El Lunes de Pascua de 2025 (día 21 de abril), el mundo se levantaba con una triste noticia: el fallecimiento del papa Francisco, a los 88 años de edad, como consecuencia del paro cardíaco irreversible que siguió a un derrame cerebral. A pesar de que el óbito no fue una sorpresa (el pontífice había estado muy enfermo las semanas anteriores), su última aparición en el balcón del Vaticano para dar la bendición Urbi et Orbi (‘a la ciudad y al mundo’) con motivo de la Pascua de Resurrección, dio a entender a muchos que su mejoría era un hecho.
El pontificado de Francisco ha marcado un antes y un después en la Iglesia Católica. Jorge Mario Bergoglio (su nombre secular) diseñó una senda de humildad, pobreza y acercamiento, que ha inspirado a millones de personas en el mundo. No falta quien sostiene, por supuesto, sus puntos ‘oscuros’, pero, en general, Bergoglio ha sido elogiado como uno de los mejores papas de la historia.
A continuación, repasamos la trayectoria vital y pontificia de Francisco, el predecesor de León XIV en el trono papal.
Breve biografía de Jorge Mario Bergoglio, Francisco, ‘el papa de los pobres’
Jorge Mario Bergoglio (1936-2025) era natural de Buenos Aires, Argentina, pero su padre, Mario José Bergoglio, procedía de Italia y huía del fascismo que estaba en auge en su país natal. Quizá por ello el futuro papa Francisco siempre se manifestó radicalmente en contra de cualquier indicio de dictadura o fundamentalismo.
De hecho, durante la dictadura argentina, iniciada con el golpe de estado de 1976, Bergoglio denunció abiertamente los abusos que los militares cometían con los sacerdotes y, además, organizó una red clandestina que tenía como objetivo la evacuación al Brasil de opositores perseguidos del régimen. Su opinión sobre las ideologías radicales era muy firme: “El fundamentalismo no es lo que Dios quiere”, comentó en una ocasión, en una conversación que sostuvo con el rabino (también argentino) Abraham Skorka (ver bibliografía).
Francisco, ‘Il Poverello’
La trayectoria de Francisco lo ha definido como un hombre cercano a los pobres y a los que más sufren. De hecho, su nombre papal, Franciscus, camina por esta senda. Como él mismo declaró a los periodistas, durante el cónclave que lo elegiría como papa, y cuando su candidatura parecía ya la más probable, se le acercó el cardenal Cláudio Hummes, amigo suyo, y le recomendó no olvidarse de los pobres cuando fuera papa.
Estas palabras calaron hondo en Bergoglio, que eligió el nombre de Francisco en honor al santo de Asís (‘Il Poverello’, como se le conoce), que siempre estuvo volcado en los más humildes y renunció a la fastuosidad de su rango (San Francisco había nacido en una familia noble) para dedicarse a los humildes. Fue, pues, el primer papa en llevar el nombre de Francisco, Il Poverello (‘el pobrecito’), perfecto resumen de su pontificado.
Argentino hasta la médula
El futuro papa había nacido en el barrio de Flores, de Buenos Aires, Argentina, el 17 de diciembre de 1936. Era el mayor de los cinco hijos del matrimonio católico formado por el italiano emigrado Mario José Bergoglio y Regina Maria Sívori, argentina pero también de orígenes italianos. En el momento de escribir este artículo, solo una de las hermanas, María Elena, sigue con vida.
La infancia del pequeño Jorge estuvo marcada por la profunda religiosidad de su familia. Convertido en miembro de la Compañía de Jesús, en 1957 decidió convertirse en sacerdote y ligarse a los más pobres. Doce años más tarde, se ordenaba como tal y se establecía en la provincia argentina de Córdoba, en la que permaneció unos seis años.
Las raíces argentinas siempre fueron algo importante para Francisco. Según sus más allegados, era un gran seguidor del mate y del tango, además de ser un completo hincha (además de socio) del Club Atlético San Lorenzo de Almagro. Por lo demás, era un gran lector de Dostoyevski (cómo no, el gran autor de las desigualdades sociales).
2005: el primer cónclave. ¿Cara a cara con Ratzinger?
Juan Pablo II falleció el 2 de abril de 2005, tras casi tres décadas en el trono de Pedro. En el cónclave que siguió a su fallecimiento, en el que se encontraba el ya cardenal Bergoglio, fue elegido Joseph Ratzinger, que tomó el nombre papal de Benedicto XVI.
Al parecer, en el cónclave de 2005 Jorge Mario Bergoglio era uno de los papables más sólidos. No poseemos ningún dato factible, puesto que los cardenales se reúnen en la Sixtina en el más escrupuloso secreto (bajo pena de excomunión), por lo que es muy difícil asegurar qué sucedió exactamente y si es cierto el rumor de que Francisco rogó a sus colegas que no votaran por él.
