Todas las personas tenemos una serie de mensajes o ideas que hemos recibido y que nos han sido transmitidas, consciente o inconscientemente, y que pueden resultar determinantes en determinados momentos de la vida.
En etapas de funcionamiento adecuado, en las que las cosas van bien y parece que seguimos el ritmo de lo que va ocurriendo, puede parecer que esos mensajes están ocultos o dormidos, que no es necesario hacerles mucho caso o que no aparecen con una presencia clara y determinante.
En cambio, en momentos en los cuales nos sentimos en desequilibrio, o que tenemos que tomar decisiones o, tal vez, afrontar cambios, entonces, aparecen y se convierten en determinantes.
- Artículo relacionado: "Los esquemas cognitivos: ¿cómo se organiza nuestro pensamiento?"
¿Cómo nos influyen los mensajes de la vida que interiorizamos?
Estos mensajes de vida se pueden presentar a modo de creencias limitantes, creencias potenciadoras y, en ambos casos, van a ser una percepción de lo que nos rodea con una carga negativa o positiva muy determinante.
Mensajes de vida limitantes
Las creencias limitantes son ideas preconcebidas que van a limitar la capacidad de respuesta o de reacción antes ciertas circunstancias que suceden, bajo la idea y el pensamiento limitante de que no somos capaces de avanzar o de lograr algo distinto a lo que interpretamos que tenemos delante.
Desde esta perspectiva, la visión de lo que ocurre, lo que llamaríamos la realidad, se presenta como algo amenazante, negativo y frente a lo poco o nada podemos hacer. En este escenario, nos situamos en un papel de víctimas que nos bloquea y nos impide seguir avanzando, evolucionando o trabajando en pro de unos objetivos determinados.
Estas creencias no tienen el por qué estar validadas desde un punto de vista objetivo. Puede ser suficiente el hecho de pensarlas y sentirlas como un concepto válido desde el pensamiento propio o desde un pensamiento que nos ha venido dado, en muchas ocasiones, por el entorno o por la propia familia.
- Quizás te interese: "6 buenos consejos (y hábitos) para potenciar tu autoestima"
Ejemplos
En esta escala tendríamos infinidad de ejemplos; algunos son muy básico como “todo me sale mal”, “no sirvo para tratar con la gente” y otros pueden ser más complejos y hacen referencia a la vida, al ser humano o a las relaciones personales: “el amor es sufrimiento”, “el trabajo es lo más importante en la vida”... Son solo algunos ejemplos dentro de inmensas posibilidades. La mayoría de creencias están refrendadas por ideas y mensajes de vida que nos han repetido o nos hemos repetido muchas veces durante nuestra vida.
Mensajes de vida potenciadores
También existen mensajes de vida potenciadores que se convierten en creencias que permiten avanzar y superar retos o cambios que se presentan. Estas creencias te permiten conectar con tus habilidades y aprendizajes para aplicarlos ante novedades y desafíos. Estos te animan a que te pongas a prueba y busques la forma de sacar la mejor versión de ti. Cuando desarrollamos creencias potenciadoras, somos capaces de priorizar las necesidades propias y no solo atender a las de los demás.
Catalina Fuster Bennasar
Catalina Fuster Bennasar
Psicóloga
¿Cómo gestionarlas?
Si las creencias que determinan la actitud y los comportamientos son limitantes, la buena noticia es que se pueden cambiar. La forma de hacerlo requiere entrenamiento y compromiso y seguir una serie de pasos.
El primero es identificar adecuadamente esa creencia y el pensamiento o pensamientos que lo sustentan. También es necesario cuestionar esos pensamientos y procurar cuestionarlos, tal vez siguiendo el rastro de cómo se formaron, si se basan en una comparación con otras personas o situaciones.
El siguiente paso será sustituir esa creencia por una nueva y que sea potenciadora, construirla y repetirla para que vaya siendo una nueva creencia propia, sustentarla en un nuevo compromiso y convertirla en un desafía a desarrollar. Será necesario vincularla con acciones concretas que se vayan encadenando y que acerquen a un nuevo resultado.
Así pues, es muy importante estar atentos a los mensajes de vida que transmitimos, porque si son limitantes, estaremos cortando las alas a la persona a la que se los transmitimos; mientras que si son potenciadores, podremos estar dando una herramienta poderosa a esa persona para afrontar el futuro y sentirse capaz de afrontar cambios, retos y probarse a sí misma sin límites incapacitantes no validados.
Para construir este tipo de mensajes, se puede llevar la atención a las acciones positivas y consideradas logros o avances, reforzarlos y apoyarlos para que sean un trampolín de crecimiento. Si se pone la atención en lo negativo, en lo que no se ha conseguido o en los miedos limitantes que habría que vencer, se bloquea ese crecimiento y se instauran esos límites que tanto daño seguirán haciendo en el futuro.