El nacimiento del psicoanálisis estuvo acompañado de una generación de intelectuales, de entre las cuales, Lou Andreas-Salomé forma parte.
Vamos a realizar un recorrido por la vida de esta autora rusa a través de una biografía de Lou Andreas-Salomé, para conocer los grandes eventos vitales así como las contribuciones más reseñables que materializó a lo largo de una extensa carrera. Con todo ello, contribuiremos a visibilizar la importancia de esta figura.
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Breve biografía de Lou Andreas-Salomé
Lou Andreas-Salomé nació en el año 1861 en la ciudad de San Petersburgo, perteneciente, por aquel entonces, al Imperio Ruso. El nombre completo que recibió al nacer fue Luiza Gustavovna, Salomé. Su familia tenía ascendencia alemana y francesa. El matrimonio tuvo otros cinco hijos, aparte de Lou, siendo ella la menor de todos ellos.
Se trataba de una familia pudiente, que recibió una educación de alto nivel. Todos los hijos tuvieron la oportunidad de aprender, no solo ruso, sino también alemán y francés, lo que permitiría posteriormente a Lou Andreas-Salomé el poder viajar por toda Europa e instruirse en diferentes campos, algo que por aquel entonces estaba al alcance de unos pocos.
El matrimonio von Salomé era de corte cristiano protestante. Sin embargo, a Lou solo le atraía la parte más intelectual de todo lo relacionado con la religión, por lo que renunció a ser confirmada cuando tuvo la edad para ello. Aún así, continuó asistiendo a escuchar la homilía de Hendrik Gillot, un pastor local que la tomó como pupila, dada su fascinación.
Gillot actuó como su mentor y acercó a Lou Andreas-Salomé a temas de estudio teológicos y filosóficos, e incluso a diferentes escritores europeos. Ambos compartían un gusto por las cuestiones intelectuales y dicha relación suponía un impulso para el crecimiento de Lou. Sin embargo, el pastor terminó enamorándose de su pupila.
Pero Lou Andreas-Salomé no estaba interesada en él en ese sentido. Además, Gillot tenía mujer e hijos e incluso era veinticinco años mayor que ella. Por ello, sus intenciones no fueron a más, pero aunque mantuvieron su relación como maestro y alumna, no volvió a ser lo mismo para Lou.
Salida de Rusia y formación
En 1879 se produjo el fallecimiento de su progenitor, Gustav Ludwig. Este hecho motivó que la familia de Lou Andreas-Salomé decidiera dejar atrás Rusia para trasladarse a Zúrich, en Suiza. En aquella época, muchas instituciones académicas admitían únicamente a alumnos varones en sus aulas, sin embargo, lograron que se admitiera a Lou en la Universidad de Zúrich, en calidad de invitada.
Así fue como comenzó su formación en los campos de la filosofía y la teología. Sin embargo, esta etapa resultó accidentada, pues se hizo patente una afección que padecía en los pulmones. Los médicos recomendaron que se alejara de los climas fríos y húmedos, debido a lo cual tanto Lou Andreas-Salomé como su madre se trasladaron a Roma, la capital italiana.
Esta nueva etapa en Roma, de manera casual, tendría una gran relevancia para la vida de esta autora. Y es que fue aquí donde conoció a Paul Ludwig Carl Heinrich Rée, filósofo y médico. Este encuentro tuvo lugar en un salón literario. Rée quedó prendado de Lou Andreas-Salomé y no tardó en pedirle matrimonio. Lou rechazó su proposición, pero le propuso otro plan.
Lo que le sugirió es que simplemente convivieran juntos mientras estudiaban, creando una especie de grupo académico. No solo eso, sino que propuso que se les uniera una tercera persona, nada menos que el filósofo Friedrich Nietzsche, que era amigo de Paul Rée. Al igual que le había pasado a él y al pastor, se enamoró de Lou en cuanto la conoció, y le pidió matrimonio, lo que ella rechazó, una vez más.
Sin embargo, los tres continuaron unidos y mantuvieron su idea de crear una comuna de corte académico, para lo cual emprendieron una serie de viajes, en compañía de la propia madre de Lou Andreas-Salomé, por diferentes puntos de Italia y Suiza hasta encontrar el emplazamiento ideal para Winterplan, que sería el nombre del proyecto.
Lamentablemente, no dieron con el lugar que buscaban, que debería haber sido un monasterio en desuso en alguno de esos parajes. Por lo tanto, no les quedó más alternativa que abandonar la idea. Regresaron juntos a Leipzig, en Alemania, donde convivieron un tiempo, antes de que Lou y Paul se marchasen, lo cual afectó gravemente al estado de ánimo de Nietzsche, tal y como reflejaría en algunas de sus obras.
