Cuando hablamos sobre terapias psicológicas, muchas veces tendemos a pensar en las técnicas que se implementan, los instrumentos de evaluación de actitudes y capacidades o el enfoque que se utiliza en esa consulta en particular.
Desde luego, estos son factores muy importantes a la hora de delimitar el tipo de terapia a la que se está asistiendo y cuáles son los objetivos de acudir a ellas, pero para captar totalmente la esencia de las sesiones de psicoterapia modernas necesitamos, además, tener en cuenta otra cuestión clave. Se trata de la calidad de la alianza terapéutica establecida entre el paciente y el profesional.
Esto es un concepto que también puede ser conocido como rapport, y que es utilizado en ámbitos como la Psicología Clínica, la PNL e incluso el trato a pacientes dispensado por el personal de enfermería.
Entendiendo el significado de la palabra "rapport"
El rapport terapéutico es el entendimiento compartido y empático de las diferentes perspectivas desde las que uno mismo y la otra persona abordan un problema que debe ser solucionado por ambos. Es un marco de relaciones en la que se establece un entendimiento mutuo entre varios agentes con el objetivo de abordar una problemática de manera colaborativa.
Resumiendo, el rapport terapéutico es la sintonía psicológica entre el terapeuta y paciente que permite la colaboración necesaria entre ambos. Sus dos pilares fundamentales son la mutua confianza y la comunicación fluida (que no simétrica, pues lo ideal es que el paciente se exprese mucho más que el terapeuta).
Comunicando... más allá de la consulta
Originariamente, la palabra rapport hacía referencia a la dinámica de relaciones que debe regir la interacción entre un sanitario o terapeuta y sus pacientes. De este modo, hay programas de formación para profesionales de la salud mental y médicos que se centran en la enseñanza de técnicas para generar rapport, ya que se entiende que es un aspecto fundamental de la eficacia de la intervención sobre pacientes. Sin embargo, hoy también puede aplicarse esta palabra a prácticamente cualquier contexto en el que exista una tarea que puede ser llevada a cabo por dos personas que necesitan llegar a un buen grado de compenetración para conseguirlo.
Además, el rapport se puede entender tanto como una dinámica de relaciones (es decir, algo situado en un tiempo y un espacio concreto) o como una técnica que aplica un terapeuta (es decir, un instrumento que forma parte del repertorio de habilidades del profesional). Sin embargo, estos matices no hacen variar la naturaleza de lo que debe ser un buen rapport.
Componentes del rapport
Allí donde haya un buen rapport existen también los tres pilares en los que se asienta: la coordinación (o mirroring), la reciprocidad y la búsqueda de lugares comunes.
1. Coordinación
La coordinación o mirroring consiste en adaptarse al ritmo de la otra persona tanto gestualmente (captando el todo general de su lenguaje no verbal y replicándolo de modo parecido), oralmente (adaptar el tono de voz y el ritmo del habla al de la otra persona) y, sobre todo, emocionalmente (reflejando uno mismo el estado emocional de la otra persona para empatizar y a la vez hacer manifiesta esa empatía).
2. Reciprocidad
Mostrar reciprocidad consiste en encontrar maneras de corresponder las aportaciones de la otra persona, sean estas acciones u oraciones. Clásicamente, en la consulta psicológica la reciprocidad se plasma a través de la escucha activa, en la que el psicólogo, a pesar de permanecer más callado que el paciente, da constantemente señales de escuchar a la otra persona y de reaccionar ante lo que dice.
Este componente del rapport varía según la naturaleza del trabajo colaborativo que deben llegar a cabo las personas.
3. Lugares comunes
Este factor hace referencia a la necesidad de centrar el foco de los mensajes y las acciones hacia temas que sean de interés para todas las personas implicadas. Esto es algo que muchas veces hacemos sin darnos cuenta, al tantear los gustos y aficiones de una persona que acabamos de conocer y terminar hablando sobre algo sobre lo que nos resulta fácil dialogar.
