Comprendiendo las diferencias entre Psicología y Coaching

Un repaso a lo que permite distinguir entre la labor de los psicólogos y la de los coaches.

Comprendiendo las diferencias entre Psicología y Coaching

Desde mi punto de vista, existe una absurda “batalla” entre el mundo del coaching y la psicología. Unos argumentan que los otros invaden su terreno, y viceversa. No alcanzo a comprender esta ridícula confrontación, ya que ambos compartimos el mismo objetivo: ayudar verdaderamente a los demás.

Le tengo un profundo respeto tanto a los competentes psicólogos como a los capacitados coaches. Sin embargo, no albergo tanto respeto por aquellos coaches o psicólogos que creen poder brindar una ayuda real simplemente realizando un trabajo superficial y basado en manuales.

Por ende, responder a la cuestión planteada no resulta tarea sencilla y dependerá en gran medida de cómo se interpreten las palabras. Existen diversas modalidades de coaching y psicología, y agruparlas todas bajo un mismo paraguas solo sirve para alejarnos de la verdad.

Tanto los coaches profesionales como los psicólogos profesionales llevan a cabo una labor psicológica con sus clientes o pacientes. Al fin y al cabo, trabajan principalmente con sus mentes. Las disparidades residen en la casuística y en las herramientas empleadas.

Diferencias entre psicología y coaching

Hay muchos coaches que completan su formación en psicología, y también numerosos psicólogos que se forman en algún tipo de coaching, con el propósito de ampliar su espectro de casuística, habilidades y herramientas. Esto demuestra que son disciplinas sumamente complementarias debido a sus numerosas similitudes.

La primera diferencia: Casuística

Un concepto que distingue claramente la primera disparidad entre estas dos disciplinas es el concepto de 'curar'. Curar a 'enfermos' mentales pertenece claramente al ámbito de los psicólogos. Un coach no ha sido capacitado para curar patologías psicológicas. Por lo tanto, en el coaching siempre sostenemos que la persona con la que trabajamos debe ser 'coacheable' y, para ello, debe estar mentalmente 'sana'.

Ahora bien, ¿por qué escribo las palabras 'enfermo' y 'sano' entre comillas? ¿Conoces a alguna persona que esté completamente 'sana' mental y emocionalmente hablando? Yo desde luego no. Por tanto, sería más apropiado hablar en términos relativos.

Si una persona desea superar un trauma de su infancia, será prudente que busque ayuda de un psicólogo. Y si esta persona se dirige a un coach solicitando ayuda para superar su trauma, dicho coach hará bien en recomendarle que busque la ayuda de un psicólogo.

Sin embargo, si una persona está luchando por construir la vida que desea debido a sus miedos y baja autoestima, puede trabajar perfectamente con un buen coach, aunque esos desafíos provengan de un trauma infantil. No estarán 'curando' ese trauma, sino construyendo un futuro prometedor a pesar de un doloroso pasado. Por lo tanto, personas suficientemente 'mentalemente sanas' podrán trabajar tanto con un psicólogo como con un coach, según su preferencia personal y sus necesidades específicas.

Pero aquellos que no estén suficientemente 'sanos' mentalmente deberán acudir a un psicólogo y no a un coach.

Segunda diferencia: Herramientas

Como mencioné anteriormente, no tiene sentido generalizar a todos los psicólogos ni a todos los coaches. Un psicoanalista no trabaja de la misma manera que un psicólogo conductista o humanista.

De la misma manera, un coach empresarial superficial no trabaja igual que un coach transpersonal profundo.

No obstante, hay una diferencia fundamental que nos ayuda a comprender por qué las herramientas difieren esencialmente. Un coach nunca realiza diagnósticos. No lo hace porque su enfoque no es curativo. Si no hay nada que curar, no hay nada que diagnosticar.

Personalmente, una de las cosas que más aprecio del coaching transpersonal es que nunca etiqueta nada. Se trabaja la unicidad de cada persona, lo que la hace única e irrepetible, tanto en su personalidad, como en sus circunstancias actuales, recuerdos pasados y aspiraciones futuras. La transformación del cliente surge de su propio trabajo, en la dirección que él o ella desee y con la velocidad de progreso que decida.

Los coaches transpersonales son excelentes catalizadores de la voluntad profunda del Ser de sus clientes. Y no se puede diagnosticar o etiquetar al Ser. Por lo tanto, un verdadero coach no da consejos, no dicta acciones, no impone rutinas ni pautas, no prescribe dietas ni meditaciones. En su lugar, surgirán muchas ideas en su mente sobre lo que sería beneficioso para su cliente, pero será prudente mantenerse en silencio y permitir que cada persona descubra su propia verdad.

Al fin y al cabo, ¿quién soy yo para saber qué es lo mejor para ti? A menudo ni siquiera sé qué es lo mejor para mí. Pero con las herramientas del coaching transpersonal, te ayudaré a explorar dentro de ti mismo, allí donde aún no has mirado o no te has atrevido a mirar, para encontrar la respuesta transformadora que buscas. Y si la encuentras en tu interior, es porque siempre ha estado allí. Desde luego, no fui yo quien la colocó ahí. Siempre la llevaste contigo, pero quizás no fuiste consciente de ello hasta ahora.

Todo trabajo auténtico de ayuda, tanto psicológico como de coaching, debe, en mi opinión, fomentar la autoconciencia de las personas y su responsabilidad sobre su propia voluntad.

Pero las herramientas serán diferentes según se aplique el concepto de 'curar' y su consecuente 'diagnosticar' o no.

¿Es necesario aprender psicología para ser coach?

Para ser un excelente coach profesional, no necesitas una formación previa en absoluto. No es imprescindible haber estudiado psicología, sociología ni ninguna otra disciplina similar. Lo que realmente se requiere es una disposición para aprender, explorar tu propio interior y aprovechar tu deseo de ayudar a los demás. A través de una formación en una escuela reconocida que enseñe un coaching profundo y transformador, con una metodología que convierta verdaderamente tu conocimiento en sabiduría, podrás realizar un magnífico trabajo de ayuda duradera, tan necesario en nuestro mundo.

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