Los trastornos de la alimentación son patologías graves de la salud mental relacionadas con conductas peligrosas ante la comida, comprometiendo enormemente la integridad tanto emocional como física. Pero, ¿existen diferencias entre sexos en la evolución de estas enfermedades? Precisamente de ello vamos a conversar hoy con nuestra invitada Zaira León.
Charlando con Zaira León
Zaira León es psicóloga general sanitaria y hoy visita Psicología y Mente para charlar acerca de las diferencias entre hombres y mujeres en los trastornos de la conducta alimentaria, respondiendo a las preguntas que más se han repetido.
¿Existen diferencias significativas en la prevalencia de los trastornos de la conducta alimentaria entre hombres y mujeres?
El 90% de los trastornos relacionados con la ingesta los sufren las mujeres frente al 10% en hombres, aunque la falta de detección temprana en estos últimos puede conllevar a que el pronóstico sea más desfavorable. La diferencia es aplastante. Los más frecuentes son anorexia nerviosa, bulimia, trastorno por atracón y los que no podemos encuadrar en ninguna categoría especifica porque hay matices en la forma en que se presentan en cada persona.
El trastorno por atracón es el más igualado en proporción entre mujeres y hombres. La bulimia es más frecuente en hombres que la anorexia nerviosa, pero, a pesar de ello, la incidencia siempre es mayor en mujeres.
En la infancia el más habitual es el trastorno de pica, que consiste en comer objetos como tizas, tierra… Sin duda es un problema que genera muchísimo sufrimiento, tanto a la persona que lo sufre, como a su entorno más cercano. A título personal, te diría que sin importar el sexo de la persona, al final estos trastornos te impiden vivir de forma libre y fluida.
¿Cómo repercuten los cánones de belleza en la aparición de problemas como la anorexia?
El concepto de belleza nace tradicionalmente en la Grecia y Roma clásicas con la búsqueda de la perfección en el equilibrio de las representaciones artísticas. Aunque estos ideales han ido cambiando, ya desde la Edad Media se relacionaba la belleza con la pureza; hecho muy alejado de la actualidad, aunque muy relacionado también con la presión social imperante sobre la mujer. Cada año aparecen nuevos cosméticos y procedimientos de cirugía estética, prueba de que la belleza importa. Lo problemático es que sea por encima de la salud mental y la identidad de las personas.
Popularizar tipos de cuerpo como tendencias de moda es algo habitual desde los medios, es una pena que veamos nuestro propio ser de una forma tan superficial como un accesorio de moda del momento. En una creciente preocupación por el peso y la forma del cuerpo; hay quienes ni siquiera identifican la delgadez como algo bello, si no como factor de éxito. Se ensalza la delgadez en la mujer, y la fortaleza o desarrollo de la musculatura en los hombres.
Yo defiendo la mejora de la salud y la composición corporal, de hecho, me gusta. Eso sí, me gusta cuando suma a tu vida, te da energía y te sientes mejor a todos los niveles. Desde el amor y el cuidado hacia uno mismo. Pero cuando la forma en la que una persona se acerca a ese objetivo es perjudicial y supone un riesgo para su salud, creo que el precio es demasiado caro.
Los cánones de belleza afectan sin duda, pero no podemos atribuirles todo. Rasgos como el neuroticismo, perfiles de personalidad obsesivos, escasa tolerancia a la frustración, deficientes habilidades sociales, rigidez cognitiva, dificultades emocionales…hay multitud de factores presentes en el desarrollo de este tipo de problemáticas. Hemos de atender y mirar todas las causas.
¿Cómo influye la presión social en el desarrollo de estos trastornos en ambos sexos?
Hay muchas creencias falsas y mitos a nivel social que es lo primero que tendríamos que desmentir. La población debería de tener clara una serie de ideas ya que hay bulos que hacen mucho daño. Me encantaría que quedase claro que los TCA no se tienen por capricho o vanidad, que los hombres no están exentos de sufrir esta entidad, que una persona con TCA no tiene porqué estar delgada, que el hecho de que una persona que padece anorexia recupere el peso no es indicativo de que esté recuperada; y sobretodo, que un TCA no es para siempre, la persona se puede recuperar.
Ahora bien; presionar, amenazar, juzgar… crear un clima tenso en casa, comentar la imagen continuamente…todo ello es violento. Dinámicas de interacción que solo aportan un estrés innecesario a quien está pasando por un mal momento en su afrontamiento alimentario.
Habría que concienciar a quienes no pueden evitar juzgar la imagen de otros. Hay personas que pierden peso por una enfermedad y que no tienen porqué explicar, hay quienes ganan peso por estar pasando por un momento difícil que les resta tiempo y fuerzas, que no pueden dedicarse a sí mismos.
