Los animales también toman malas decisiones si eligen entre muchas opciones

Un estudio ha demostrado que los animales, como nosotros, se bloquean ante demasiadas alternativas.

Los animales también toman malas decisiones si eligen entre muchas opciones

¿Te ha pasado alguna vez que, cuando tienes muchas opciones para elegir, te bloqueas y te resulta mucho más difícil escoger? No debes preocuparte si es así; la ciencia avala esta dificultad. Y es que, según un estudio realizado en 2022 por el Instituto Técnico de California Caltech, nuestra capacidad de elección se altera cuando existe una sobrecarga de alternativas.

No sólo eso; al parecer, y de acuerdo con una investigación aún más reciente de la Universidad de Tennessee, también los animales toman peores decisiones si eligen entre muchas opciones.

¿Por qué tomamos peores decisiones cuando se nos presentan muchas opciones?

Este curioso fenómeno recibe el nombre de “paradoja de la elección” (en inglés, the paradox of choice). El ya citado estudio del Instituto Técnico de California Caltech registró una mayor actividad neuronal en los voluntarios a quienes se les exponía a una elección entre 12 elementos, mientras que esta actividad disminuía cuando las opciones eran menores o mayores a esta cantidad.

Las conclusiones de la investigación sugirieron que nuestra mente se siente cómoda cuando tiene que elegir entre unas 8 y 15 opciones, pero que, cuando estas alternativas menguan o aumentan, se produce un bloqueo cognitivo que dificulta la toma de decisiones.

Barry Schwartz, psicólogo experto en la paradoja de la elección, es firme en este sentido: la libertad de elección (tan nombrada en el mundo actual) es, en realidad, una trampa; cuantas mayores son las opciones que tenemos, más alta es nuestra frustración.

En otras palabras: la indecisión ante demasiadas alternativas nos causa un elevado malestar y nos bloquea hasta el punto de no ser capaces de reaccionar adecuadamente. A este fenómeno se lo conoce como “sobrecarga de elección” o choice overload.

El estudio aclaró qué partes del cerebro mostraban mayor actividad a la hora de elegir entre varias opciones. Por un lado, el cuerpo estriado, la zona cerebral que determina el valor que tienen las cosas; por otro, la corteza cingulada anterior, que está vinculada, entre otras muchas, a la función de toma de decisiones. Todos estos procesos se ven significativamente alterados cuando nos enfrentamos a muchas opciones.

Los animales también dudan

El fenómeno de la paradoja de la elección no solo está presente en los seres humanos. La segunda investigación que hemos citado, llevada a cabo por la Universidad de Tennessee y liderada, entre otros profesionales, por Jessie C. Tanner y Claire T. Hemingway, demostró que los animales también tienen dificultades a la hora de elegir entre muchas opciones.

Igual que nosotros, los animales se ven obligados a escoger diariamente entre ciertas opciones para sobrevivir, ya sea qué alimento ingerir o si huir o atacar ante una amenaza. A pesar de que nos pueden resultar elecciones muy básicas, son esenciales para su supervivencia, y del resultado depende vivir o morir.

La investigación concluye que, ante muchas opciones, los animales sufren también una sobrecarga cognitiva que les impide tomar decisiones óptimas. Y no solamente en animales dotados de un sistema nervioso complejo, sino también en especies neurológicamente más sencillas, como los insectos.

El estudio demostró, por ejemplo, que las hormigas de la especie Temnothorax rugatulus, muy habituales en Norte América, son capaces de elegir adecuadamente entre dos opciones para nidificar, pero se equivocan en su elección si cuentan con ocho alternativas. Por otro lado, las hembras de mosquito no escogen bien cuando deben elegir entre más de dos piscinas para depositar sus huevos. Todo apunta, pues, a que los rudimentos del sistema de elección se basan en, simplemente, dos opciones.

¿Cuáles son las consecuencias de la “sobrecarga de elección”?

Esta sobrecarga de elección no tiene solo consecuencias a nivel individual, sino también en la especie, ya que incide en la supervivencia. Por ejemplo, si un animal sufre un bloqueo de este tipo a la hora de elegir pareja, puede que la reproducción se vea afectada, así como la diversidad y optimización de los genes.

Para nuestros cerebros (y, por tanto, también para el sistema nervioso de los animales) es importante el ahorro energético y, decididamente, poseer opciones ilimitadas de elección no ayuda en este sentido. Nuestro cerebro tiene que poner en marcha un engranaje complejo, que tiene como objetivo “no equivocarse”; recordemos que, en el reino animal, una mala elección puede implicar la muerte.

Es lógico, pues, que el cerebro se sienta más cómodo ante una elección que contemple pocas opciones, porque implica menos gasto de energía. De hecho, la sobrecarga de elección se produce cuando la maquinaria del cerebro se bloquea al ser incapaz de procesar y hacer balance de todas las opciones.

¿Peor en los humanos?

Bien, los animales también se ven afectados por “la paradoja de la elección”, pues de la elección depende su vida y la de su especie. Pero ¿qué sucede exactamente con el ser humano?

En nuestro mundo actual, las personas no sólo debemos afrontar decisiones vitales (relacionadas con el alimento o la huida ante una amenaza). Al estar inmersos en una sociedad compleja, los procesos electivos se multiplican hasta el infinito: qué carrera estudiar, qué trabajo escoger, con quién casarse, e incluso qué regalo es mejor para llevar al cumpleaños de un familiar.

Lo cierto es que la sociedad de consumo no ha ayudado para nada en este sentido. Las alternativas no paran de crecer, estimuladas por las marcas con el objetivo de alcanzar a más público, y, por tanto, conseguir un mayor número de ventas. Sin embargo, esto no hace más que contribuir a la paradoja de la elección, sin contar que (y esto es lo más grave) añade más frustración y ansiedad al individuo. Es como si te dijeran: “Si no sabes escoger entre tantísimas opciones, es que tienes un problema”.

No, no tenemos un problema. Como el resto de los animales, estamos diseñados para escoger de forma rápida entre opciones limitadas, porque así sucede en la naturaleza: comer la fruta o no comerla, huir o atacar. Aumentar las posibilidades no hace más que alterar nuestro sistema y producir la tan temida sobrecarga de elección.

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  • Benéitez Burgada, B., La paradoja de la elección: cuando tener demasiadas opciones nos vuelve insatisfechos, en La Vanguardia, 9 de enero de 2022
  • Tanner, J. C., y HEMINGWAY, C.T., Choice overload and its consequences for animal decision-making, 3 de febrero de 2025

Al citar, reconoces el trabajo original, evitas problemas de plagio y permites a tus lectores acceder a las fuentes originales para obtener más información o verificar datos. Asegúrate siempre de dar crédito a los autores y de citar de forma adecuada.

Sonia Ruz Comas. (2025, febrero 25). Los animales también toman malas decisiones si eligen entre muchas opciones. Portal Psicología y Mente. https://psicologiaymente.com/inteligencia/animales-toman-malas-decisiones-si-eligen-entre-muchas-opciones

Periodista

Licenciada en Humanidades y Periodismo por la Universitat Internacional de Catalunya y estudiante de especialización en Cultura e Historia Medieval. Autora de numerosos relatos cortos, artículos sobre historia y arte y de una novela histórica.

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