Andrea Córdova

Soy Andrea, psicóloga clínica, estoy aquí para acompañarte en tu proceso personal desde un enfoque colaborativo, de diálogo y reflexión, para que puedas escucharte mejor, sanar heridas emocionales y construir una vida con más equilibrio y bienestar. Sé que buscar ayuda psicológica no siempre es fácil. Por eso, en cada sesión creamos un espacio seguro, humano y libre de juicios, donde puedes hablar de lo que te preocupa, a tu propio ritmo, eres tú la/el expertx en tu vida. Te acompaño de manera personalizada, en la co- construcción de las herramientas y estrategias para las situaciones que te preocupan, honrando tu historia, tus necesidades y tus objetivos. Mi enfoque combina escucha activa, reflexión, ampliación de voces y opciones y técnicas basadas en la evidencia para lograr cambios reales y sostenibles.

Soy psicóloga clínica graduada de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador, con formación base en la corriente psicoanalítica. Con el tiempo descubrí que quería acompañar a las personas en momentos difíciles de la vida, así que me especialicé en intervención en crisis y emergencias y me formé en herramientas que ayudan a sanar de manera profunda, como EMDR y psicodrama. También tengo un diplomado en clown terapéutico, porque creo que el humor, lo humano, la creatividad y la conexión con nuestra parte más auténtica también pueden ser parte del proceso de sanación; he acompañado a familias desde las prácticas colaborativo-dialógicas, cumpliendo las posibilidades como voces y recursos propios de cada miembro de la familia. Trabajo contigo para manejar ansiedad, estrés, duelos, traumas, adicciones, crisis emocionales o etapas de cambio, y también si lo que buscas es crecer, conocerte mejor y fortalecer tu autoestima con un enfoque humano y respetuoso: desde el análisis profundo de tu historia y técnicas prácticas y creativas para escucharte y acompañarte en cada paso de tu proceso.

Más allá de mi formación, creo que lo que realmente hace la diferencia en terapia es acompañar a las personas: estar presentes en la relación terapéutica con una real empatía, interesarse por los sentimientos, pensamientos y esforzarse por entender y honrar cada historia sin juzgar; escuchar activamente, prestar atención a lo que dicen (y a lo que no dicen) para acompañar con respeto y cuidado; facilitar un espacio humano y cercano, construir juntxs un espacio cálido donde puedan ser ellxs mismoxs y hablar de lo que realmente les pasa; integrar creatividad terapéutica, usar el humor, el movimiento y la expresión para hacer la terapia más viva y significativa; respetar el ritmo de cada persona y celebrar cada avance, por pequeño que parezca, porque todos los pasos cuentan; combinar profundidad y claridad, unir un enfoque profundo de comprensión personal con herramientas prácticas que puedan aplicar en su día a día, la posibilidad de reconocerse como los/as expertos/as en sus vidas.