Cómo relajarse fácilmente, con 3 poderosos hábitos

Mantener la calma en situaciones estresantes. ¿Cómo lograrlo?

Algunas veces me preguntan cuál es la clave de la longevidad. ¿Podemos hacer algo para vivir más años? Distintos estudios, como este que fue publicado en The Atlantic, han sugerido que uno de los factores principales para predecir la longevidad es la ausencia de preocupaciones, estrés y tensión emocional. 

¿Cómo podemos lograr relajarnos?

Sí, se puede aprender a relajarse, y no es difícil. La habilidad para eliminar las preocupaciones de nuestra mente puede ser aprendida.

Mantener la cabeza fría y estar calmado en situaciones de especial tensión nos puede ayudar mucho en nuestra vida diaria. Las personas que no son capaces de calmarse en estas circunstancias suelen reaccionar de forma instintiva y poco racional, llegando a tener problemas graves. Cuando estamos en un estado de nervios, no somos capaces de valorar las consecuencias de nuestros actos, por lo que es de vital importancia que aprendamos a gestionar nuestras emociones y a relajarnos.

Esto también nos ayudará a sopesar la situación que tenemos entre manos, a hacernos una idea más nítida sobre cómo debemos actuar, y por supuesto a no hinchar en nuestra cabeza la magnitud del problema. En caso de que se produzca una discusión verbal, también podremos gestionar mejor nuestra implicación en ella.

Ventajas de saber gestionar los nervios

Si somos capaces de relajarnos en situaciones especialmente duras y estresantes, lograremos:

  • Mantener un mejor estado anímico, alejándonos del estrés psicológico y ahorrarnos conflictos con otras personas.
  • Ahorrar tiempo, esfuerzos y pensamientos en cosas que no nos aportan nada positivo.
  • Estar en concordancia con nuestros principios, y atraer hacia nosotros a personas que también son relajadas. Personas que viven la vida de una forma calmada y optimista, y que huyen de los conflictos.
  • Ser más atractivo. Los individuos que logran mantenerse impasibles ante las adversidades son mucho más atractivos para los demás, porque demuestran confianza en sí mismos y una buena dosis de autocontrol.

Hábitos para saber calmarse incluso en las peores situaciones

Entonces, ¿cómo logramos mantener alejado el nerviosismo y el estrés?

Existen distintas técnicas de control emocional que pueden ayudarnos a gestionar los efectos psicofisiológicos del estrés y la ansiedad. Pero hay más: podemos también implementar ciertos hábitos positivos que nos pueden ayudar a calmarnos y evitar ser presos de los nervios, de la ira o de cualquier otra reacción que no conduce a nada bueno. 

Aplicándolos correctamente, evitaremos frustraciones, miedos, preocupaciones y enfados que puedan degenerar en problemas difíciles de resolver.

1. Pregúntate a ti mismo: ¿realmente vale la pena?

Nuestros pensamientos pueden ayudarnos a mejorar la situación. Pero cuidado, porque también pueden empeorarla. La clave aquí radica en hacernos las preguntas adecuadas, para así poder tener una buena perspectiva del conflicto.

  • ¿Es realmente importante? Muy simple. Haciéndonos esta pregunta podremos poner en contexto la situación que estamos viviendo. Tal vez no merezca la pena ponerse nervioso por una tontería.
  • ¿Me importará esto en 2 años? ¿O incluso en un par de semanas? Esta pregunta nos puede servir para relativizar mucho el problema que tenemos enfrente. Es muy útil a la hora de valorar si realmente tiene algún sentido perder los nervios o preocuparse en exceso por algo. Es probable que haciéndonos esta pregunta tomemos una perspectiva mucho más racional del asunto. ¿Dentro de dos semanas, tendrá alguna influencia esa preocupación en tu vida? Probablemente no.

2. Asume que la vida no tiene por qué ser un martirio

Si notas que te sumerges día tras día en pensamientos obsesivos sobre tus problemas, tal vez estás entrando en una espiral de negatividad y de pensamientos que te sumergen en un estado de constante nerviosismo.

¿Has probado a distraerte? Seguramente, si pones en tu vida un poco de diversión, tu mente te lo agradecerá. Hacer actividades que te gustan, pasar un rato con tus amigos y reírse de la vida es uno de los mejores remedios contra el nerviosismo y la preocupación.

Cuando una persona tiene una vida excitante, divertida y apasionante, no se detiene a pensar en las posibles preocupaciones que le rodean. Todos, absolutamente todos vivimos en una sociedad donde abundan las cosas que no nos gustan, incluso cosas que nos hieren. Hay que enfrentarse a las injusticias, pero es muy bueno para nuestra salud psicológica que aprendamos a despejar nuestra mente, quitándonos un poco la tendencia a dramatizar la vida.

Así pues, puede ayudarte dejar de sobreanalizar estos asuntos peliagudos y dedicar más tiempo a explorar lo bueno de la vida. Salir de la rutina negativa y de centrar toda la atención en las preocupaciones puede ser complicado, porque es una zona de confort. Pero si eres capaz de imponerte dinámicas positivas y hábitos saludables, la confianza en ti mismo aumentará y serás capaz de enfrentarte de forma mucho más sana a cualquier problema.

3. Pon humor a las situaciones complicadas

¿Qué más podemos hacer para intentar relajarnos en situaciones complejas?

Un buen truco es pensar de forma distinta a como lo hacemos normalmente. Añadir un poco de humor a las situaciones estresantes puede ser de gran ayuda para relativizar la importancia de los problemas.

Por ejemplo, pregúntate a ti mismo:

  • ¿Qué haría Doraemon en mi lugar?
  • ¿Qué diría mi abuela si me pudiera ver en esta situación estresante?
  • ¿Cómo actuaría [tu amigo más calmado y confiado] en esta circunstancia?

Esta clave para relajarse fácilmente te permite cambiar tu visión a una perspectiva divertida y desenfadada. Cuando estamos en un estado mental negativo (estresados, agotados, superados por la situación, malhumorados…) no viene nada mal desmitificar el mal momento a base de humor y de buenas vibraciones.

Todos estos consejos son útiles a la hora de mantener la calma en momentos complicados. Aplícalos a tu vida y es probable que todo mejore. ¡Suerte!

Psicólogo social

Graduado en Psicología por la Universitat de Barcelona. Máster en terapia cognitivo-conductual. Posgrado en Nutrición y Alimentación Sanitaria y Social por la UOC. Posgrado en Intervención psicosocial. Máster en Actividad Física y Salud por la UB.

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