Beatriz Dorado Bermúdez De Castro

Soy Beatriz Dorado, Psicóloga General Sanitaria y Psicoterapeuta. A lo largo de mi carrera profesional me he formado en diferentes instituciones y enfoques de intervención con la finalidad de alcanzar una mayor profundidad y conocimiento de la mente humana.

Soy Máster en Psicología General Sanitaria por la Universidad Pontificia de Comillas, Máster en Terapia Familiar Sistémica por la misma Universidad, Especialista en Terapia con Niños desde un enfoque Humanista Integrativo por el Instituto Galene. Además, y como fruto de una formación continuada, he realizado diferentes formaciones como “Interpretación psicológica del dibujo infantil y adolescente”, “Evaluación de la inteligencia en niños”, “Apego: Psicoeducación, identificación e intervención”, “Formación en terapia Psicodinámica”, “De las drogodependencias a las adicciones online”, entre otros. He trabajado como Psicóloga en diferentes centros de índole privada acompañando a niños, adolescentes, adultos y familias. También he intervenido en terapia grupal infanto-juvenil y he desarrollado e impartido talleres de Inteligencia Emocional para alumnos en centros educativos de la CAM y en otras instituciones privadas para padres e hijos.

Entiendo la psicoterapia como un proceso de acompañamiento a personas, tanto niños como adultos, que atraviesan un momento de dificultad emocional y/o vital. Por ello, doy especial importancia a la creación de un vínculo seguro basado en el respeto, la aceptación incondicional de cada paciente y la confianza. A través del vínculo, de la protección que ofrece la relación terapéutica y del trabajo del paciente vamos trabajando de la mano para sanar diferentes heridas, miedos y conflictos. Al mismo tiempo que identificando y expresando diversas emociones y patrones de funcionamiento que permiten a cada persona conocerse con mayor profundidad, ganar calma y autoconciencia y potenciar sus propios recursos para relacionarse de manera más sana consigo mismo y con el mundo que le rodea. Creo firmemente en el poder reparador de la terapia y en la capacidad de cada individuo de desarrollar los recursos y la resiliencia necesaria para afrontar las tribulaciones de la vida y salir reforzados de ellas.