La depresión es una enfermedad mental que afecta a una parte importante de la población adulta a nivel mundial. Es importante tener en cuenta que el trastorno depresivo va mucho más allá de los cambios del estado de ánimo que se dan de forma habitual en el día a día.
La depresión interfiere en la vida de las personas, dificultando que puedan disfrutar de las experiencias, cuidarse e interfiriendo tanto en el ámbito laboral como en las relaciones interpersonales. Actualmente existen diversos tratamientos farmacológicos que se utilizan para la intervención del trastorno depresivo.
Sin embargo, estos no son efectivos con todas las personas. Por ello, se están buscando alternativas que puedan ser útiles para aquellos casos de depresión resistente. En este artículo te explicamos las últimas novedades publicadas en un estudio de seguimiento a personas que se les aplicó la terapia asistida con psilocibina.
¿Qué es la psilocibina y por qué se interesa la ciencia por ella?
La psilocibina es el principal compuesto psicoactivo que se encuentra presente en una gran cantidad de especies de hongos, menudo conocidos como hongos mágicos. Hace ya décadas que se descubrió que esta sustancia tiene efectos psicodélicos que alteran la percepción, las emociones, el estado de ánimo y la forma de pensar.
Si bien es cierto que durante muchos años la investigación con este tipo de sustancias estaba limitada debido a las restricciones legales, en los últimos años ha habido un aumento en los estudios que analizan su potencial como herramienta terapéutica —siempre que se administre en un entorno controlado clínicamente y en acompañamiento psicológico—.
El interés por este tipo de sustancias ha incrementado sustancialmente en los últimos años debido a diversos factores. Entre ellos, es importante tener en cuenta que los medicamentos que se han usado de forma tradicional —y que no siempre tienen el efecto deseado— deben consumirse diariamente durante periodos de tiempo considerables y pueden tener importantes efectos secundarios.
El estudio que probó la terapia con psilocibina
En el año 2021, un equipo de la Universidad Johns Hopkins publicó un ensayo clínico llevado a cabo con 24 adultos diagnosticados con trastorno depresivo mayor.
Los participantes fueron divididos en dos grupos. Uno de ellos recibió la psilocibina de inmediato, al empezar el estudio, mientras que el otro grupo de participantes la recibieron 8 semanas después —durante las cuales no recibieron una intervención activa, sino evaluaciones—.
De esta forma, los investigadores podían comparar la sintomatología depresiva en los participantes con esas 8 semanas de diferencia. Ambos grupos recibieron un tratamiento intensivo de unas 13 horas de psicoterapia, además de las sesiones separadas en las que recibían la dosis de psilocibina.
Los investigadores, en este estudio inicial, observaron que el grupo que recibió la sustancia inmediatamente mostró reducciones rápidas y significativas de los síntomas de depresión. El grupo en lista de espera no mejoró durante esas 8 semanas, aunque sí lo hicieron al recibir el tratamiento.
¿Qué pasó después? El seguimiento de los participantes
Recientemente se ha publicado en la revista Journal of Psychedelic Studies un nuevo estudio en el que se ha llevado a cabo el seguimiento a largo plazo. El equipo de investigadores contacto a los 24 participantes iniciales, de los cuales 21 se inscribieron en el estudio y, finalmente, 18 lo completaron.
En este caso, el proceso consistió en que los participantes debían rellenar una serie de cuestionarios vía telemática —en línea—. Mediante estos se medían los síntomas de depresión y ansiedad y cualquier otro síntoma de posible deterioro funcional en su vida diaria.
Además, los profesionales clínicos evaluaron la depresión de los participantes y les realizaron entrevistas exhaustivas en las que se pretendía tener una mejor comprensión de los cambios vitales y las experiencias que habían tenido en los últimos años, desde que finalizó el estudio inicial.
Los resultados obtenidos fueron realmente esperanzadores: el 67% de los participantes se encontraban en remisión de la depresión. Esta cifra es superior a la que observaron cuando evaluaron a los participantes un año después de recibir el tratamiento en el estudio inicial (58%).
Es importante tener en cuenta que solo 3 de los 18 participantes no recibieron ningún tipo de tratamiento complementario durante esos 5 años. El resto de ellos había tomado antidepresivos, acudido a terapia psicológica o incluso había probado tratamientos con psicodélicos por su cuenta.
Sin embargo, un aporte llamativo e interesante fue que los participantes explicaban que su relación con la depresión y los síntomas había cambiado. En los momentos en los que reaparecía, podían verla como algo pasajero y más manejable. Además, reportaron tener mayor capacidad para sentir emociones agradables y entusiasmo.
¿Qué diferencia a la psilocibina de otros tratamientos?
La intervención con psilocibina se caracteriza por ser más breve en comparación a los tratamientos convencionales. Sin embargo, teniendo en cuenta todos los resultados observados tanto en los cuestionarios como, especialmente, en las entrevistas, parece que, por ahora, no se pueden atribuir los cambios únicamente al tratamiento con psilocibina.
Los investigadores consideran que lo más probable es que el efecto duradero no se deba únicamente a la sustancia, sino a la experiencia que su consumo les aportó de la mano de un contexto y acompañamiento clínico —aquellas personas que lo intentaron por su cuenta reportaron no haber tenido el mismo efecto—.
Precauciones y limitaciones de la investigación
Los propios investigadores exponen algunas de las limitaciones que presenta su trabajo. Por un lado, la muestra es pequeña (de las 24 que participaron inicialmente, solo 18 lo hicieron en el seguimiento) y esto hace que sea complejo extrapolar resultados.
El hecho de que no hubiera un grupo control (que no recibía tratamiento) fomenta el hecho de que se atribuyan todas las mejoras al uso de la psilocibina. Además, el hecho de que muchos participantes recibieran otros tratamientos durante los 5 años dificulta que se pueda atribuir el cambio al tratamiento inicial.
Por último, es importante tener en cuenta que estos resultados no pueden extrapolarse al uso recreativo de hongos. Cuando no hay un control clínico, los riesgos aumentan y, por supuesto, los beneficios no están garantizados.


Newsletter PyM
La pasión por la psicología también en tu email
Únete y recibe artículos y contenidos exclusivos
Suscribiéndote aceptas la política de privacidad