Olvidar es el problema y recordar es la solución

Una reflexión sobre el autoconocimiento y su relación con la memoria.

Olvidar es el problema y recordar es la solución

¿Dónde estábamos antes de nacer? Normalmente no nos acordamos. Es normal, aunque hay personas (muy raras excepciones) que sí se acuerdan. Y recuerdan que estaban en un estado de felicidad total. Ese estado de felicidad es nuestro estado natural, en el que no hay todavía un ego (“yo” diferente a un “tú”) y, por lo tanto, no hay miedo.

Tampoco nos acordamos de cómo fue el primer momento en que llegamos a la vida, es decir, el momento en que nacimos. Pero sí podemos recordar nacimientos de otras personas (quizás nuestros hijos). Todos lloramos, y no es solo porque por primera vez hacemos uso de nuestros pulmones, sino que por primera vez también nos alejamos de ese estado de felicidad total y sabemos que pronto empezaremos a olvidar…

¿Qué olvidamos?

En los primeros 3 años de vida olvidamos, poco a poco, quiénes somos realmente. Olvidamos nuestra verdadera identidad, que es puro gozo y consciencia. Olvidaremos que todos somos hijos o expresiones del mismo Universo-Ser. Olvidamos que estamos de paso por esta escuela (llamada Tierra). Olvidamos que nuestra alma no tiene preferencias por razas ni ideologías ni sexo porque para el alma todo son experiencias que enriquecen. Olvidamos que no hemos venido a la Tierra para ser “alguien”, pues ya lo somos. Olvidamos que no hay un destino donde llegar, sino que lo importante es el viaje y el aprendizaje.

Olvidamos que nuestra verdadera familia no es de sangre sino del corazón. Olvidamos que hicimos ciertos “pactos” o contratos con otras almas y que estamos predestinados a cumplirlos. Olvidamos que la magia está en el momento presente y no en el pasado ni en el futuro. Olvidamos que el Amor es nuestra esencia y lo único realmente importante. Olvidamos que vinimos a este mundo con un propósito (un plan) muy claro y que necesitamos experimentar lo que es andar perdidos y sin rumbo. Olvidamos que era necesario olvidar para poder recordar y experimentar la dicha de reconocernos.

¿Cómo olvidamos?

Olvidamos al identificarnos con un pensamiento (llamado “yo” o ego) y creer que “no soy suficiente” tal como soy. Confundimos nuestra esencia por un yo que se cree imperfecto. Durante los primeros 7 años vamos formando nuestro “yo” limitado gracias a la labor de nuestros padres, la familia y la sociedad. Nos programan con una serie de creencias. Por ejemplo:

Creemos que somos un cuerpo (que podemos ver en el espejo y reconocer por primera vez como “mi” cuerpo cuando tenemos un año y medio aproximadamente). Creemos que hay emociones buenas y malas y que nos definen (por ejemplo, si siento alegría creo que va todo bien, y si siento tristeza, creo que algo falla conmigo). Creemos que hay ideas mejores que otras (por ejemplo, si gana el Barça es mejor que si gana el Madrid – y eso depende de dónde hayas nacido). Creemos que para ser feliz hay que lograr ciertos hitos (por ejemplo, tener amigos, tener estudios, ganar dinero, encontrar una pareja…).

En definitiva, creemos que hay que ser lo que nuestros padres y la sociedad espera de nosotros, y nada más. Hay que esforzarse por ser el mejor “personaje” (ego) posible y no nos cuestionamos a ese personaje con el cual nos hemos identificado. Todo el mundo a nuestro alrededor está programado como uno mismo y nadie nos enseña a cuestionarnos nuestra la propia identidad (“quién soy”), hasta que llega una crisis.

¿Qué es una crisis?

Las crisis se producen cuando nuestra identidad se ve cuestionada. Entramos en pánico cuando tambalean nuestras ideas de quienes somos (y, por lo tanto, de qué sentido tiene nuestra vida).

La primera crisis, sin embargo, fue al nacer, pues allí empezamos a olvidar nuestra esencia, nuestra verdadera identidad. Y a medida que los adultos nos cortaron las alas por ser nosotros mismos, empezamos a desarrollar un personaje (ego) que nos permitiera sobrevivir (adaptarnos) en esta sociedad. Pero ese personaje está basado en el miedo y en una mentira (pues no es verdad que no seamos suficientes ni es verdad que seamos el cuerpo o nuestra mente). Somos la consciencia que habita en ellos. Usamos el cuerpo y la mente como un actor puede usar el vestuario para representar un papel, pero no somos ni la mente ni el cuerpo.

