Normalmente, a la hora de definir la autoestima, se dice que esta es el sentimiento que aparece al aceptarse a uno mismo, asociado al conjunto de creencias en aquello de lo que somos capaces de hacer. Dicho de otro modo, es nuestra manera de valorarnos a partir de la experiencia que hemos ganado afrontando retos y analizando los resultados de estas misiones y proyectos.
Por eso, la autoestima es fundamental a la hora de impulsar nuestro desarrollo personal y crear las condiciones que hacen posible que lleguemos a los objetivos que nos planteamos.
Alimentar nuestra autoestima es potenciar la creencia de que como seres humanos somos autónomos y podemos vivir con dignidad y la posibilidad de ser felices, lo cual nos lleva a estar más seguros de nosotros mismos y a disfrutar de una confianza más fuerte en nuestras habilidades. Expandimos así el radio de nuestras estrategias y acciones dirigidas a ser felices.
Por ello, no es raro que una de las metas del coaching se centre en la autoestima. Veamos cómo se hace y de qué manera es posible detectar problemas en esta faceta de la psique.
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Trajando la autoestima desde el coaching
Para saber de qué manera se puede intervenir sobre la auoestima a través del coaching, antes hay que comprender de qué manera se ecpresa una baja o una alta autoestima. Todo ello debe ser visto analizando el comportamiento de las personas en diversos aspectos de la vida.
Signos de una alta autoestima
Pero… ¿qué se puede hacer para saber en qué punto se encuentra nuestra autoestima? Veamos varias de las características que definen a quienes tienen un nivel adecuado de autoestima.
1. Traza metas profesionales y las alcanza
Siempre hay malos momentos y mala suerte, pero por lo general, las personas con buena autoestima son más capaces de proponerse metas y actuar en consecuencia para alcanzarlas, debido a que no echan a perder su potencial.
2. Se expresa la seguridad en uno mismo
Quien goza de una buena autoestima se muestra de una manera acorde a sus capacidades reales, sin necesidad de aparentar lo que no es ya que no tiene fuertes inseguridades que compensar.
3. Desarrolla vínculos emocionales equilibrados
Cuando se tiene un autoconcepto realista y que nos hace sentir bien con nosotros mismos, es menos frecuente que aparezcan los conflictos interpersonales. Por eso es posible mantener amistades y relaciones amorosas de mejor calidad.
4. Acepta sus emociones
Como no hay nada que ocultarse ni de lo que avergonzarse, no tiene demasiado sentido sentirse muy mal por haber sentido algo que no encaja con ciertos valores o principios. En todo caso, se analiza cuáles pueden ser las causas de ese estado de consciencia.
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Indicadores de baja autoestima
Si en vez de centrarnos en aquello que indica la presencia de una buena autoestima nos fijamos en las señales de que hace falta mejorar esta parte de nuestra manera de ser, encontraremos los siguientes indicadores de autoestima baja.
1. Sesgo pesimista
Quienes tienen una mala autoestima pronostican fracasos y resultados desalentadores para cualquier proyecto o plan que emprendan, dado que no confían demasiado en sus posibilidades de triunfar.
2. Proyectan sus sentimientos de culpa
Es muy frecuente que en este estado psicológico se tienda a descargar la frustración en los demás, culpando a otros de errores propios, dado que se aprende esta dinámica como una manera sistemática de no estar constantemente dirigiendo la atención hacia uno mismo cuando algo sale mal.
3. Intentan competir siempre
Por paradójico que parezca, las personas con baja autoestima intentan compensar su sentimiento de malestar convirtiendo varias áreas de su vida en una competición, para así tener la oportunidad de, de vez en cuando, sentirse ganadoras en algo.
4. Ocultan muchos de sus sentimientos
Otra de las características de quien pasa por esta fase de su vida es que tiende a ocultar gran parte de lo que siente, ya que teme el rechazo que eso podría generar en los demás.
5. Egocentrismo
Otro de los aspectos irónicos de la baja autoestima es que en muchas ocasiones se plasma a través de una tendencia al egocentrismo. Se trata de una manera de ocultar sus inseguridades a través de una fachada de soberbia y aparente legitimidad para tomar las decisiones importantes, de manera que todo su valor de cara a los demás reposa tan solo en la imagen que ofrecen (o que intentan ofrecer).
¿Cómo se trabaja esto desde el coaching?
Con lo que hemos visto hasta ahora, ya conocemos los dos polos que conforman el nivel de autoestima de las personas. Pero… ¿qué se hace desde el coaching para ayudar a la gente a mejorar en este aspecto?
1. Aceptar la realidad
Esta tarea es fundamental para partir de un análisis realista de quién se es y qué se puede llegar a ser, sin negar la realidad.
2. Asumir responsabilidades
Este paso es fundamental. Sin aceptar la toma de responsabilidades, no se puede llegar a ser autónomo y se depende siempre de los demás.
3. Validad los propios sentimientos
Tener en cuenta que lo que se siente es real y válido ayuda a confiar en el propio criterio.
4. Encontrar propósitos
Saber localizar metas a las que aspirar aporta un importante impulso a nuestras vidas, y nos activa.
5. Practicar de la integridad personal
Esto permite generar un autoconcepto coherente que nos anime a confiar en nosotros mismos y aprobar aquello que somos y hacemos.
6. Impulsar la auto-aceptación
Esto se fundamenta en valorarnos sin llegar a juzgar quiénes somos desde una posición moral inalcanzable y aprender a perdonarnos por nuestros errores sin que aparezca un malestar que nos lastre.
¿Cómo empezar?
A la hora de aprender los fundamentos teóricos y prácticos para mejorar la autoestima a través del coaching, existen varios cursos y talleres que permiten hacer esto con supervisión de expertos.
El Programa de Certificación en Coaching Ejecutivo de la Escuela Europea de Coaching es un muy buen ejemplo de esto, dado que tanto su versión semipresencial como su versión presencial tocan los aspectos más complicados del proceso aplicados a la vida personal y al ámbito del liderazgo y de la empresa, además de muchas otras materias como la regulación de las emociones o las habilidades sociales y comunicativas.
Además, al finalizar este programa se obtiene el Título de Executive Coach por EEC con la acreditación ACTP de la International Coach Federation. Para saber más acerca de esta opción de aprendizaje y desarrollo profesional, haz clic aquí.
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