También esto se hace en terapia, aunque, por supuesto, siempre con el objetivo de las sesiones en mente y sin desviarse demasiado de ciertas directrices y temas a tratar.
El resultado de estos tres factores es el establecimiento de empatía, confianza y comunicación clara.
Pautas para crear rapport
Algunas de las claves por las que los psicólogos y terapeutas se guían para establecer un buen rapport terapéutico son:
1. Ser conscientes de la importancia de la primera impresión
La mayoría de los profesionales cuyo desempeño depende en gran parte de su capacidad para generar un buen rapport ponen especial celo a la hora de presentarse al paciente del modo adecuado. De este modo, desde el principio se crea un marco de relaciones basado más en la confianza que en la falta de ella y, por otro lado, el hecho de que el terapeuta se presente adecuadamente puede hacer ver al paciente que él mismo tiene un protagonismo que no se esperaba.
Un simple apretón de manos, por ejemplo, es suficiente para hacer que los pacientes se vuelvan significativamente más receptivos a las atenciones del psicólogo y el personal sanitario en general.
2. Hacer que el lenguaje no verbal y el verbal casen entre sí
Generar rapport es en gran parte reducir al mínimo las posibles distorsiones en la interpretación de las expresiones del otro. Por eso, es importante expresarse de manera limpia, sin contradicciones entre lo que se dice y lo que se hace. Por ejemplo, invitar a un paciente a que explique su problema y a la vez mantener los brazos cruzados es algo que daña la calidad de la relación terapéutica, ya que se emite un mensaje inconsistente.
Para profundizar en este aspecto tan importante, puedes echar un vistazo a este artículo:
3. Formular enuciados sin ambigüedades
Esta es una de las pautas a seguir que exigen de una buena preparación de expresión verbal. Consiste en utilizar un lenguaje accesible y claro, sin espacios que puedan dar pie a dobles sentidos ni frases inacabadas. De este modo la otra persona no tendrá que esforzarse por desentrañar el significado de lo que se dice, algo que ya de por sí podría generar rechazo.
4. Poner a prueba la calidad del rapport
Aunque no se note, los terapeutas lanzan pequeños "globos sonda" al paciente para poner a prueba la solidez de la relación terapéutica. Por ejemplo, pueden romper el mirroring adoptando una postura muy distinta a la de la otra persona o modificando el ritmo del habla para ver si esta iniciativa es imitada. Si el paciente se adapta a estos cambios, es que el rapport se está estableciendo exitosamente.
5. Hacer autocrítica frecuentemente
Los psicólogos emplean mucho tiempo en autoevaluarse para descubrir qué dinámicas funcionan y cuáles no lo hacen a la hora de establecer una relación terapéutica con el paciente. Por eso, la calidad del rapport va mejorando a medida que se pulen las imperfecciones de esta alianza entre psicólogo y paciente, algo que ocurre gracias al estudio de uno mismo.
Para resumir
En la consulta, el rapport es la relación terapéutica que se mueve en el equilibrio entre la diferencia de los roles paciente - profesional y la meta común de colaborar para solucionar un problema. Por lo tanto, el rapport no es exactamente una capacidad del terapeuta ni una herramienta que se implementa de manera unilateral, sino algo que se genéra en la dinámica de interacciones con el paciente.
Es algo que debe ser alimentado por ambas partes, pero para lo cual el psicólogo está especialmente preparado. Gracias a una mezcla de empatía y coherencia en lo que se expresa, un terapeuta puede disponer un marco de relación en el que el rapport surja de manera prácticamente espontánea.
Dependiendo de los roles que tengan que adoptar las personas y de las metas a conseguir, la buena sintonía entre los agentes puede dar pie a varios tipos de rapport que se adapten a cada situación, aunque sus fundamentos siempre son los mismos.
Referencias bibliográficas:
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