Apareció Chat GPT y el debate no se ha hecho esperar, ya hay quién habla de una verdadera revolución, de momento en las aulas.
Pero ¿qué es Chat GPT? Se trata de un sistema de chat que ha desarrollado la empresa OpenAI, basado en un modelo de lenguaje creado a través de la inteligencia artificial. A fecha de hoy, Chat GPT es uno de los modelos de IA de procesamiento del lenguaje más grandes y potentes, ya que cuenta con 175.000 millones de parámetros.
¿Qué sabemos de OpenAI?
OpenAI es una empresa norteamericana fundada en 2015, entre otros por Elon Musk y Sam Altman, que en su origen se definió como una organización sin ánimo de lucro y cuya misión es promover y desarrollar inteligencia artificial “amigable” que beneficie a la humanidad en su conjunto. Después de varios proyectos y tests, y varias aplicaciones especialmente en el mundo de los videojuegos, en noviembre de 2022 la empresa lanza su aplicación “Chat GPT”. Y hoy, poco tiempo después, ya hay quién habla de esta herramienta como el “nuevo Google”.
Y es que este chat es capaz de desarrollar en un tiempo récord textos de distintos tamaños y sobre múltiples conceptos en base al conocimiento que de ese tema navega por el mundo virtual. El sistema es capaz de crear nuevo contenido (por lo que de momento parece que los filtros existentes para detectar plagios no le aplican) y con una calidad que algunos tachan de excelente.
A fecha de hoy todavía se puede acceder a él de manera gratuita, si bien parecería que muy pronto se van a habilitar las versiones de pago. La empresa quiere monetizar la aplicación y se plantea lanzar una versión premium de pago en un futuro cercano.
¿Cómo puede impactar esta posibilidad de acceder a contenido estructurado y con acceso a múltiples fuentes de información de manera muy rápida en el sistema educativo, especialmente en colegios y centros universitarios? En el estado de Nueva York, por ejemplo, se ha prohibido el acceso de los alumnos a esta aplicación en los colegios. Y empiezan a surgir voces muy críticas con esta aplicación.
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Un cambio social promovido por las nuevas tecnologías
El tema es que la tecnología en este caso - y como suele suceder en distintas ocasiones – ya está aquí, es accesible para muchos y parece ir por delante de las opiniones al respecto. Hay quién apuesta por concebir la IA como una herramienta más del docente, que puede enriquecer la experiencia formativa impartida. Por el contrario, hay otras voces que ven en ello un peligro de deterioro de la capacidad de aprendizaje y reflexión de los alumnos.
Parecería que la aparición de la IA va a suponer la necesidad de cambios en la manera tanto de enseñar como de evaluar a los alumnos. Y es que la IA parece haber llegado para quedarse. La pregunta del millón es cómo nos adaptamos como colectivo a esta nueva realidad.
Una primera reflexión nos llevaría a pensar en encontrar maneras de preservar el valor añadido que aporta el docente, el profesor. Algunas vías serían el potenciar el aprendizaje personalizado, apostar por la originalidad y la creatividad, y aumentar la presencialidad en contra de la formación online u otros formatos virtuales.
Y si eso es lo que sucede hoy con la IA en el mundo educativo, ¿qué puede suceder en los ámbitos de prestación de servicios profesionales de acompañamiento a personas? ¿Qué puede pasar en el mundo de la psicología, las distintas terapias, la consultoría, el mentoring o el coaching?
Vamos a abordar el asunto desde el coaching, que es nuestra especialidad.
Coaching e Inteligencia Artificial
La pregunta es... ¿Harán nuestros clientes coaching con un bot de IA? ¿llegará un momento en el que los coaches seremos sustituidos por bots?
Hace ya un tiempo que empiezan a ver la luz proyectos en ese sentido, pruebas, primeras versiones de “coaches artificiales” con resultados todavía poco medibles y conocidos. Desde hace ya algún tiempo el debate está servido y entre la comunidad de coaches profesionales (unos 70 mil a nivel mundial en este momento) parecen surgir muchas reticencias. De momento, parece primar la opinión de que las “máquinas” no pueden a la fecha sustituir a las personas en estos acompañamientos profesionales, porque las “máquinas” no tienen las habilidades y competencias “humanas” que se requieren para un buen servicio.
