Normalmente se dice que todo exceso es perjudicial, pero… ¿se aplica este principio al nivel de inteligencia de las personas?
En la mayoría de los aspectos de la vida, se ha comprobado que la respuesta a la pregunta anterior es “no”. La inteligencia es la capacidad de adaptarse a problemas nuevos utilizando los medios disponibles en cada momento, y esto resulta ventajoso en prácticamente cualquier situación.
Así, a pesar de que existen ciertos mitos sobre las personas con inteligencia muy alta, lo cierto es que tienen más posibilidades de encontrar un trabajo bien pagado y de mantenerse sanas y vivir más años. Por lo general, ni tienen dificultades significativas para conectar con los demás, ni son infelices.
Ahora bien, hay un ámbito de la vida en el que ser muy inteligente no parece aportar ventajas significativas: la posibilidad de despertar atracción sexual en los demás.
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Poniendo a prueba el concepto de sapiosexualidad
En los últimos años se ha popularizado mucho el concepto de sapiosexualidad, asociado a las personas que suelen ser llamadas sapiosexuales. En pocas palabras, los sapiosexuales son individuos que, a la hora de valorar el atractivo de alguien, tienen muy en cuenta su nivel de inteligencia, hasta el punto en el que es el rasgo personal al que dan más importancia.
Todo esto, sin embargo, no deja de ocurrir en la teoría, ya que hasta hace muy poco este tema aún no había sido estudiado. Sin embargo, un reciente estudio llevado a cabo por investigadores de la University of Western, Australia, se ha propuesto comprobar si la sapiosexualidad es realmente un concepto psicológico que explica algo real, o si tan solo es una etiqueta que algunas personas usan para parecer más interesantes.
Los resultados han mostrado que este fenómeno sí tiene un cierto fundamento empírico, pero solo hasta cierto punto. En lo que respecta a la atracción generada por una alta inteligencia, llega un punto en el que esta última casi no importa. Es decir, que un alto CI suele ir de la mano de mayor atracción, pero no si es tan alta que se roza la genialidad y la superdotación intelectual.
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Si no eres un genio de CI muy alto, la inteligencia atrae
En esta investigación se ha trabajado tanto con los datos del CI de diferentes personas como con los que hacen referencia al atractivo sexual que se les da, y al interés de tener una relación de largo plazo con esas personas. Los resultados muestran, por un lado, que la inteligencia tiene un mayor efecto sobre el interés en tener una relación que sobre el atractivo sexual. Además, de entre los 13 rasgos personales a valorar, la inteligencia fue la segunda más valorada a la hora de juzgar el atractivo de las personas, justo por detrás de “amable y comprensivo/a”.
Sin embargo, los resultados mostraron algo extraño. La inteligencia hace que suba significativamente el atractivo de las personas, pero tan solo hasta llegar a un CI de 120 (una puntuación de inteligencia que solo iguala o supera una persona de cada 10). Cuando se pasa de largo este nivel de CI, la importancia de la inteligencia en el atractivo se desploma. Es decir, la habilidad mental de las personas a la hora de solucionar problemas mediante el intelecto no es algo que añada atractivo en personas extremadamente inteligentes. ¿Por qué?
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Una relación de igual a igual
Está claro que la inteligencia conlleva muchas ventajas, y que normalmente esas ventajas son aprovechadas tanto por quien es inteligente como por aquellas personas con las que quien tiene un alto CI tiene un trato positivo. Sin embargo, también es cierto que en las relaciones, sean fugaces o estables, la simetría es importante.
Quizás por esto, la inteligencia puede llegar a ser algo que distancie a las personas que son muy diferentes en este aspecto. Los resultados de este estudio muestran que la sapiosexualidad sí puede tener una base empírica, pero que esta tiene sus límites, y por otro lado las conclusiones refuerzan la idea de que el exceso de rasgos atractivos o muy valorados en la mayoría de las situaciones, pueden tener un efecto negativo.
Y es que la inteligencia se expresa de muchas maneras en el día a día: en el tipo de conversaciones, en las aficiones, en el tipo de humor, etc. Todos estos elementos son una manera de crear sintonía entre dos personas, pero si esta no aparece y cuesta conectar, aparece la frustración.
Puede que normalmente las personas más inteligentes no tengan problemas a la hora de socializar por el simple hecho de serlo, pero eso no significa que conecten con todo el mundo; puede significar, también, que tienen más recursos para encontrar a aquellas personas con las que encajan mejor y que aportan más estímulos mentales interesantes.
Referencias bibliográficas:
- Gignac, G. E., Darbyshire, J., Ooi, Michelle (2017). Some people are attracted sexually to intelligence: A psychometric evaluation of sapiosexuality. Intelligence, https://doi.org/10.1016/j.intell.2017.11.009