Para muchos, el concepto de éxito está ligado al dinero, al poder y a lo material. Nos han educado para que pensemos que para alcanzar el éxito tenemos que trabajar incansablemente, con una persistencia inflexible y una intensa ambición, y nuestro éxito sólo parece tener valor en la aprobación de los demás.
Para demostrar que somos exitosos hay que llevar ropa de marca, tener una chica linda, una profesión de éxito, un buen puesto, un buen coche, etc… construyendo un camino de sufrimiento, lejos de un verdadero sentido del desarrollo personal, del bienestar emocional y de espaldas a nuestros propios deseos.
¿Cuáles son las leyes que rigen a los espíritus libres?
Imaginemos a un ejecutivo movido por un intento de lograr el éxito y triunfar en su profesión, que se dedica con tanto afán a lograrlo que, cuando lo alcanza, se da cuenta de que ha perdido todo lo demás, incluyendo a su propia mujer y a sus hijos. Como resultado, el único respeto que recibe es la de sus subordinados, los mismos que no quieren perder su empleo. Tiene dinero, poder y está en uno de los puestos más altos de su empresa, pero la soledad y la fatiga emocional le hacen plantearse si ha valido la pena llegar hasta aquí.
Como Deepak Chopra ha observado, tanto esfuerzo desmedido no es necesario e incluso contraproducente para conseguir el éxito. No hay que olvidar que el éxito es una experiencia subjetiva y tiene que ver con estar bien en las distintas áreas de nuestra vida. En su libro “Las 7 leyes espirituales del éxito”, el autor repasa las normas y principios necesarios para conseguir el éxito.
Al fin y al cabo, lo más importante no es tener éxito en una determinada cosa que hagas, sino lograr una sensación de éxito a nivel general. El éxito es aquello que nos lleva a tener una vida satisfactoria y con sentido, una vida plena.
1. Ley de la potencialidad pura
Esta ley se basa en el hecho de que todos somos, esencialmente, pura conciencia. Es decir, ser conscientes es potencialidad pura; un estado de infinita creatividad y potencialidad. Cuando descubres tu esencia natural y conectas con quien realmente eres, ese mismo conocimiento es la habilidad para conseguir el verdadero éxito, porque estas en el eterno éxito y el tiempo correa a tu favor, no en tu contra.
Esta ley también era conocida como la ley de la unidad, porque a pesar de la complejidad de la vida, sobretodo hoy en día en el mundo globalizado en el que vivimos, “ser plenamente consciente” es necesario para preservar el espíritu.
Por eso, en la actualidad, la práctica de atención plena o Mindfulness tiene tanto éxito, pues este estado de consciencia y calma ayuda a autorregular el comportamiento y a conocerse mejor, además de crear un ambiente propicio para el bienestar personal. La Atención Plena es una manera consciente e intencionada de sintonizar con lo que está pasando dentro de nosotros y nuestro alrededor, y permite desenmascarar automatismos y promover el desarrollo integral.
2. Ley de dar y recibir
El Estado de Flow en la vida no es nada más que la interacción armoniosa de todos los elementos que estructuran nuestra existencia. Dar y recibir mantiene la riqueza y la afluencia de las relaciones interpersonales. Pese a que muchos piensen que dar constantemente es un síntoma de debilidad, tanto dar como recibir tienen efectos psicológicos importantes: reducen el estrés, mejoran la autoestima, etc.
Ayudar a los demás sin esperar recibir nada a cambio aporta más ganancias de las que creemos: un estudio de la Fundación para la Salud Mental de Reino Unido ha demostrado que ser altruista es beneficioso para nuestra salud. Pero si además recibimos, ésto nos proporciona un equilibrio que nos mantiene vivos. La felicidad está muy relacionada con las relaciones interpersonales sanas, y esto es aplicable a todos los ámbitos de nuestra vida, incluso con los compañeros de trabajo.
3. Ley del Karma (o causa y efecto)
El Karma es la acción y la consecuencia de la acción. La ley del Karma es importante, pues nos avisa de que si hacemos algo malo (o que se considera malo), ésto tendrá unas consecuencias negativas para nosotros. Puede que alguna vez nos salgamos con la nuestra, pero seguramente recibamos algo similar en algún momento de nuestra vida.
El Karma nos sitúa, nos avisa y nos permite elegir. Nos indica que lo que nos ocurre es consecuencia de nuestros actos, y nos posibilita la autorreflexión para evitar cometer los mismos errores en el futuro. Por tanto, el Karma no es un castigo, es una oportunidad para crecer.
4. Ley del mínimo esfuerzo
Seguramente has escuchado alguna vez que "menos es más”, y hayas oído hablar de la ley del mínimo esfuerzo. Esta ley viene a representar esto exactamente. Este es el principio de la acción mínima, y la no resistencia. Esto es, por tanto, el principio del amor y la harmonía.
Esta ley no quiere decir que debemos mostrarnos inmóviles y pasivos ante la vida, sino que cuando las acciones vienen motivadas por el amor (hacia los demás y hacia uno mismo), no requieren tanto esfuerzo. Por ejemplo, cuando hacemos las cosas a desgana, nos costará mucho movernos. Pero cuando hacemos las cosas con pasión, es decir, con amor hacia lo que nos gusta, entramos en un Estado de Flow o "fluir".
