El coaching apreciativo es un tipo de coaching que se fundamenta en la indagación apreciativa, una metodología de cambio que ayuda a descubrir las fortalezas de una persona, grupo u organización, y que ayuda a reconocer, capitalizar y utilizar aquellas creencias y comportamientos que son y han sido útiles.
Se enfoca en aquello que queremos más, y no en lo que no queremos, y se focaliza en vivir apreciando, a vivir sintiendo gratitud por todo lo que la vida nos aporta.
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Comprendiendo el coaching apreciativo
Esta semana, Miriam Subirana, colaboradora del Instituto de Asistencia Psicológica y Psiquiátrica Mensalus, nos habla sobre el coaching apreciativo y el poder de la imagen.
En ocasiones estamos cerrados en una visión que no nos permite avanzar, una construcción que valora únicamente la parte negativa de la realidad. ¿Qué podemos hacer en estos casos?
Vivimos en una realidad creada por nuestras conversaciones y por las historias que nos explicamos. Si estas historias contemplan la parte negativa de la vida, posiblemente, nos resulte complicado conectar con la otra parte positiva que nos empuje a realizar un cambio.
El coaching apreciativo centra la atención en aquella otra parte que la persona está perdiendo de vista. En lugar de dar vueltas al problema, el coach plantea imaginar qué haríamos si el conflicto no existiera. El objetivo es visualizar otro escenario más positivo.
Todo se basa en el poder de la imagen. Por ejemplo, si yo vuelvo cada día a casa pensando que me aburriré al lado de mi pareja, difícilmente, encontraré un momento divertido conjunto. Bien, como coaches podríamos lanzar la siguiente pregunta:
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¿Cuál sería el ideal si el aburrimiento dejara de existir? Mmm...Hacer algo distinto y emocionante. Ir al teatro podría ser una gran opción, por ejemplo, una función de monólogos.
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¿Por qué? Allí podríamos pasar un buen rato y, sobre todo, reír.
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Y qué podrías hacer tu para reír?
En este caso, la persona empezaría a responder situaciones en las que reiría y, no solo eso, podría visualizarse en este estado jovial y distendido que hace tiempo que no experimenta. Desde el coaching apreciativo acompañamos al individuo en un viaje hacia la imaginación de sueños para que su actitud en el aquí y ahora cambie.
¿Es fácil tener una imagen clara de lo que queremos cambiar?
No siempre. De hecho, este es uno de los puntos básicos a tratar. Si no tenemos una imagen clara de aquello que deseamos cambiar, será muy complicado poner en marcha las áreas de trabajo para el cambio.
El cambio sucede porque existe un elemento atractivo que nos empuja hacia la acción o porque el malestar que genera el “no cambio” es insoportable (en este segundo caso es igual si existe imagen de futuro o no). Bien, el problema aparece cuando el malestar no es insoportable pero no existe una imagen de futuro atractiva. Entonces... ¿Qué nos mueve?
Aquí surge la necesidad de crear un sueño.
Y para dibujar este sueño, ¿qué nos puede ayudar?
En este caso el terapeuta o coach es el encargado de realizar preguntas que ayuden al individuo a reflexionar sobre sí mismo. Uno de los elementos que utilizamos para establecer un diálogo es el lenguaje de la abundancia en lugar del lenguaje de la carencia.
El lenguaje de la abundancia busca aquello que queremos ganar con el sueño. Por ejemplo, en el caso de aquellas personas que desean dejar de fumar, el discurso habitual responde a “tengo que dejar de fumar” (una obligación). Desde el coaching apreciativo preguntaríamos “¿qué quieres ganar si no fumas?”. Visualizar este deseo ayudará a la persona a construir una imagen positiva.
Así mismo, también haremos especial hincapié en poner de manifiesto las fortalezas que posee el protagonista. Buscar los recursos que le fueron útiles en un pasado y conectar nuevamente con aquellas situaciones (siguiendo con el primer ejemplo, podríamos ayudar a la persona a detectar momentos en los que reía y se nutría de los otros, entre ellos, su marido) evoca sentimientos necesarios para el cambio.
En definitiva, entendemos que el coaching apreciativo se centra en el diálogo de lo que queremos en lugar de lo que no deseamos, ¿es así?
Cierto. En lugar de fijarnos en el problema nos centramos en qué ocurriría si no existiera. El coaching apreciativo busca el núcleo vital positivo, aquello que da vida a la persona. Una vez detectado dicho núcleo, lo hace crecer. ¿Y cómo lo hace? Tal y como comentábamos, por medio del poder de la imagen positiva, el lenguaje de la abundancia y la conexión con las propias fortalezas.
¿Qué mensaje te gustaría transmitir a nuestros lectores antes de terminar esta entrevista?
Las imágenes crean mundos. La realidad que vivimos la generamos con las imágenes en las que creemos y nos proyectamos. El cambio se inicia en las imágenes que tenemos del futuro.
Apreciar y reconocer lo mejor de “lo que es” despierta nuestra positividad. No olvidemos que todo ser humano necesita ser apreciado y reconocido. Cuando apreciamos, avanzamos: nuestra mente se abre a recibir y a aprender.
Vivir apreciando es sentir gratitud por todo lo que la vida nos aporta. Sea positivo o negativo, bueno o malo, podemos decidir ver el lado positivo que nos ayuda a valorar y a progresar.