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Etapa en Berlín y matrimonio
El destino de Lou Andreas-Salomé y Paul Rée fue Berlín. Allí vivieron juntos durante un tiempo, hasta que Lou conoció a Friedrich Carl Andreas, con quien finalmente contraería matrimonio, en el año 1887. Sería su pareja hasta el final de su vida, incluso a pesar de que Lou no contemplaba las relaciones matrimoniales de una manera tradicional, por lo que se relacionaba con otras personas de una manera íntima.
De hecho, se le relaciona con algunas de las grandes personalidades de la época. Aunque no se sabe hasta qué punto llegó la amistad, lo cierto es que Lou Andreas-Salomé trató con el poeta austriaco, Rainer Maria Rilke, con el político Georg Ledebour, con el psicoanalista Victor Tausk e incluso con el mismísimo padre del psicoanálisis, Sigmund Freud.
La propia Lou escribió posteriormente una obra llamada Lebensrückblick de corte autobiográfico, en el que relata esta etapa de su vida y aporta datos, por ejemplo, acerca de su relación con Freud, la cual tilda de meramente intelectual. Entre la correspondencia que ambos intercambiaron, Freud atribuye a Lou la capacidad de entender a los individuos mejor que ellos mismos.
A través de esta relación, Lou Andreas-Salomé se formó igualmente en el psicoanálisis, materia que llegó a dominar profundamente, como el propio Freud le reconocía en esa misiva. En este punto de la vida de Lou, Paul Rée había desaparecido por completo, pues desde que ella contrajo matrimonio con Andreas, su relación ya no era la misma.
Con el ya mencionado Rainer Maria Rilke, la amistad fue especialmente cercana, a pesar de la diferencia de edad de ambos, pues ella era algo más de quince años mayor que él. Ambos conectaron con fuerza al compartir sentimientos sobre la pérdida de la fé, que los dos habían experimentado en etapas tempranas de sus vidas.
Lou Andreas-Salomé regresó a su país natal, Rusia. Hizo un primer viaje en compañía de su esposo, pero al año siguiente, en 1900, regresó con el propio Rilke, e hizo las veces de su representante, poniéndole en contacto con los intelectuales y artistas de más renombre de la época, como al propio escritor Leo Tolstoy. Aunque Lou y Rilke fueron amantes a lo largo de tres años, su amistad duró toda la vida.
Última etapa y fallecimiento
Lou Andreas-Salomé continuó desempeñando su labor como una de las psicoanalistas de más renombre de toda Europa. Sin embargo, cuando alcanzó cierta edad, su salud empezó a resentirse. Experimentó dolencias cardíacas por las que tuvo que pasar largos periodos en el hospital. A ello se sumaba que su marido, de avanzada edad, también sufría de diferentes dolencias.
Quizás fue eso lo que contribuyó a que ambos vivieran un mayor acercamiento en esta etapa, lo que contribuyó a que su matrimonio perdurase y alcanzase las cuatro décadas, finalizando con la muerte de Andreas, en el año 1930, a causa de un cáncer. Dicha enfermedad también afectó a Lou posteriormente, que tuvo que ser operada para superarlo.
Finalmente, fue en el año 1937 cuando, alcanzada la edad de 76 años, Lou Andreas-Salomé murió, a causa de una complicación renal que le causó un exceso de urea en sangre, frente a la que no pudo recuperarse, dada su delicada salud. Su fallecimiento tuvo lugar en la ciudad alemana de Gotinga.
En los últimos días de vida, tuvo que vivir la desgracia de ver cómo la Gestapo, la policía secreta del régimen nazi, que ya controlaba Alemania, irrumpía en su domicilio para requisar sus libros, acusándola de promover lo que llamaban “ciencia judía”, por el hecho de tener volúmenes de autores que pertenecían a esta etnia, como era el caso de Sigmund Freud.
La figura de Lou Andreas-Salomé perdura hasta nuestros días, entre otras cosas por haber sido una pionera en cuanto a la liberación de la mujer, fenómeno que seguiría desarrollándose a lo largo de todo el siglo XX, pero que ella ya había vivido en primera persona varias décadas antes.
Sus restos mortales yacen junto a los de su esposo, en el cementerio de Groner Landstrasse, de la ciudad de Gotinga, en la que ambos fallecieron.
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