En psicoterapia es imprescindible conocer técnicas terapéuticas concretas para llevar a los pacientes hacia la mejoría o hacia la recuperación, pero también es necesario dominar otro tipo de competencias: aquellas que permiten establecer un correcto vínculo entre el psicólogo y el paciente que va a consulta a expresar sus preocupaciones y miedos.
De hecho, esta clase de habilidades difícilmente pueden ser aprendidas si no se ha trabajado como psicólogo, y esta clase de "entrenamiento" solo se produce una vez se ha superado la carrera universitaria de Psicología. Por eso, para saber más acerca de estas aptitudes basadas en la relación terapéutica, hablamos con los miembros del centro de psicología Terapéutica en Alza.
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Entrevista a Terapéutica en Alza: la importancia del vínculo terapéutico
En esta ocasión hablamos con Juan Fernández-Rodríguez Labordeta y Adrián Pino Bonacho, psicólogos que forman el equipo de Terapéutica en Alza, centro de psicología ubicado en Zaragoza. A lo largo de esta entrevista nos hablan, desde su perspectiva como profesionales, acerca de la relación terapeuta-paciente.
Cuando se piensa en el significado de ir a psicoterapia, mucha gente piensa que se va al psicólogo o a desahogarse o a recibir información sobre qué hacer. Es decir, procesos en una sola dirección. Pero el vínculo terapéutico es fundamental, ¿no?
En el momento en el que cualquier persona viene a contar su problema, necesita ser y sentirse comprendida. En general quienes vienen a pedirnos ayuda son conscientes de que se sientan frente a un especialista, pero en el fondo piden conectar, que les escuchen, que es a lo que nos dedicamos desde el primer momento. Si no conectamos difícilmente podemos ser referentes terapéuticos y menos el paciente no va a seguir nuestras indicaciones.
¿Qué técnicas utiliza un psicólogo para hacer que los pacientes se sientan cómodos y puedan hablar sobre lo que de verdad les preocupa o les duele emocionalmente?
Esta parte de la terapia no consiste en técnicas concretas. La vinculación requiere sentir de un modo más humano. Por ello, es muy importante como nos posicionamos en las primeras sesiones, es decir, tener una actitud receptiva, escuchar, preguntar y seguir escuchando.
Lo que más notamos que les ayuda a expresarse a los pacientes es que no son juzgados por lo que les ocurre, sino que se les trata y se les cuida. Antes de acabar la primera sesión, nuestros pacientes han comprendido que tenemos un conocimiento profesional y experimentado sobre lo que le está pasando, y cuando sienten que están con el psicólogo adecuado, el vínculo se refuerza.
¿Y hay alguna técnica o conjunto de técnicas de este tipo que defina el modo de trabajar de los miembros de vuestro equipo?
Todo nuestro equipo terapéutico ha realizado los estudios de psicología por la UNED; estamos colegiados, nos formamos en Psicoterapia de Tiempo Limitado tanto en Madrid como en el País Vasco con su respectivo Máster y hemos realizado cursos de EMDR también en Madrid.
Conocemos y utilizamos técnicas cognitivo-conductuales, hipnóticas, de terapia estratégica y sistémica, de reprocesamiento, PNL y técnicas asociativas con un carácter más creativo que, según el estado y las necesidades del paciente, las aplicamos para mejorar su bienestar.
¿Y de qué manera puede un profesional de la psicoterapia adaptarse al estado emocional del paciente a lo largo de la sesión?
En primer lugar, reconocemos que las experiencias dolorosas que nos cuentan en la sesión también nos hacen sentir. No somos ajenos a ello y nos lo tomamos en serio. Aceptar nuestros sentimientos y sobreponernos al dolor emocional confirma al paciente que está en buenas manos.
En segundo lugar, además de reconocer nuestra emoción, aprendemos a regularla. Esto quiere decir que ante el sentimiento desagradable, disminuimos su intensidad y lo gestionamos, e incluso cuando sabemos que terapéuticamente es adecuado, también lo compartimos para fomentar la reflexión.
¿Existe algún caso en el que alguien que asistió a vuestra consulta en busca de ayuda profesional haya dicho por primera vez en voz alta un problema que tenía?
Una de las últimas personas que nos ha llamado esta misma semana a Terapéutica en Alza reconoció que era la primera vez que confesaba a alguien un problema que ocultaba a todo el mundo y no sabía por dónde empezar. Esta persona se sintió muy aliviada cuando se le dijo que tenía unos síntomas de TOC, en este caso, y que este comportamiento era habitual. Esto hizo además que le diera sentido a lo que le ocurría.
Nos encontramos con frecuencia personas que van por primera vez al psicólogo y por desgracia les cuesta pedir ayuda, pero somos conscientes de lo difícil que puede resultar abrirse ante un desconocido y tenemos experiencia en hacer la situación más agradable y sencilla.
¿Cómo se puede, como profesionales, conectar empáticamente con los pacientes, tanto en lo triste como en lo alegre, y no salirse del rol de psicólogo que está ofreciendo un tratamiento eficaz?
La profesionalidad no está reñida con la cercanía, sobre todo tratando con personas. Al contrario, suman y hace más eficaz el tratamiento que si únicamente adoptamos una postura seria y distante.
Todas las personas tenemos neuronas espejo, que como bien dice su nombre, actúan como espejos que reflejan el estado emocional del paciente. Estas neuronas nos ayudan a entender a un nivel más emotivo que le ocurre al paciente, y a la vez, al paciente le ayuda a experimentar una posibilidad de cambio, porque sus neuronas espejo también trabajan cuando nosotros gestionamos nuestras emociones.
En retrospectiva… ¿Hay algún caso concreto en el que hayáis asistido profesionalmente a un paciente y que represente especialmente bien la filosofía con la que trabajáis? ¿Cómo fue?
En general trabajamos bien con todos nuestros pacientes, quien necesite ayuda y la solicite representa nuestra filosofía de trabajo.
Por poner un caso, de ansiedad concretamente, una mujer acudió a la consulta en plena crisis por su situación sentimental que se encontraba en verdaderos apuros. A pesar de su estado emocional frágil y alterado, pudimos estabilizarla en este primer encuentro para, posteriormente y de un modo más receptivo, hablar de lo que estaba ocurriendo y qué podía hacer para mejorar su situación.
El ritmo del tratamiento, la velocidad de curación lo llevaba ella, y fue un recorrido lento, pero la relación de confianza y seguridad funcionó como garantía de éxito para la terapia. Ella se sentía comprendida y sabía que no tenía por qué realizar cambios repentinos para mejorar la situación, y esto le quitaba tensión. Poco a poco ella recondujo su problema y llegó a términos muy satisfactorios, siendo actualmente muy feliz por cómo se está desarrollando su vida. Evidentemente, los datos específicos del caso son confidenciales.
En Terapéutica en Alza, los problemas de ansiedad se trabajan así. Tratamos el vínculo, el estado emocional alterado, la historia vivida y los síntomas concretos. Tan solo considerando toda la historia del paciente anticipamos y evitamos posibles recaídas.