La terapia de pareja no es simplemente una charla con un psicólogo de por medio; es, entre otras cosas, un tipo de experiencia en el que se busca un reajuste tanto en lo emocional como en lo referente al modo en el que las dos personas se comunican entre sí y conviven.
Sin embargo, este es un proceso complejo. No es casualidad que para realizar terapia de pareja de manera eficaz como profesionales, se necesite formación de varios años estudiando y de experiencia práctica tratando varios casos de pacientes. Para comprender mejor cuáles son las dinámicas psicológicas que tienen lugar en la terapia de pareja, en este caso entrevistamos a un experto en el tema, Javier Álvarez Cáceres.
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Entrevista a Javier Álvarez Cáceres: ¿sobre qué se construye la terapia de pareja?
Javier Álvarez Cáceres es Psicólogo General Sanitario y experto en terapia de pareja. Dispone de más de 15 años de experiencia atendiendo a adultos con diferentes tipos de problemas emocionales, relacionales o comportamentales, y en la actualidad atiende en su consulta ubicada en Málaga. En esta entrevista nos habla acerca de los factores psicológicos que entran en juego en la terapia de pareja.
¿Es habitual que seamos más competentes detectando fallos en las relaciones de pareja ajenas que en las nuestras?
Totalmente, podríamos decir que somos más generosos con nosotros, con nuestra relación, que con la de los demás.
Fruto de esa “generosidad” no es que no detectemos más los fallos en relaciones ajenas, posiblemente también los detectamos en la nuestra, pero en nuestra vivencia justificamos y entendemos el por qué hacemos una determinada acción. Ante relaciones ajenas, queriendo o sin querer, terminamos juzgando.
Un ejemplo típico es cuando vemos una pareja hablando y el niño con el móvil, ¿qué es lo qué pensamos? Sin darnos cuenta que nosotros lo estábamos haciendo ayer.
¿Cuáles son los aspectos del amor y de la convivencia con la pareja que nos pueden llevar a pasar por alto señales de alerta sobre el estado en el que se encuentra la relación?
El aspecto principal es la falta de ilusión, la desgana, cuando buscamos excusas para llegar tarde a casa, cuando notamos y sentimos que algo no va como debiera, pero nos dar pereza ver qué está sucediendo.
Una señal que no suele fallar es la falta de comunicación, no me apetece contarle a mi pareja según qué cosas, o prefiero contárselas antes a un amigo o algún compañero. Si somos sinceros y coherentes con nosotros mismos, nuestras emociones no paran de mandarnos mensajes de lo que está pasando por nuestra cabeza. Nuestra conducta es fruto de lo que pensamos y lo que sentimos.
Una vez se es consciente de que se tiene un problema, en la relación… ¿es frecuente no atreverse a decirlo en voz alta, y hablarlo con la otra persona para ir a terapia de pareja o al menos intentar cambiar algunos hábitos?
Tendemos a minimizarlo, nos decimos cosas como que es una mala racha, ya pasará, y pensamientos del estilo. "Pegamos patada y echamos el balón para adelante".
- Desgraciadamente no solemos verbalizarlo hasta que el nivel de malestar es muy alto. La mayoría de las parejas acuden a terapia de pareja en un nivel muy alto de conflictividad, con lo que lo que al principio podría ser cambiar algunos hábitos o mejorar la comunicación se ha convertido en una importante crisis de pareja.
En tu experiencia profesional, ¿te has encontrado con muchos casos de personas que acuden a terapia de pareja teniendo una idea muy equivocada sobre cuál es la raíz de su problema?
Hay de todo, hay parejas en la que uno de los miembros ni sabía que tenían problemas, y hay parejas que son muy conscientes de que los ha llevado a la situación actual.
A nivel experiencia profesional, lo más común en cuanto ideas equivocadas es la idea de que es el otro el que tiene que cambiar para que esto vaya bien, cuando en realidad no nos damos cuenta de que somos un sistema, y que si yo cambio a la otra parte del sistema no le va a quedar más remedio que cambiar.
Es más fácil que yo trate bien a alguien para que a mí me traten bien, que el que a mí me traten bien para que yo trate a ese alguien bien.
Otro ejemplo sería la comunicación, iniciemos nosotros una conversación en vez de esperar que mi pareja venga a mí a contarme algo... Se trata de asumir responsabilidades, de tener una actitud activa y no pasiva para lograr el cambio en el tipo de relación.
¿Cómo se hace para intentar que las sesiones de terapia de pareja no se conviertan en una lucha de egos para ver quién tiene razón?
La terapia de pareja es una intervención estructurada en que se marcan los objetivos acordes a la demanda realizada por la pareja. Es labor del psicólogo mantener el orden, que esa lucha de egos, no lleve a convertir la sesión en una copia de las discusiones que se mantengan en el ámbito privado, “el despacho no es un ring”.
Personalmente, yo les planteo a las parejas que la terapia no es un partido de tenis en que se lanzan pelotazos y el psicólogo es el juez de silla para ver quien hace punto (quien lleva razón). La terapia es una intervención dirigida a disminuir el malestar de la pareja, provocar y producir el cambio de aquellas conductas que está erosionando la relación.
Y según tu opinión, ¿cuáles son las herramientas terapéuticas más útiles para ayudar a las parejas en terapia?
Las herramientas terapéuticas varían mucho dependiendo de que es lo que ha hecho que una pareja venga a terapia. A grandes rasgos se trabajan tres áreas, la cognitiva, la emocional y la conductual. Según que área esté más deteriorada se enfoca la intervención de una manera u otra.
En un primer momento es importante “crear equipo”, hacer ver que no hay bueno ni malos, que tenemos un problema que afecta a los dos y que entre los dos tenemos que solucionarlo.
La terapia de pareja es una intervención muy dinámica, de “remangarse” la pareja y el psicólogo y empezar a trabajar dando el 200x100, aunque sea sin ganas. Sin ganas porque si la relación está muy deteriorada ganas no hay, las ganas irán viniendo a medida que avanza la terapia, porque nosotros saldremos a buscarlas.
A medida que avanza la terapia vamos incorporando herramientas tendentes a mejorar la convivencia y la comunicación con el objetivo de disminuir la coflictividad e ir aumentando el bienestar emocional.