Nuestro ego (cuerpo-mente) es una máscara con la cual nos hemos identificado para sentirnos “seguros”. Nuestro ego es un personaje que sabe que no es real, pues solo vive de recuerdos (pasado) o imaginaciones (futuro). Ese ego desaparece cuando entras a vivir el aquí y ahora, que es lo único real. Ese ego pues vive con miedo a la realidad.

Cuando no vivimos en la realidad, hay miedo. El miedo alimenta al ego. El miedo es el propietario de la mente (donde reside el ego). Pero pocas personas se dan cuenta de todo esto y, aunque tengan ojos, no ven. La mayoría de personas viven dormidas (no conscientes de quiénes son aquí y ahora, más allá de sus creencias. La mayoría viven con miedo a ser ellos mismos. La mayoría son incapaces de sentarse en silencio 5 minutos y mirar adentro. La mayoría viven identificados con su personaje (ego) pues creen que así se vive más “seguro”.

Pero esa falsa seguridad se verá trastocada cuando tengamos una enfermedad grave, o un accidente, o muera un familiar o una mascota, o suframos una ruptura amorosa o tangamos que cerrar nuestra empresa, o astrológicamente lleguemos a los 29-30 años que es cuando Saturno nos recuerda que debemos cuestionarnos quienes somos…

¿Cómo aprovechar las crisis?

Para aprovechar una crisis primero debemos comprender qué es una crisis. Una crisis es una oportunidad para recordar. La vida nos traerá situaciones “traumáticas” que están diseñadas para hacernos recordar quienes somos. Igual que una cáscara de una semilla debe romperse para que la semilla pueda crecer, toda crisis es una apertura más allá de nuestra falsa identidad o ego. Toda crisis es una oportunidad para crecer más allá de nuestros límites (o zona de confort). Detrás de cualquier crisis está tu esencia (alma) animándote a ir un paso más allá de tu evolución. Todo lo que nos ocurre (especialmente lo que nuestro ego etiqueta como “negativo”) tiene la misión de hacernos despertar a nuestra verdadera identidad (que es Amor).

Después de comprender (y aceptar) que la crisis en el fondo es algo bueno (aunque no le guste a nuestro querido “ego), hay que escuchar al corazón. Hay que tomarse un tiempo para estar en silencio con nosotros mismos, y aprender a escucharnos. En nuestro corazón está nuestra esencia susurrándonos el siguiente paso. Nuestra alma no habla siempre con palabras, pero sí con sentimientos. Intenta sentir qué te pide tu corazón, qué necesitas aprender, soltar y/o incorporar en tu vida.

Imagina que tienes unas gafas mágicas que pueden ver dónde está la oportunidad. Póntelas y dime qué ves. ¿Qué cualidades o virtudes te está animado la Vida que desarrolles o fortalezcas? ¿Quizás necesitas desarrollar la paciencia? ¿O la tolerancia? ¿O ser asertivo? Mira adentro y escucha tu intuición. Y luego, actúa. Haz lo que sientes que es correcto.

Pasito a pasito vamos haciendo el camino. No busques resultados, es decir, no te apegues al resultado. Se trata de hacer un pasito primero, y tener Fe. Confía que, si sigues haciendo pasitos, tarde o temprano, verás los resultados externos. Persiste y ten Fe. Y en este proceso, quizás necesitarás sentirte acompañado por algún profesional. No descartes apoyarte en alguien que quizás ha pasado por la misma experiencia que tu y que puede guiarte a conocerte un poquito más.

Como coach te ayudo a recordar quien eres. Yo soy tú sin expectativas ni miedo. Soy la misma esencia y la única diferencia es que quizás desperté un poquito antes que tu del sueño del ego. Externamente parecemos diferentes, pero por nuestro interior corre la misma inteligencia, el mismo amor y el mismo poder. Como coach no arreglo tu ego, sino que te ayudo a ir más allá de él y a despertar a tu verdadera identidad. Una vez recuerdes quien eres, se acabaron tus problemas, pues todos los problemas pertenecen al ego y no a quién eres realmente.

Al citar, reconoces el trabajo original, evitas problemas de plagio y permites a tus lectores acceder a las fuentes originales para obtener más información o verificar datos. Asegúrate siempre de dar crédito a los autores y de citar de forma adecuada.

Sergi Mora. (2021, septiembre 22). Olvidar es el problema y recordar es la solución. Portal Psicología y Mente. https://psicologiaymente.com/coach/olvidar-es-problema-recordar-es-solucion

Sergi Mora es coach personal especializado en los problemas de la autoestima. Atiende en su consulta de Sant Cugat del Vallès y de manera online.

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