El polígrafo, vulgarmente conocido como detector de mentiras, ha entrado a formar parte de nuestra sociedad desde que se diera a conocer a finales de la década de los 30 y de la mano de John Augustus Anderson y Leonarde Keeler, sus inventores.
Cuando empezó a utilizarse esta máquina, muchos son los expertos de la materia que se plantearon las mismas preguntas que, incluso en la sociedad actual, están a la orden del día: ¿es el polígrafo un procedimiento eficaz ante todas las personas que se someten o hayan estado sometidas a él?, ¿Es fácil burlar su sistema de detección? ¿Hasta qué punto debería estar considerado como un método infalible para detectar mentiras?
Son dudas razonables teniendo en cuenta que la máquina es capaz de poner a sus víctimas en entredicho y crear situaciones de ambigüedad si no se sabe responderlas. A continuación veremos cómo funciona el polígrafo y hasta qué punto es eficaz.
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El origen del polígrafo
El italiano Cesare Lombroso (destacado antropólogo del siglo pasado), estudió la relación que existe entre los cambios que se desarrollan en el sistema cardiovascular y la reacción corporal con la mentira. Focalizó su investigación en dos aspectos del ser humano: el ritmo cardíaco y la presión sanguínea. A partir de este estudio, mediante nuevos desarrollos y progresos en la técnica del comportamiento humano, contribuyeron a la creación del polígrafo, un invento de John Augustus Larson y Leonarde Keeler.
Desde entonces, a partir de ese momento, el polígrafo se consolidó como una herramienta indispensable para algunos sectores, como la justicia, la policía y el ejército, principalmente, con el fin de ayudar a detectar las mentiras y/o engaños de las personas.
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¿Cómo se utiliza?
El funcionamiento del aparato en sí no requiere gran habilidad por parte del experto que la maneja; éste “sólo” se encargará de prestar atención al entrevistado y los resultados que salgan de la prueba poligráfica.
Primero, la persona con la que se quiere utilizar el polígrafo participa en una conversación (entrevista previa a la prueba del polígrafo) con un experto entrevistador mediante un análisis de la estimulación, más conocida como Stim Test, con el objetivo de someterla a una serie de mentiras y valorar así si su organismo responde a cambios neurolingüísticos.
Una vez concluida dicha entrevista, entra en escena la prueba poligráfica, en la que la persona es conectada a una serie de sensores que analizan su reacción fisiológica, y ésta es revelada en un papel impreso por la misma máquina. En ese papel aparecen los registros de la actividad fisiológica que el individuo ha tenido mientras se le planteaba cada pregunta.
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¿Cómo funciona el detector de mentiras?
Lo que miden los sensores colocados sobre la piel es la conductividad eléctrica de esta. Estas mediciones se realizan en tiempo real, y nos hablan sobre el modo en el que los poros de la piel se abren o se cierran para dejar pasar sudor, sustancia que hace que circule la electricidad. Otras variables tenidas en cuenta tienen que ver con los latidos del corazón.
Pero el polígrafo está diseñado con el fin de detectar los cambios fisiológicos del organismo de la persona y no para detectar una mentira como tal. Es decir, el aparato no está capacitado para saber lo que es una mentira por definición, sino que más bien, muestra los cambios corporales que sufre la persona en el transcurso de la prueba poligráfica, sin decirnos por qué se producen esos cambios. Es una forma de aislar datos y, a partir de ellos, intentar deducir cuál es la lógica por la que se rige la actividad fisiológica de la persona para, a partir de eso, intentar saber si miente o no.
El dilema que surge de la fiabilidad de la máquina en cuestión está en constante debate, dadas las infinitas variables que el ser humano presenta en cualquier tipo de situación. Así pues, es muy complicado valorar de forma científica si una persona miente o no, porque eso depende, entre otras cosas, de si tiene la habilidad de mentir o si sencillamente se pone nerviosa diciendo, incluso, la verdad. El contexto en el que se aplica el polígrafo no es emocionalmente neutral, y el sujeto que se somete a la máquina sabe que un cambio nimio en su organismo puede hacer que tenga muchos problemas en el futuro.
Estas son cuestiones de vital relevancia que no deberían pasar inadvertidas ante un experto si se pretende dar con total seguridad un resultado justo de la prueba. El polígrafo nos dice si una persona está fisiológicamente más o menos activada (hasta cierto punto), pero desde luego, técnicamente está lejos de ser un detector de mentiras.
Aplicación jurídica de esta máquina
Su uso, sobre todo, se da en algunas agencias gubernamentales de Estados Unidos de América (CIA o NSA por citar algunos ejemplos) con el fin de averiguar si la persona está mintiendo o no. Lejos del continente americano, su uso en países de Europa es llevado a cabo para la asignación de ciertos puestos de trabajo de empresas privadas y en organismos del sector de la seguridad.
Así pues, la eficacia del polígrafo en los estamentos jurídicos está aprobado y legitimado, sobre todo, en los Estados Unidos y los países que están bajo su influencia, ya que lo consideran prueba fundamental en un hipotético caso judicial. No ocurre lo mismo en el resto de continentes, ya que las dudas que se han planteado a lo largo de los años desde su puesta en práctica por allá en el 38, dejan en entredicho la validez de sus resultados.
Sin embargo, los países que recurren a la práctica del detector de mentiras, aprueban su uso y el resultado proporcionado por el mismo. Está considerada como una prueba determinante en un hipotético caso de sometimiento de una persona, por lo que podría llegar a ser un factor esencial para la resolución de dudas en un proceso judicial.
Cómo aprobar la prueba del polígrafo
Algunos consejos para pasar exitosamente por una prueba del polígrafo:
1. Comprende el funcionamiento de la máquina
Si has llegado hasta aquí, ya deberías cumplir este requisito. Saber en qué consiste una de estas pruebas es una buena manera de sentirse menos vulnerable.
2. Duerme bien el día antes
Llegar a la prueba del detector de mentiras habiendo descansado lo suficiente hace que estemos más seguros de nosotros mismos. El objetivo es que el polígrafo no señale supuestas mentiras por el simple hecho de que estamos inseguros.
3. Informa a los técnicos sobre los medicamentos que tomas
Si esta´s tomando algún fármaco, es importante que se sepa, ya que sus efectos podrían interferir en la prueba.
4. Respira profundamente durante la prueba
Cuando hayas pasado a la etapa en la que te hacen las preguntas relevantes, asegúrate de que tu sangre está bien oxigenada. Para conseguir esto es bueno que hayas practicado antes, así no creerás que estás improvisando.
5. Permanece en un estado de calma tras la entrevista
Es posible que una vez terminada la prueba, el técnico te diga que sabe que has mentido sobre algo. Esto suele ser una estrategia para ver cómo reaccionas al oír eso.