Cada vez se escucha más que a las personas que están pasando por un problema emocional se les aconseja "que hagan cosas".
En mi consulta y en otras áreas de mi vida, me encuentro con personas a las que les ha recomendado la norma “haz, llena tu vida con acciones, splemente, no te quedes paralizado”.
Pero una vida con sentido personal no consiste en hacer por hacer. No consiste en llenar la maleta de cosas, en llenarla con lo que sea o con lo que consideran otros. Consiste en llenar la maleta de las cosas que te importan, que te representan.
- Artículo relacionado: "Vacío existencial: 5 consejos para saber qué hacer con tu vida"
La insatisfacción cotidiana
Thich Nhat Hanh dice: “Mis acciones son mis únicas verdaderas experiencias”.
Algunas personas se han hecho grandes "hacedoras", incluso tanto, que si no tienen nada que hacer se angustian. Llenando sus días de tareas interminables, pero sin pararse a valorar si son acciones que las enriquecen, que les acercan a la vida que quieren, si son acciones que les conectan. Sólo las hacen respondiendo a la norma “llena tu vida, haz”.
Cuando la persona atrapada por “el hacer” se encuentra nuevamente consigo misma, (siempre hay un momento con un hueco de inacción en la que la conciencia aprovecha para enseñarte cómo va tu vida) es probable que sienta un poso vital de insatisfacción, como un vacío interno, con la sensación de no llegar, de estar corriendo sin alcanzar, sin parada, atrapada por la prisa para ir a ningún sitio.
El vacío emocional
Viktor E. Frankl comenta: “La neurosis dominical, ese tipo de depresión que aflige a las personas que se dan cuenta de la falta de contenido en sus vidas cuando terminan las prisas de la semana ocupada y el vacío dentro de ellos se manifiesta”.
Yo lo llamo “el vacío de la acción vacía de coherencia”. Incluso, aunque la acción coincidiera con la persona, al estar fuera de su elección intencional y consciente, la persona no es consciente de su valor. Y más allá de la acción, está el significado de ésta, si verdaderamente te representa.
Muchos “Haceres” están gobernados por el piloto automático, por la inercia, por la prisa, por escapar de un sentimiento, por una infinidad de causas, que nada tiene que ver con lo que uno elegiría hacer.
No hablo de grandes acciones, hablo del día a día, de la grandeza que está en el vivir, que está en las pequeñas acciones del día. Como un gesto que te conecte, por ejemplo, con el respeto, si el respeto fuera un valor importante para ti. Ese gesto puede ir desde reciclar un folio, dar las gracias, tratar con amabilidad a los clientes en el trabajo, escuchar sin interrumpir, no ensuciar el medio ambiente… Como un beso que das a un niño mirándole a los ojos, atendiendo su rostro, sintiendo su piel y sin decirle “venga, date prisa” dándole un beso automático vacío de presencia.
Se podrían llenar folios y folios con ideas; es lo que tienen los valores personales, son direcciones, y siempre hay formas de cultivarlos. Dicen que en lo frecuente está lo extraordinario, que lo que pasa, es que en ocasiones, no nos damos cuenta de ello.
- Quizás te interese: "Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT): principios y características"
Acciones desde los valores
La Terapia de Aceptación Y Compromiso (ACT) nos habla de Acción Comprometida: proponerse metas guiadas por valores e involucrarse en acciones para desarrollarlas. Realizando acciones guiadas por nuestros valores más personales y significativos, acciones en las que estemos presentes y comprometidos.
Sólo a través de las acciones en las que estamos presentes y conectados, podemos establecer una vida significativa.
¿Qué podemos hacer con esto del hacer?
Pregúntate por tus valores, por tu coherencia, por lo que verdaderamente te importa. ¿Cómo quiero ser? Independientemente de mis pensamientos y emociones, cómo quiero ser en esta situación, con esta persona, con este suceso, con este lugar… ¿Qué sabor quiero dejar?
Por ejemplo: con mi hijo ¿Cómo quiero ser como madre/padre? ¿En qué quiero estar a su lado? ¿Para qué? Pongamos que tu respuesta es: quiero darle afecto y ayudarle a que sea independiente y a que se quiera. El ser consciente de cómo quieres ser, te acerca a la brújula para elegir acciones coherentes contigo.
Supongamos una situación del día a día: hija aprendiendo a calzarse. ¿Si le ato yo los zapatos de forma apresurada, le estoy ayudando a ser independiente? ¿Si le rectifico con mucha frecuencia y digo que es torpe, le ayudo a quererse? ¿Y a ser independiente? ¿Y conmigo, me acerco a la madre/padre que quiero ser?
Pero... ¿Y si le dejo intentar atarse los zapatos, dedicando un tiempo estipulado, sin prisas, con licencia para que pueda equivocarse y con la oportunidad de poder volver a intentarlo, haciéndolo con complicidad y con muestras de cariño? ¿Crees que esa acción cobra sentido para ti? ¿Es coherente contigo, con tus valores?
El qué es de gran importancia, pero en muchas ocasiones el cómo lo es aún más. ¿Cómo lo quiero hacer? Imagina que tu respuesta es: con cariño y paciencia. Ahora busca en ti, en tu bagaje personal tienes múltiples acciones para elegir. Sal de los debería, de los tengo qué y escucha tus "quiero".
Hay una significativa diferencia entre decirte “debería hacer…” “tengo que…” a decirte “quiero hacer…” y escucharte. El "quiero" te saca de las aplastantes exigencias paralizantes y te acerca a lo que verdaderamente te importa, te nutre y conecta.
Llenando nuestra vida de acciones que nos representen
Soy psicóloga especialista en ACT, y profesora acreditada de Mindfulness por Respira Vida breathworks, además de dirigir el Centro de Psicología y Mindfulness Purificación Estrada. También instruyo a profesionales de la salud mental en la adquisición de herramientas prácticas para que puedan aplicar en terapia ejercicios y dinámicas que lleven a soluciones reales en la vida de sus pacientes. Mi trabajo como terapeuta es ayudar a las personas a elegir ayudar a las personas a conectarse consigo mismas, es ayudarlas a ser más libres.
Actualmente estoy escribiendo mi primer libro, lleno de experiencia, práctica y utilidad para la vida. Un libro que ayuda a clarificar, que no te dice lo que tienes que hacer, que te respeta y te ayuda a que conectes o ayudes a otros a conectar con sus valores, a elegir y a acercarse a la persona que quieres, que quieren ser.
Un libro basado en la evidencia científica, matizado desde la propia experiencia clínica y personal, cimentado en una rigurosa formación, y sobre todo un libro que se está construyendo Con–Ciencia y Con-Corazón. Puedes ver mis datos de contacto haciendo clic aquí.