En este artículo vengo a hablar de algo que todo el mundo poseemos, con lo que hemos nacido y que sabemos que está ahí, pero que de alguna manera lo hemos olvidado, guardado en un cajón con polvo y cerrado con la llave del olvido.
No es tu culpa que este regalo tan valioso con el que nacemos haya sido ignorado, y seguramente nadie te ha ayudado a utilizarlo o desarrollarlo en situaciones en las que estoy segura de que te hubiese sido de gran utilidad. Pero si hoy has llegado a este artículo, si hoy estás aquí leyendo estas palabras, te puedo asegurar de que no es por casualidad sino por causalidad.
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Más allá de las palabras
Me gustaría que reflexionaras sobre alguna situación de tu vida en la cual tenías que tomar una decisión importante para ti. ¿Recuerdas haber tenido una sensación de que por ahí no debías ir, aunque todo el mundo te dijera lo contrario? No sabes como explicarlo, pero veías con mucha claridad que ese camino no era el correcto para ti en ese momento.
Independientemente de la decisión que finalmente tomaras, estoy segura de que ya sabes de lo que estoy hablando… Sí, de tu intuición. Algo que realmente no se puede explicar con palabras, que no podemos analizarlo con la mente, supera todo tipo de explicación racional o científica.
Más bien se trata de un sentimiento, de un impulso, de una corazonada o de una sensación que te hace ver cierta situación con más claridad.
Pero… ¿Qué es realmente la intuición en términos procesables para nuestra mente?
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Comprendiendo la intuición
La intuición es un conocimiento interno y profundo de nuestra mente subconsciente haciéndose presente para guiarnos en el mundo. ¿Y dónde se sitúa esa intuición en el cuerpo? Se sitúa justo entre tus dos ojos, justo ahí hay un centro de energía que se llama “Ajna” en el idioma sánscrito (también conocido como el tercer ojo) y que está relacionado con la intuición, imaginación, visualización y visión superior. ¿Y cómo nos podemos conectar con este centro tan potente de energía? Para ello es importante ser capaz de calmar esa mente ruidosa, esa mente que no para de juzgarte, ese ego que siempre se encarga de recordarte que no eres lo suficientemente bueno, que no eres capaz y que no vas a conseguir nada en tu vida.
Pero para llegar a calmar la mente ruidosa debemos pararnos, cerrar los ojos y ser capaz de observar y aceptar esos pensamientos sin llegar a identificarnos con ellos. Y debemos repetir este proceso a diario, para así un día llegar a traspasar ese ego y conectar con nuestro cuerpo interno y simplemente escuchar que nos quiere decir.
No es un trabajo fácil, en la sociedad occidental en la que vivimos el foco siempre se encuentra en lo externo. Parece que la solución a nuestros problemas siempre está fuera de nosotros, pero realmente esto no es así.
Puede que parezca de esta manera, pero cuando buscamos fuera las respuestas, lo único que hacemos es poner parches y saciar nuestra desconexión interna con cosas que nos producen placer a corto plazo, pero que realmente no llegan a solucionar el problema de raíz.
Lo puedes seguir aplazando, o puedes seguir ignorando las señales (pero créeme que si vas por ese camino lo único que vas a conseguir es sentir más frustración, dolor y resentimiento hacia la vida y los demás). O puedes intentarlo por el otro camino; y no te voy a mentir, no es un camino fácil, pero merece totalmente la pena intentarlo. Será un camino que supondrá un reto, un cuestionamiento de tus creencias más arraigadas, una mirada hacia lo más profundo de tu ser a través del autoconocimiento y que te hará poder conectarte contigo misma y con esa intuición que siempre ha estado ahí.
Aunque es cierto que solo tú tienes las respuestas a lo que buscas, también es verdad que es mucho más fácil y llevadero realizar este tipo de procesos con la guía y apoyo de un terapeuta o Coach que te sirva de vehículo para hacerte ver de forma más clara lo que a ti te cuesta tanto ver. En estos procesos siempre se trabaja de adentro hacia fuera, entendiendo que nuestra realidad es un reflejo de nuestro interior y que cuando hacemos el trabajo de mirar adentro e integrar procesos, entonces seremos capaces de cambiar nuestra perspectiva y vivir una vida mucho más plena y consciente de nosotros mismos.
Espero que después de leer este artículo hayas podido integrar de forma más clara cómo funciona nuestra intuición y que seas capaz de identificarla para así poder tomar mejores decisiones en tu vida. Y recuerda que el poder está dentro de ti.