El motivo por el que las personas acuden al psicólogo, independientemente de sus necesidades personales o problemas en su día a día, puede resumirse en un solo término: cambio a mejor impulsado a través de un proceso terapéutico.
En todos los casos se trata de un aspecto de la vida en el que hay algo que aprender, normalmente adoptando nuevos hábitos y otras maneras de pensar y de sentir.
Pero... ¿cómo se produce este cambio paulatino hacia una manera mejor de vivir? ¿En qué se diferencia de cualquier otro cambio vital que pueda producirse sin ir a psicoterapia? Para abordar este tema hablamos con el psicólogo José Miguel Martín Vázquez, de Todo es Mente.
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José Miguel Martín Vázquez: el proceso terapéutico y el cambio
José Miguel Martín Vázquez es psicólogo especializado en terapia online a través de su centro de asistencia psicológica Todo es Mente. En esta entrevista nos habla sobre el modo en el que la alianza terapéutica entre profesional y paciente puede impulsar el cambio en quien acude a la ayuda del psicólogo.
¿Cuáles son los principales ingredientes para que el cambio terapéutico que desea el paciente se produzca?
Dentro de un contexto general de clima terapeútico positivo, han de darse unos ciertos rasgos facilitadores, en grado suficiente, tanto por parte del cliente como por parte del terapeuta. Comunes a los dos serían 10: autocrítica, comunicación, concentración, confianza, flexibilidad, humildad, inteligencia, motivación, paciencia y sinceridad.
Un terapeuta habría de poseer además una autoestima alta, un buen conocimiento de sí mismo (ideal es haber hecho él mismo psicoterapia) y una mentalidad ecléctica (con independencia de su orientación terapeútica básica).
Será necesario que el cliente logre un conocimiento de sí mismo y de su problemática, que asiente las bases para proyectar y mantener cambios conductuales. El Inconsciente tiene que desaprender y aprender poco a poco, porque siempre somos nuestro pasado.
Ponerle palabras al problema que le genera malestar al paciente es seguramente algo complicado. ¿De qué manera se establecen los objetivos de la psicoterapia en las primeras sesiones con el psicólogo?
Centrarnos en la personalidad del cliente es mucho más fundamental que centrarnos en un diagnóstico. En el mismo sentido que enfocar la terapia en el aumento del campo de conciencia del cliente es más importante que las técnicas concretas que empleemos.
En una psicoterapia profunda y resolutiva no hay “pastillas para un síntoma”; vamos más allá de las manifestaciones “externas” del problema, para centrarnos en el contexto mental que lo produce.
Cliente y terapeuta deciden cuáles van a ser los objetivos de la psicoterapia (normalmente lo hacemos en la sesión de encuadre). Yo trabajo por procesos terapeúticos. En un punto determinado de la terapia, los dos sabemos que hemos alcanzado los objetivos acordados. En ese momento evaluamos el proceso y el cambio de la personalidad, y lo analizamos. A continuación, o bien damos por finalizada la psicoterapia, o bien abrimos un nuevo proceso, con nuevos objetivos.
¿Hasta qué punto es importante modificar nuestros hábitos para beneficiarnos de los efectos de la psicoterapia, entre sesión y sesión?
La psicoterapia empieza en el primer contacto, y acaba cuando el cliente decide que ha terminado. Todo es psicoterapia. Una terapia centrada sólo en las sesiones semanales no será la más productiva. Aconsejo a los clientes establecer intercambios escritos entre sesiones, con el fin de potenciar y hacer más efectivo el proceso.
Suele ser muy provechoso hacer una revisión biográfica, con intercambios continuos de ideas y perspectivas entre sesiones; así mismo se pueden hacer intercambios sobre cualquier tema relevante y actual en la vida del cliente. El cambio conductual es importante pero, para que sea sostenido y ayude en la resolución de la problemática, ha de ser suficientemente “consciente”, tener un sentido íntimo que se alcanza con el conocimiento de sí mismo y del problema.
Muchas veces se habla de la necesidad de salir de la zona de confort para poder progresar y gozar de una buena calidad de vida. ¿Estás de acuerdo con esto?
Sí, de una forma paulatina, a medida que el cliente se hace más consciente, a la vez que más fuerte psíquicamente. Es de sentido común que, si seguimos pensando y haciendo las mismas cosas, con el nivel de confort emocional habitual, no progresamos (estamos haciendo lo mismo).
El sufrimiento, igual que el atrevimiento, son ingredientes de la vida igual que de la psicoterapia. Pero hay “sufrimiento sin sentido” y “sufrimiento con sentido”. El cambio de la personalidad equivale a aumentar la capacidad de afrontamiento y, para lograr mayor resistencia física, es algo normal tener agujetas.
En tu experiencia profesional, ¿te has encontrado a muchas personas que acudan a terapia con la idea de que es el psicólogo quien tiene que encargarse de su mejora a lo largo del tratamiento, sin tener ellas que invertir ningún esfuerzo? ¿Qué hacer en estos casos?
Sí se dan casos de éste tipo. Suelen ser personas con el esquema mental “Médico/paciente”, que no son conscientes de la complejidad de lo mental y de la responsabilidad que tenemos en nuestro equilibrio psicológico. Una psicoterapia es un trabajo psíquico, y será necesario tener la disposición para “trabajar”. En éste grupo de clientes es frecuente el desconocimiento, o incluso la mayor o menor negación, del hecho psicosomático (la conexión mente/cuerpo).
En los casos más favorables, vamos consiguiendo una mayor conciencia y la persona se va haciendo más consciente de lo que es el cambio psíquico; hay clientes “ciegos” a la psicosomática, que descubren un mundo nuevo. En otros casos, los dos sabremos que no será posible el progreso.
¿Crees que las personas acuden cada vez más informadas a psicoterapia, y que esto facilita el proceso del cambio a mejor para esas personas con problemas?
Una cosa es estar informado, y otra es saber. El conocimiento intelectual es útil pero insuficiente, porque el conocimiento vivencial tenderá a prevalecer. Hay personas que, por sus experiencias vitales, están más preparadas para beneficiarse de una terapia. Ellos saben, por experiencia, que “Todo es Mente”; sólo necesitan que alguien los acompañe en su proceso de crecimiento interior.
Alguien puede tener la buena intención de hacer psicoterapia, porque su médico se lo recomendó, pero no entender que una psicoterapia no es ni “ir al psicólogo”, ni “hacer sesiones con un psicólogo”. Todas las personas tenemos nuestro momento, según para qué aspecto de la vida.
¿Qué pueden hacer los psicólogos para aumentar el impacto positivo que su trabajo tiene en la sociedad?
Hacer bien su trabajo. Servir a los demás de la forma mejor que sepan y puedan. Le llamo a ésta actitud “Perfección en la actividad”, y la considero una de las 7 fuentes de la autoestima secundaria (junto con el afecto sincero de los demás, conocimiento de sí mismo, ética secundaria, consecución de logros internos, superación de obstáculos y trascendencia). Los demás nos querrán ni nos queremos a nosotros mismos.
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