Sea como fuere, de todos es sabido que el papa resultante abdicó de forma súbita en febrero de 2013. Y esta vez, en el cónclave de rigor que le siguió, sí que fue escogido Jorge Mario Bergoglio, que apareció por primera vez como papa la tarde del 13 de marzo de 2013, en el balcón de Pedro. Se iniciaba así el papado de Francisco, el primer pontífice en ostentar este nombre, el primero de origen americano y el segundo no europeo tras el sirio Gregorio III (siglo VIII).
Francisco, simplemente
Durante las primeras semanas de pontificado, el Vaticano tuvo que aclarar que el ordinal que colocaba la prensa tras el nombre del nuevo papa (Francisco I) era incorrecto. Al pontífice debía llamársele Francisco, a secas.
Y precisamente, la humildad y la austeridad fue lo que más marcó el pontificado de Bergoglio. Renunció a ciertas tradiciones vaticanas en pro de una imagen más humilde y cercana, como se pudo observar incluso el día de su funeral, que fue mucho menos ostentoso de lo que ‘debería ser’ el funeral de un papa. Por otro lado, él mismo pidió antes de fallecer ser sepultado en la iglesia de Santa Maria la Mayor, en Roma, en una tumba sencilla donde solo aparece su nombre grabado: Franciscusv.
Todo el pontificado de Francisco estuvo, pues, impulsado por un intento de recuperación de la humildad que, según el papa, corresponde a la Iglesia. Por otro lado, las opiniones de Bergoglio acerca de temas (digamos) ‘espinosos’ dieron la vuelta al mundo por su manifiesta voluntad de acercamiento a otras opiniones, fes y creencias.
1. Acerca de la comunidad LGTBI
A pesar de mantenerse en la tradición de la Iglesia sobre la imposibilidad de matrimonio entre dos personas del mismo sexo, Francisco sí que pidió que se pudiera ejercer una especie de "unión no religiosa" sobre estas personas, puesto que, según él mismo dijo, tenían derecho a estar en familia y a poseer un vínculo legal.
Por otro lado, manifestó abiertamente que él no era nadie para juzgar a los homosexuales. Su postura en este sentido promovía acabar con la marginalización de esta comunidad y fomentar una aceptación desde el amor. De hecho, su famosa declaración Fiducia Supplicans, de 2023, permite a los sacerdotes bendecir las uniones homosexuales, si bien ‘sin confundirlas con la bendición sagrada del matrimonio’. Se trata de un documento muy progresista que levantó polémica, tanto a favor como en contra.
2. La ‘Opción preferencial por los pobres’
Es este un concepto fundamental que Francisco tomó por bandera: la obligación de la Iglesia de estar al lado de los pobres y de los que sufren. En su caso, no se trató solo de palabras, puesto que, a través de múltiples gestos, el papa dejó constancia de su pretensión de presidir un pontificado mucho más austero y humilde. Por ejemplo, abandonó el Palacio Apostólico del Vaticano, donde habían residido los papas desde 1903, y se trasladó a la llamada Casa de Santa Marta, donde falleció.
Además, Francisco tachó a la pobreza como algo escandaloso, fruto de unas jerarquías sociales tremendamente injustas. Siguiendo esta línea, se manifestó absolutamente contrario a la adoración al dinero y a la sociedad consumista. En este sentido, resuena con especial fuerza su frase "Prefiero una Iglesia magullada, herida y sucia por salir a la calle, antes que una Iglesia enferma por el encierro y la comodidad de aferrarse a sus propias seguridades”, pronunciada en la exhortación apostólica Evangelii Gaudium (2013).
3. La mujer en la Iglesia
Durante el pontificado de Francisco, muchas mujeres fueron elevadas a cargos de importancia dentro de la Iglesia, que anteriormente solo habían ocupado hombres. El papa reconoció que la institución eclesiástica debía ‘desmasculinizarse’ y, aunque no llegó a autorizar el sacerdocio femenino, sí que cumplió su palabra otorgando puestos de responsabilidad a mujeres. "Es necesario ampliar los espacios para una presencia femenina más incisiva en la Iglesia", confesaba Bergoglio en una entrevista a La Civiltá Cattolica (ver bibliografía).
4. El diálogo interreligioso
Otra de las cuestiones que atacó con ahínco Francisco durante su pontificado fue el debate interreligioso. Bergoglio creía firmemente que todas las personas pueden acceder a Dios, no importa la forma. En la conversación que mantuvo con el rabino Skorka (antes citada), Francisco manifestó que ‘Incluso con un agnóstico, desde su duda, podemos mirar juntos hacia arriba y buscar la trascendencia. Cada cual reza según su tradición, ¿cuál es el problema?”.


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