Todas las relaciones interpersonales se dan mediante roles que se asumen frente a la necesidad de solucionar problemas y/o traumas emocionales no resueltos, y muchas veces inconscientes, generados en la infancia. Sin embargo, estos roles son bastante representativos y llevan a relaciones no muy sanas y, a menudo, conflictivas.
Los roles que a menudo se asumen son de víctima, perseguidor y salvador. Estos roles se dan durante situaciones de la vida y se les denomina, según el psicólogo Stephen Karpman, como el Triángulo Dramático.
¿Qué es el Triángulo Dramático?
Para una mejor comprensión, el Triángulo Dramático se define así:
- Salvador: La persona normalmente tiende a sacrificar sus necesidades y a priorizar las de su entorno antes que las propias, cuidando siempre del otro.
- Víctima: La persona siempre tiende a sentirse y ser indefensa y a buscar ayuda. Generalmente busca personas que le resuelvan sus problemas.
- Perseguidor o Provocador: Normalmente, esta persona siempre está demandando, criticando y buscando que las demás hagan las cosas como él/ella le gusta o desea.
¿Cuándo Se Desarrollan Estos Roles?
Los triángulos dramáticos se desarrollan como roles en todos los seres humanos cuando nos sentimos pequeños y débiles, cuando otros parecen grandes y amenazantes y cuando otros parecen ser nuestros protectores.
Estos roles no son estáticos. Cada uno está interconectado con la idea de protegernos emocionalmente y, también, en diferentes ocasiones, con la idea de ser aceptados por el otro, ignorando muchas veces los valores aprendidos en la infancia y la moral con la que llegamos a la adultez.
El Triángulo Dramático en Nuestra Vida
Es importante saber que todas las personas pasamos por estos triángulos dramáticos, los cuales son necesarios conocer y afrontar para el cuidado de nuestra salud mental. Incluso una sola persona, dependiendo de su infancia y del entorno en el que se desenvuelve, puede estar desempeñando dos características de este Triángulo Dramático.
Para afrontar y realizar un cambio, es necesario descubrir y reconocer en qué momento de tu vida estás asumiendo estos roles y buscar la manera de resolverlo, desarrollando habilidades específicas que te ayudarán a darle solución a este Triángulo Dramático:
- Aprende a ser empático.
- Aprende a expresar tus necesidades de manera respetuosa.
- Aprende a no imponer ni criticar.
- Ayuda a las personas sin asumir responsabilidades que no son tuyas.
- Escucha, pero no te involucres; recuerda, no es tu responsabilidad.
- Hazte responsable de tu vida y tus decisiones.
- Aprende a no depender emocional, física o económicamente del otro.
- Reconoce tus capacidades para resolver y enfrentar los desafíos diarios.
- Aprende a explorar, comprender y comunicar tus sentimientos.
- No te compares con nadie.
- Ve a tu ritmo.
- Agradece por lo que tienes y por quien eres.
La Importancia de Tomar Responsabilidad
Es importante recordar que estos roles salen a flote y se aprenden de manera inconsciente mediante las heridas del pasado, con la finalidad de supervivencia y protección emocional. Lo importante no es culpar ni culparnos, sino más bien asumir la responsabilidad de nuestros actos, tomando medidas para hacer algo diferente y útil, contribuyendo a un cambio para el bienestar de nuestra salud mental y la sanidad de nuestro interior.
Cuando somos conscientes de que estamos interactuando en base a estos roles y decidimos pasarlos por alto, ocasionamos un daño emocional bastante significativo tanto en nosotros mismos como en las personas que están a nuestro alrededor. El ciclo se vuelve una constante, y el tiempo y la energía para sanar esas relaciones son bastante abrumadores.
El Camino hacia la Sanación
Por lo anterior, es necesario primero que todo reconocernos, aprender a comunicar de manera sana lo que somos, ser conscientes de nuestros traumas y buscar las herramientas necesarias para rescatarnos a nosotros mismos mediante nuestros valores, buscando siempre la integridad, la paz y el amor propio. Esa debe de ser la mayor prioridad.
Compromiso con la Mejora Personal
Otra de las maneras más eficaces para no seguir en el Triángulo Dramático y sanar nuestro interior es comprometernos con ser todos los días la mejor versión de nosotros mismos, entendiendo cada día como un desafío propio, accionando de acuerdo a nuestros principios y no en función de otras personas, ya sean papá, mamá, hijos, pareja, amigos, jefes, etc.
Una vez entiendas la importancia de sanar tu interior, podrás desaprender sentimientos y acciones inadecuadas, y comenzarás a vivir de una manera consciente sin lastimar ni lastimarse, creando la vida que siempre has deseado.
Conclusiones
No olvides que cuando sanas tu interior te permites tener relaciones interpersonales de calidad. El proceso no es fácil, pero existen profesionales de la salud mental para guiarte. Te espero en terapia para ayudarte.


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