta ha sido la motivación detrás de mi proyecto de tesis, el cual ahora se centra en la adicción a las redes sociales y cómo variables como la alta inteligencia, que suelen pasar desapercibidas, pueden mediar en la explicación del impacto que el uso de las redes tiene en las personas. Mi interés por las adicciones surge cuando inicio mi colaboración como terapeuta en San Miguel Adicciones, institución en la que ya acumulo varios años de experiencia. Allí ayudo a las personas, no sólo a lograr la deshabituación, sino a desarrollar habilidades personales de autoconocimiento y gestión emocional que les aseguren un bienestar psicológico consistente y duradero. Considero que la base de una mente sana, parte de conocerse y saber cómo cuidarse.

Además de mi experiencia en el trabajo con personas de altas capacidades, estoy especializado en procesos de duelo. También he trabajado durante varios años con personas con problemas de adicción, tanto a sustancias como conductuales (videojuegos, uso de redes, apuestas…). Mi labor como investigador universitario me ha permitido tener una visión global de la psicología como ciencia más allá de la práctica clínica. Considero que saber cómo acceder al conocimiento científico de vanguardia, y tener pericia para discriminar sus conclusiones, es una gran ventaja a la hora de enfrentar la práctica terapéutica.

La psicología es una ciencia que está innegablemente entrelazada con el autoconocimiento y la consciencia personal. Conocer los sesgos de la mente, sus características, pero además sentirlas desde la propia mente que las explora, amplía las capacidades de entender y empatizar con las personas. La relación terapéutica es un proceso en el que tanto el paciente como el terapeuta se implican personalmente, y negar esto es dejar de prestarle la debida atención a su impacto en el juicio profesional. Bajo mi experiencia, afrontar la labor terapéutica con responsabilidad y humildad, predice una buena experiencia durante un proceso tan íntimo para quien busca ayuda psicológica. Intento ofrecer un espacio donde quien me pide ayuda, se sienta escuchado y no juzgado, seguro y comprendido.