El coaching es un ámbito de trabajo que aborda muchas clases de problemas y necesidades tanto dentro como fuera de las empresas. Por ello, no son raras las ocasiones en las que se confunde el coaching con otras disciplinas, como la Psicología o la consultoría.
En este artículo vamos a ver brevemente cuáles son las diferencias más importantes entre los coach, los psicólogos y los consultores.
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¿Qué diferencias hay entre los coach y los psicólogos?
La primera diferencia tiene que ver con la formación. Los psicólogos, para serlo, necesitan terminar una carrera universitaria de 4 o 5 años dependiendo del país; entra trayectoria incluye la realización de prácticas y de varios exámenes en cada uno de los cursos.
En cambio, para ser coach no es necesario realizar una carrera universitaria, y los títulos y certificados pueden ser expedidos por organizaciones que no forman parte del mundo universitario. Por supuesto, es posible ser psicólogo y coach, y de hecho es cada vez más común.
Además, sociológicamente, el personal docente de los centros de formación en coaching tiende a estar más vinculado al ámbito empresarial y de la práctica privada que al ámbito de la investigación en ciencias, siendo esto último mucho más común en el entorno de las universidades.
La segunda diferencia tiene que ver con el objetivo de cada disciplina. Si bien la Psicología es una ciencia con un ámbito de aplicación e investigación enorme y muy variado, históricamente ha estado ligado a la prevención y el tratamiento de los problemas de salud mental, y de formas de malestar derivadas de las relaciones personales o de una incapacidad para alcanzar buenas condiciones de vida dado un contexto determinado (por ejemplo, problemas de aprendizaje, discusiones en casa, etc.).
En cambio, el coaching se posiciona más bien como una herramienta no orientada a solucionar o prevenir problemas severos que dañan la calidad de vida de las personas, sino a aprovechar el potencial de las personas para promover la satisfacción y el bienestar allí donde puede haber mucho más.
Dos de sus principales focos son la realización de proyectos personales con significado para la persona, por un lado, y el impulso de las carreras profesionales y de las dinámicas de trabajo en equipo, por el otro. De este modo, la labor de los coach puede ser dividida en dos frentes: el coaching personal, por un lado, y el coaching empresarial o ejecutivo por el otro (o coaching de carrera, si el objetivo es reorientar la carrera de una persona mirando más allá de una organización en concreto).
Por supuesto, estos dos dominios pueden llegar a solaparse, y de hecho es muy común que ocurra: pensemos por ejemplo en el caso de un deportista de élite que necesita aprender principios teórico-prácticos de auto-motivación y disciplina.
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¿Qué diferencias hay entre los coach y los consultores?
Llegamos a otro foco de confusiones frecuentes: la línea que separa a los coach de los consultores. Para abordar esta distinción, vamos a hablar únicamente del coaching empresarial, dado que este es el que puede llegar a confundirse con el trabajo de los consultores.
En este caso, hay que tener en mente que un consultor es sobre todo una persona con una formación muy especializada y que ayuda a las empresas a realizar una serie de tareas específicas, las cuales son importantes para sacar adelante proyectos o para satisfacer las demandas de sus clientes en el día a día. No se necesita una formación específica para ser consultor, más allá de la propia formación en el tema desde el que se ayuda a la parte contratante: contabilidad, leyes, traducción, etc.
Así, la utilidad y eficacia de los consultores acostumbra a poder ser medida cuantitativamente a corto o medio plazo (aunque al disponer de conocimientos técnicos que la empresa contratante no entiende, a veces es complicado saber realmente si la inversión compensa, al carecer de los criterios para saber si se está avanzando o no).
Si los consultores aportan información y experiencia referida al contenido del trabajo, los coach aportan información y experiencia relativa a cómo se trabaja y cuál es la dirección en la que debería estar orientado ese trabajo teniendo en cuenta la filosofía de la empresa y las necesidades y factores motivacionales que influyen a los trabajadores.
Por eso, las dinámicas de comunicación, de resolución de conflictos y de liderazgo en general forman parte de los principales temas del coaching, mientras que los consultores se centran más bien en lo técnico, aquello sobre lo que hay que trabajar.
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