Esta ley tiene tres principios fundamentales:
- Aceptación: Cuando tratamos los hechos y la vida con aceptación hacia nosotros mismo y hacia los demás, nos sentimos aliviados. Este momento es tal como debe ser, pues todo el universo es tal como debe ser. Por ejemplo, cuando nos sentimos frustrados con alguien o por algo, no nos sentimos frustrados o alterados por una persona o por una situación, sino ante los sentimientos que albergamos con respecto esa persona o situación.
- Responsabilidad: Todos los problemas son oportunidades para crecer y desarrollarnos. Cuando nuestro estado de preparación se encuentre con la oportunidad, la solución aparecerá espontáneamente, sin esfuerzo.
- Indefensión: Si abrazamos “el aquí y el ahora”, es decir, el presente, nos volvemos parte de él y conectaremos emocionalmente, pues liberaremos las terribles cargas de la actitud defensiva, de resentimiento y de hipersensibilidad, favoreciendo el Estado de Flow. Cuando poseamos la combinación de delicada de la aceptación, la responsabilidad y la indefensión, viviremos este Flow durante toda la vida, con una predisposición libre de esfuerzos.
Si quieres saber más sobre la Ley del mínimo esfuerzo, te recomiendo esta lectura:
"Ley del mínimo esfuerzo: 5 claves para comprenderla"
5. Ley de la intención y el deseo
Esta ley afirma que, al ser conscientes y poseer la capacidad de adaptarnos, podemos influir en el entorno, podemos crear nuestro propio futuro. Desear y tener una intención, son el motor que nos posibilita movernos. Pero el deseo y la intención no son el único requisito para conseguir el éxito, sino que Chopra explica que además de éstos, debemos cumplir la “ley de la conciencia pura” y la “ley del desapego” (que se explicará a continuación, en el siguiente punto).
Además, éste afirma que “cómo se crea el futuro en base a esta intención, es fundamental partir del concepto de que el tiempo es el movimiento del pensamiento. Es decir, el pensamiento hacia atrás es una interpretación de fuerzas abstractas, recuerdo, memoria; mientras que el futuro es una proyección de fuerzas abstractas”. Por tanto, la intención y el deseo deben estar en el aquí y el ahora, pues “solamente el presente, que es consciencia, es real y es eterno.(...) Tanto el pasado como el futuro nacen en la imaginación”.
6. Ley del desapego
El desapego, pese a que pueda parecer sinónimo de frialdad, es un concepto que está muy de moda en el desarrollo personal, pues posibilita vivir con ecuanimidad y estabilidad emocional. Este es un concepto muy importante hoy en día, pues la mayoría de individuos están demasiado apagados incluso a cosas materiales. No es fácil mirar hacia dentro cuando la cultura nos lleva a mirar hacia fuera constantemente, a compararnos, a ser más exitosos, más consumidores, etc. En medio de tanta información nos apegamos a viejas certidumbres para sentirnos seguros, imposibilitados para describir la realidad tal cual es.
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El desapego no significa que no se puedan sentir las emociones, se trata de aceptarlas y observarlas desde otra óptica, mucho más adaptativa. Se trata de ponerlas en perspectiva, eso es, alejarse un poco de las cosas para tratar de ser más objetivo y realista.
Tal y como explica el psicólogo Jonathan García-Allen en el artículo “Desarrollo Personal: 5 razones para la autorreflexión”, publicado en Psicología y Mente: “Afortunadamente, tenemos la capacidad reflexiva de desapegarnos de lo que creíamos cierto e inamovible, de conectar con el entorno y con nosotros mismos y de meditar sobre nuestra realidad. En la dimensión individual nuestras creencias, hábitos y acciones siempre están motivados por nuestras emociones, con lo cual es fundamental comprenderlas y aceptarlas. El futuro a corto, medio y largo plazo es totalmente incierto, pero ocurra lo que ocurra podemos modular (a peor) nuestra experiencia con la emoción de la expectativa, el control, el cinismo, la superficialidad... pero también somos capaces de mejorarla si sucede desde la emoción del autorrespeto, la gratitud, la confianza, la sinceridad y la tranquilidad"
7. Ley de Dharma, o el propósito en la vida
Según esta ley, todos poseemos un talento único y una manera única de expresarlo. Hay un algo en cada uno de nosotros que podemos hacer mejor que los demás, pues por cada talento único y por cada expresión única de dicho talento, también existen unas necesidades únicas. El expresar nuestros talentos para satisfacer necesidades, crea riqueza y abundancia sin límites.
La ley de Dharma tiene tres componentes:
- Cada uno de nosotros está aquí para descubrir su yo superior o su yo espiritual, y debemos descubrirlo por nuestra cuenta.
- El ser humano tiene un talento único. Cada uno de nosotros tiene un talento tan único en su expresión que no existe otro individuo que tenga ese talento o que lo exprese de esa manera. Cuando expresamos este talento único, estamos en Estado de Flow.
- Cada uno de nosotros debe poner este talento al servicio a la humanidad para ayudarnos mutuamente. Cuando combinamos la capacidad de expresar nuestro talento único con el servicio a la humanidad, usamos plenamente la ley del Dharma.