A veces, los problemas actuales no se deben a una falta de recursos sino a una mala gestión de nuestras emociones.
En este sentido, cabe destacar que la inteligencia emocional aporta según varios estudios un 80% de éxito en la vida. Solo un 20% nos aporta una intelingecia racional.
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¿Qué es la inteligencia emocional?
La inteligencia emocional es la manera en la que nos enfrentamos al mundo y a nosotros mismos, la mejor forma de conocernos y conocer nuestro entorno. Es un conjunto de habilidades que hacen que la persona se relacione mejor o peor con los demás y consigo mismo. La importancia de manejar las emociones es la base de la inteligencia emocional si podemos comprenderlas, podemos también modificarlas e incluso anticiparnos a ellas.
Por ejemplo, sabiendo reconocer la emoción, gestionándola a tiempo, estamos capacitados para detener estados de depresión, ansiedad, enfado, frustración... Al ser capaces de reconocer las emociones y de comprenderlas, seremos capaces de controlarlas en nosotros y en las personas que nos rodean en nuestro ambiente personal y laboral, con lo que además, se puede convertir en una excelente herramienta para ayudar a los demás.
Numerosos estudios demuestran que la inteligencia emocional está directamente relacionada con él éxito y la sensación de bienestar. Las personas con una inteligencia emocional muy desarrollada se adaptan fácilmente a su entorno, aprenden deprisa y saben trabajar muy bien en equipo, por lo que son personas con grandes habilidades sociales, muy motivadas, creativas, seguras, con una buena autoestima. Afrontan muy bien las críticas y saben cómo y cuándo decir un "no" oportuno y necesario, de manera asertiva.
Muchos son los beneficios de desarrollar esta capacidad, y por ello es importarte empezar a entrenarla desde pequeños. Esto nos ayudara a mejorar la concentración y la capacidad de aprendizaje, a conocernos a nosotros mismos mejor y a desarrollar una gran empatía con los demás, por lo que nuestras relaciones sociales serán mas satisfactorias y estaremos más motivados en general. Por supuesto, es una gran ayuda frente a los cambios, ya que el hecho de tener más inteligencia emocional marcara la diferencia de ser más o menos resiliente ante una adversidad.
Como es algo que afecta directamente a nuestra vida y a nuestro bienestar, incluso a nuestra salud mental, no le damos la importancia que merece, pero quizás hay que prestarle incluso más atención que otras cuestiones como aprender idiomas, practicar deporte o estudiar, ya que resulta ser la base para todo.
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Cómo entrenar la inteligencia emocional
La inteligencia emocional puede ser algo innato de la persona, pero también es algo que se puede entrenar desde pequeños o ya de adultos a través de diferentes técnicas y estrategias.
Es más fácil entrenar cuando somos pequeños, ya que en esta etapa contamos con una mayor capacidad de aprendizaje y con una mente mucho más abierta. Somos mas flexibles psicológicamente.
Con el entrenamiento en inteligencia emocional puedes ayudar a los pequeños a superar las típicas rabietas, tolerando mejor los fracasos y las frustraciones, acostumbrarles a que se centren en la búsqueda de soluciones, en lugar de bloquearse ante un problema; a luchar contra los miedos, enseñándoles a manejar sus emociones, primero detectándolas, comprendiéndolas y luego buscando un remedio mediante juegos.
Para ellos será un juego divertido, que según crezcan les irá ayudando a autocontrolarse, relajarse, a prestar más atención y a conseguir sus objetivos, tanto en la vida, como en el mundo laboral.
Lo primero es identificar la emoción en nosotros o en otras personas. Somos seres emocionales desde que nacemos, y por eso es importante saber reconocerlas. Es importante también saber conectar con esas emociones, no rechazarlas, no reprimirlas, pues si las reprimimos se manifestarán a lo largo de nuestras vidas. En cuanto reconozcas una emoción es importante que la aceptes, pues las emociones no son ni buenas ni malas, son adaptativas y son automáticas ante un estimulo que acontece.
Cada emoción prepara a nuestro organismo para una clase distinta de respuesta. Por ejemplo, con la ira el ritmo cardiaco aumenta y se dispara la adrenalina, para aumentar la energía disponible; así el cuerpo esta preparado para una acción vigorosa. Sin embargo, con el miedo la sangre se va hacia las piernas para poder huir y tu cuerpo empieza a desarrollar una alerta general. A veces puede ser una emoción confusa o fruto de varias emociones, pero debes reconocer la emoción principal en cada escenario. Por ejemplo; ¿es rabia o angustia? A veces parecemos enfadados y lo que estamos realmente es preocupado o angustiados. La emoción es inmediata, es instantánea.
Sé consciente de las implicaciones negativas de las emociones que sientas. ¿En qué te perjudica sentirte así? Averigua la causa, ¿cuál fue la situación detonante que te hace sentir así?
Tener conciencia de uno mismo, conocer las emociones y manejarlas, reconocer en los demás sus emociones; la empatia y asi manejar mejor las relaciones. Pregunta, interésate por lo que le ocurre. Siempre hay una razón para todo, practica la empatía.
Encuentra la razón de esa conducta en los demás o en ti mismo/a. Desconecta al menos unas horas. Tecnológicamente, socialmente y laboralmente. Intenta dejar tu mente en blanco y relajarte. Dedícate a ti. Tomar decisiones o buscar soluciones para evitar las situaciones que generan esa emoción.
Estudiar la estrategia de cómo hacerlo, también puede ser un pensamiento positivo. Aprende a decir que no de forma positiva añadiendo una alternativa amable. Puedes rechazar cualquier propuesta, sin herir las emociones de otra persona. Mantén la distancia con las personas que te generan una influencia negativa, sino puedes ayudarlas, aléjate. Entrenar desde hoy tus habilidades emocionales con un entrenamiento en inteligencia emocional es básico para los tiempos que vivimos.
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