¿Cómo afrontar el perfeccionismo en la preparación de oposiciones?

A pesar de que cada persona es un mundo, en términos generales se puede afirmar que el proceso de preparar una oposición es altamente retador. Cada oposición tiene sus características y demandas concretas y, aún así, todas coinciden en que requieren una gran dedicación por parte de la persona opositora. Este proceso puede resultar bien agotador para quienes lo están viviendo y llegar a tener incluso consecuencias en los diferentes ámbitos de la vida. Asimismo, también puede afectar a las personas que forman parte de su entorno.

A la hora de opositar es relevante tener en cuenta que el hecho de memorizar no es el único factor del que dependerá el resultado obtenido. Debido a que es un proceso que suele llevar meses de preparación, o incluso años, es importante desarrollar otros aspectos provechosos y, cuando sea necesario, dejarse guiar y acompañar por profesionales experimentados en el tema.

¿Qué es el perfeccionismo?

En psicología, el perfeccionismo se entiende y define como la tendencia a esforzarse constantemente con el objetivo de conseguir ciertas metas u objetivos que, habitualmente, son excesivamente altos, pudiendo llegar a ser incluso inalcanzables. Esta predisposición suele llevar a las personas a sufrir una gran insatisfacción con los resultados que obtienen por ser imperfectos. Y puede interferir en la preparación de oposiciones, tal y como sabemos a raíz de nuestra experiencia dando apoyo a opositores en Óptimo Nivel.

¿Es malo ser perfeccionista?

Para responder a esta pregunta, no podemos obviar el contexto cultural en que nos encontramos. Desde hace mucho tiempo, está instaurada en nuestra sociedad la conocida como «cultura del esfuerzo» en la que el mensaje principal es que podemos conseguir cualquier cosa si nos esforzamos. Este mensaje se ha utilizado durante cientos de años para manipular a trabajadores/as e incrementar su rendimiento y producción.

Si bien es cierto que, en ocasiones, nuestro esfuerzo puede estar directamente relacionado con el resultado que obtengamos, no siempre es así. En algunas situaciones, un sinfín de factores externos, ajenos a nuestro control, también influyen o interfieren. El problema principal que genera este tipo de mensajes relacionados única y exclusivamente con nuestro esfuerzo y desempeño es que suelen llevarnos a sentir desamparo y un elevado sentimiento de culpa cuando las cosas no salen como nos habría gustado o, simplemente, como esperábamos.

Partimos de la base de que nuestra sociedad nos insta a ser personas productivas la mayor parte de nuestro tiempo y nos envía el mensaje de que el descanso es innecesario o, peor aún, sinónimo de holgazanería. Además, con la aparición de las redes sociales, se ha fomentado exponencialmente el hecho de compartir aquellos aspectos de nuestras vidas —personales o profesionales— que son «buenos», «deseables» o «perfectos».

Teniendo todo esto en mente, es probable que hayamos crecido con la idea de que el perfeccionismo es algo bueno, incluso envidiable, puesto que se asocia con una elevada disciplina, constancia, una gran capacidad de organización, sacrificio y dedicación. No obstante, es importante tener en cuenta que dicha tendencia puede llevarnos a mucho sufrimiento, comparaciones incesables y frustración. Si esto se prolonga en el tiempo, podrían ir agravándose la situación y padecer de otras dificultades como bloqueos, ansiedad e incluso depresión.

¿Qué hacer si estamos sufriendo por el perfeccionismo?

Si estás en el proceso de opositar y has identificado en ti esta tendencia al perfeccionismo, es probable que hayas sentido inseguridad y miedo en innumerables ocasiones. Dicha inseguridad ha podido llevarte a cuestionarte aspectos como la calidad de tu material de estudio, de tus esquemas o resúmenes, y quizá te ha llevado a invertir mucho tiempo en buscar más recursos para asegurarte que tienes los de «mejor calidad» o, a lo mejor, a repetir el material que tú habías preparado en lugar de invertir ese tiempo en seguir preparándote las pruebas.

Además, es probable que el perfeccionismo te diga constantemente que «no es suficiente». El problema es que, para esa «vocecilla» nunca nada es suficiente: ni la calidad o cantidad del material, ni el tiempo que dedicas a estudiar, ni los resultados que obtienes… Indudablemente, esto es agotador, frustrante y puede despertar en las personas que lo viven muchas emociones desagradables.

A continuación citaremos algunos aspectos clave a la hora de afrontar el perfeccionismo:

1. Asumir que la perfección no existe

El aspecto básico del que necesitamos partir es asumir que la perfección no existe. Este punto puede ser realmente complejo y puede llevarnos tiempo.

Muchas veces, la autoexigencia tan elevada se relaciona con miedo a fracasar o a no ser suficientemente bueno/a. En este punto, es imprescindible recordar que nuestros resultados no nos definen como personas. Del mismo modo, es importantísimo tener presente que estamos haciendo lo mejor que podemos o sabemos en cada momento.

2. Sé realista

En relación al establecimiento de objetivos, es primordial que sean objetivos realistas, alcanzables y, si puede ser, medibles. Es aconsejable dividir los objetivos que nos establecemos a largos plazos en objetivos más pequeños que podamos asumir a corto y medio plazo. Es interesante repartir la carga de estudio al máximo posible cuando se realiza la planificación.

Es interesante establecer límites temporales que nos ayuden a dedicar un tiempo específico a cada tarea para evitar invertir demasiados recursos en una única tarea intentando hacerla «perfecta».

3. Crea rutinas de autocuidado

Es necesario que inviertas tiempo en tu autocuidado. Aspectos tan básicos como una alimentación equilibrada, una adecuada higiene del sueño y realizar actividad física moderada es clave para tu salud física y mental. Además, invertir tiempo en realizar actividades agradables y placenteras es imprescindible para sobrellevar esta situación.

Asimismo, puede resultarte beneficioso aprender algunas técnicas de relajación y, sobre todo, cultivar la autocompasión para acompañarte en este duro proceso.