Aunque veas como socialmente deseable halagar a alguien por su delgadez o interesarte por qué método está siguiendo, esa persona puede haber sido diagnosticada con una enfermedad grave que no tienes porqué recordarle . Puede que esté pasando por un cuadro ansioso depresivo grave y esto solo agrave su estado. Podríamos comentar algo sobre nosotros mismos e interesarnos por su estado anímico de forma amigable para no incurrir en el morbo y la tensión de comentarios banales que no nos enriquecen.
¿Qué factores contribuyen a que la anorexia sea más común en mujeres que en hombres?
Mensajes destinados a ellas a través de todos los medios. Se anuncian cremas antiarrugas, productos para “corregir ” ojeras, no sé qué anticelulítico, imágenes que asocian adelgazar a triunfar. Comentarios por parte del círculo cercano del tipo “Ya estás comiendo otra vez, como te vas a poner”, “tienes que ser femenina”, “pareces un chico”, “te estás poniendo demasiado gordita”… Aunque se haga con buena intención pensando en que sean aceptadas porque sabemos que hay discriminación, poner el foco en proteger del rechazo en lugar de aprender a cuidarse no sé hasta que punto es un buen mecanismo de protección.
Parece que las mujeres sufren mayor desprecio social por su imagen, pero también mucho más refuerzo social. Esto lleva a que si ha tenido experiencias pasadas de rechazo, la mujer no quiera volver a esa imagen social asociada a malos recuerdos. O que tras una enfermedad en la que se pierde mucho peso, las alabanzas recibidas hagan que sienta aversión a perder esa imagen.
La seguridad y sensación de control que ofrece una imagen socialmente aplaudida en una persona con gran internalización de los criterios de belleza, puede llevar a que algunas mujeres queden encadenadas a constantes y persistentes conductas de control de peso. Tanto, que su vida acabe girando en torno a ello.
¿Existen diferencias en el enfoque y tratamiento de los trastornos de la conducta alimentaria en función del género?
En función de la persona, tanto el enfoque como la intervención deberían ser cuidadosamente individualizados. Podríamos decir que es la intervención la que ha de ser adaptada a la persona y no al revés.
Una atención personalizada, más allá del género es lo que yo defiendo. Poner la atención en la persona y su contexto específico atendiendo a todas las áreas de un ser humano íntegro ha de ir por delante de que sea hombre o mujer. Para mí, no puede haber dos tratamientos exactamente iguales ya que no hay dos personas iguales.
¿Se manifiestan de manera diferente los síntomas de los trastornos alimentarios en hombres y mujeres?
Efectivamente, pese a que gran parte del curso del trastorno es compartido entre hombres y mujeres, suelen haber diferencias. Ambos presentan exigencias rígidas y fuertes sentimientos de insatisfacción y culpa, incapacidad de concentrarse en otras fuentes de disfrute, irritabilidad…pero veamos las diferencias: Los hombres suelen fijarse más en las proporciones mientras que las mujeres tienden a priorizar mas la delgadez.
Los hombres tienden a purgarse mediante el ejercicio físico, despuntan más tarde (16-19 años), presentan mayores tasas de comorbilidad con otros trastornos como depresión, pueden llegar a consumir esteroides anabolizantes, presentan rigidez en el horario de las comidas, angustia persistente si no siguen sus rutinas rígidas,…
Las mujeres suelen hacer uso de laxantes o el vómito como estrategias compensatorias, tienden a aislarse, se comparan constantemente con otros cuerpos, viven con rumias y pensamientos obsesivos constantes sobre la forma física y la figura, a veces fuerte sensación de pérdida de control, conductas de pesaje persistentes, restricciones alimentarias asociadas a sentimientos de seguridad, bienestar y control…
Las manifestaciones físicas también son similares, pero en los chicos, si bajan de peso, el desequilibrio hormonal se manifiesta de forma diferente. En las chicas bajarán las hormonas femeninas (estrógenos), predominando el efecto de las masculinas (andrógenos): aparece pelo en zonas típicas masculinas, acné, y se retira la menstruación.
Mientras que en los chicos bajan los andrógenos, y por eso el pelo genital y corporal se reduce, acercándose al patrón femenino, y al mismo tiempo se reduce el deseo sexual. La ganancia de peso, por su parte, da problemas a medio y largo plazo, pero no menos importantes; entre ellos están la obesidad, la sobrecarga articular, la diabetes y los problemas cardiovasculares. Los atracones y vómitos de por si propician además el reflujo gástrico, la mala digestión y desarreglos de evacuación, tanto diarrea como estreñimiento.
En fin, esto es verdaderamente desagradable, como veis son entidades complejas que conllevan un alto grado de malestar. Por ello, no rendirse y hacer un trabajo profundo de transformación que me traiga bienestares un buen objetivo por el que trabajar.
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