¿Alguna vez te has sorprendido al darte cuenta de que estabas usando un tono más elevado al hablarle a un bebé? Si no es tu caso, quizá hayas podido apreciar en alguien de tu entorno esta tendencia a usar una voz más «cantarina» y a hablar más lento cuando nos dirigimos a los bebés. Es habitual adoptar esta forma de comunicación de forma instintiva.
¿Por qué sucede esto? A lo largo de este artículo damos respuesta a esa pregunta definiendo qué es el estilo de habla conocido cómo materna —aunque lo usemos la mayoría de personas— y por qué es tan importante. Hablaremos sobre sus beneficios y también sobre qué puede suceder si no lo usamos para hablar a los bebés.
¿Qué es el estilo de habla materna?
El estilo de habla materna también es conocido cómo habla dirigida al bebé o infant-directed speech (IDS) en inglés. Se trata de una forma de comunicación que se adapta al interactuar con bebés y niños pequeños. En la mayoría de ocasiones, esto sucede de forma automática y, aunque se llame estilo de habla materna, suelen emplearlo casi todas las personas que se dirigen al infante.
Se ha observado en diversos estudios que este fenómeno se produce de forma universal, es decir, independientemente del idioma o la cultura. Así pues, las investigaciones realizadas sugieren que estos rasgos característicos del habla materna son una herramienta crucial para facilitar el aprendizaje y desarrollo del lenguaje. Asimismo, permite captar la atención de la criatura.
Los rasgos que distinguen el estilo de habla materna del habla adulta son los siguientes:
- Entonación exagerada y marcando las variaciones.
- Tono de voz más alto.
- Ritmo del habla más lento y pausado.
- Pronunciación clara y alargamiento de las vocales.
- Repetición frecuente de las palabras o frases.
- Uso de preguntas de las que ya se sabe la respuesta para mantener la interacción.
¿Por qué usamos voces especiales con los bebés?
Se han realizado diversos estudios a lo largo de las últimas décadas en los que se han puesto de manifiesto diversos aspectos importantes. Los resultados obtenidos señalan que el uso de este estilo de habla permite captar mejor la atención y conseguir que mantengan el interés en la interacción.
Por otro lado, se ha demostrado también que ayuden a que el bebé se concentre y pase a formar parte de la interacción social. De este modo se potencia y promueve el desarrollo de las habilidades lingüísticas y la comunicación temprana. En este sentido, se observa una mayor interacción por parte del bebé mediante el uso de gestos, balbuceos y/o sonidos.
Además, se ha demostrado que el estilo de habla dirigido a los bebés es una herramienta perfecta para que las criaturas puedan identificar mejor los sonidos y fonemas del idioma. Este hecho permite que tengan una mejor percepción sonora y una mayor detección de los patrones sonoros y las palabras que usan de forma más habitual.
Por último, pero igualmente importante, este tipo de comunicación entre adultos y bebés fortalece el vínculo emocional puesto que se crea un ambiente de seguridad, cercano y cálido. En las investigaciones se demuestra que las criaturas prefieren las interacciones en las que los adultos adaptan su ritmo y tono. Esto es realmente importante para su posterior desarrollo emocional y social.
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Beneficios del estilo de habla materna para el desarrollo del bebé
El uso del habla dirigida al bebé no es una casualidad, como ya hemos visto. El hecho de que suceda de forma universal ya es un indicador de la importancia que tiene para el desarrollo de nuestra especie. No se trata de una simple interacción, sino que es un aspecto clave que aporta beneficios en diferentes áreas.
A nivel lingüístico, el hecho de que un adulto hable de forma más pausada y exagerada además de repitiendo con frecuencia las palabras permite que los bebés tengan una mejor percepción de los fonemas y las palabras. Detectar palabras dentro de una frase se conoce como segmentación del habla y es algo que se ve mejorado con este tipo de comunicación.
Además del reconocimiento temprano de las palabras, se ha observado que el estilo de habla materno estimula el aprendizaje de vocabulario. En definitiva, contribuye a que el desarrollo lingüístico sea más fluido y adecuado.
Por último, es necesario recordar que en el ámbito del desarrollo emocional y social también es de máxima importancia. Los bebés responden a las interacciones en función de su momento vital y sus capacidades (con sonidos, balbuceos, sonrisas, gestos…).
De esta forma se genera un intercambio comunicativo que sirve de base para el establecimiento de las futuras conversaciones. Además, este estilo comunicativo les ayuda a sentirse seguros y protegidos, hecho fundamental para un desarrollo emocional saludable.
En definitiva, hay autores que señalan el estilo de comunicación dirigido al bebé como una especie de andamiaje sobre el que se construyen las habilidades comunicativas. El adulto adapta su forma de expresarse para que el bebé pueda aprender a hacerlo.
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¿Qué pasa si no usamos esta forma de hablar para dirigirnos a ellos?
Con todo lo expuesto hasta el momento, es fácil intuir que el hecho de no usar el habla dirigida a los bebés puede tener consecuencias para su desarrollo y, de hecho, así es.
Por un lado, evitar el uso del habla materna puede relacionarse con una mayor dificultad para captar y mantener la atención de la criatura. Además, las interacciones pueden resultar nervios atrayentes partes el bebé y, como consecuencia, se pueden ver reducidas las oportunidades de aprendizaje.
A nivel lingüístico, se puede ver afectada la capacidad de detectar y memorizar palabras. Este hecho puede estar directamente relacionado con un desarrollo del lenguaje más lento por falta de estímulos claros. Si hay menos estimulación, es más probable que el bebé tarde más en adquirir vocabulario y habilidades lingüísticas.
No obstante, es importante destacar que también es cierto que los bebés pueden desarrollar el lenguaje y el habla sin haber escuchado el estilo de habla materna. Sin embargo, a día de hoy no se puede obviar el hecho de que el habla dirigida a los bebés es de gran ayuda para trabajar aspectos como la atención, la memoria auditiva, la identificación de patrones del lenguaje, la adquisición de vocabulario y habilidades comunicativas.
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