Muchos interrogantes todavía encima de la mesa, muchas preguntas y pocas certezas. Pero la tecnología avanza a un ritmo exponencial, mejorando cada día las competencias y habilidades de esos “robots” para hacerlos cada vez más “humanos”.
¿Será la IA capaz de desarrollar esas habilidades humanas, esas “human skills”? ¿Serán las máquinas capaces de adquirir inteligencia emocional, gestionar emociones tanto propias como ajenas de una manera eficaz? ¿Serán las máquinas capaces de establecer vínculos relacionales de confianza con las personas, de utilizar intuición en vez de tan sólo raciocinio?
Mi opinión es que, en el caso del coaching profesional, los coaches estamos ante un gran desafío: el de sostener y potenciar el valor añadido que nuestros acompañamientos aportan a nuestros clientes. Y que ese punto sea el valor diferencial de nuestro acompañamiento personal frente a otros tipos de acompañamientos tanto presentes como futuros y (¿por qué no?) de un “bot”.
El valor añadido que aporta el coach
Tal como reza una de las competencias que se esperan de un coach profesional: el coach facilita el crecimiento de cada cliente. Y es que los coaches ofrecemos y brindamos a cada uno de nuestros clientes un servicio único, personalizado e irrepetible. Cada interacción con cada cliente es única y diferente, ya que el coach se va a adaptar al lenguaje, al mundo interpretativo y al canal de aprendizaje de cada uno de sus clientes. La tarea de un coach profesional es la de acompañar a sus clientes a que ahonden en su autoconocimiento, reflexionen sobre el futuro que quieren alcanzar y desafíen sus creencias y sus emociones.
También brindamos a nuestros clientes recursos de aprendizaje para que puedan aprender de sí mismos, y les apoyamos en ese entrenamiento para adquirir nuevos hábitos que les lleven a conseguir sus objetivos y sus retos. La tarea de un coach hoy va mucho más allá de guiar a nuestros clientes a que planifiquen sus acciones. El coach profesional tiene hoy como desafío el ser un facilitador de un aprendizaje transformacional del cliente, que le permita crecer y desarrollarse tanto como persona y como profesional, en cualquier ámbito de su vida.
La comunidad de coaches profesionales que nació a principios de los años 90 no ha dejado de crecer desde entonces. Y la razón es muy sencilla: la metodología del coaching funciona. Los acompañamientos de coaching funcionan, realizados desde la estricta confidencialidad y respeto hacia el cliente, desde el no juicio del coach y por descontado desde la premisa principal del coaching de no brindar consejo al cliente.
Desde entonces, son cada vez más las personas que han encontrado en el coaching una vía para alcanzar una mayor satisfacción vital, desde la toma de conciencia y la asunción de responsabilidad. Personas que quieren tomar el mando de sus vidas, que deciden incorporar cambios en sus hábitos y mejorar sus relaciones con otras personas, personas en definitiva que se acercan a ese concepto de bienestar y plenitud.
En este momento de incertidumbre delante de las consecuencias que puede tener para nuestra profesión la IA, abogamos por potenciar la calidad de nuestros servicios y mejorar la atención a nuestros clientes. Los coaches sí hemos entrenado competencias y habilidades como la empatía, la intuición o el interés genuino hacia las personas, y las ponemos en juego en cada interacción con nuestros clientes.
Concluyendo…
No sabemos si las “máquinas” serán capaces de adquirir tales habilidades, quizás sí, ¡cuántas cosas que antaño parecían “imposibles” luego han sido!
Mientras tanto, y siguiendo la ética de nuestra profesión, nos gustaría animar a los colegas de profesión a seguir viviendo con esa “mentalidad de coaching”, esa perspectiva que nos sitúa en la silla de la responsabilidad, que nos invita al aprendizaje continuo, a la creatividad y la innovación y eso sí, al máximo respeto por cada uno de nuestros clientes. Creemos que, desde allí, como comunidad seremos capaces de adaptar nuestros servicios a nuestros clientes, adaptarnos a las tecnologías que vayan surgiendo, seguir creciendo en número y seguir difundiendo el coaching, como la maravillosa disciplina de gestión del cambio que es.
Autora: Montserrat Altarriba, Directora de Escuela de Coaching EDPyN