La Psicología es una ciencia joven y, como tal, su estudio no deja de ser complejo. Cada facultad de psicología a lo largo y ancho del mundo prioriza unos marcos teóricos respecto a otros, y las diferencias entre el currículo académico son notables.
Uno de los países con una mayor tradición en el estudio de la mente humana es Argentina. La nación sudamericana cuenta con una larga lista de psicólogos y psicoanalistas (sobre todo estos últimos) que han hecho contribuciones importantes a la ciencia de la conducta.
Historias de un español en Buenos Aires
Para poder conocer mejor las particularidades de la carrera de Psicología en Argentina, hemos querido conversar con Daniel Tejedor, que a sus 21 años de edad ha tenido la valentía de estudiar psicología tanto en la Universidad de Valencia (España), de donde es oriundo, como en la Universidad Católica de Argentina, gracias a una beca que le permitió conocer cómo se estudia esta disciplina al otro lado del Atlántico.
Entrevista a Daniel Tejedor
¿Vale la pena estudiar Psicología en Argentina?
Bertrand Regader: Daniel, ¿qué tal va todo? Hemos querido conversar contigo para conocer tu experiencia como estudiante de Psicología en dos continentes distintos. La primera es una pregunta obligada: como valenciano de nacimiento, ¿qué es lo que te motivó a querer viajar a Buenos Aires para estudiar el primer semestre de cuarto curso de psicología?
Daniel Tejedor: Antes ya de entrar en la Universidad, sabía que quería hacer un intercambio en el extranjero. He viajado y estudiado en otros países anteriormente por mi cuenta, y han supuesto con diferencia, ser las mayores experiencias de mi vida. ¿Cómo no querer repetirlo otra vez, pero estudiando lo que más me gusta?
Por otro lado, debo confesar que la idea de hacer un intercambio universitario me surgió en tercero, pero por ser demasiado precipitado no puede confirmar mi inscripción a tiempo. Por esto, en mi último año de carrera estaba decidido a hacerlo y lo tenía todo estudiado para convertir mi sueño en realidad.
B.R. : ¿Cómo elegiste tu destino? ¿Tenías otros países o universidades en tu punto de mira?
Bueno, la verdad es que fue una elección complicada. En la Universidad de Valencia disponemos de una gran cantidad de destinos para elegir. Lo primero que tuve en cuenta fue el idioma. La mayoría de personas que hacen un intercambio de estas características, priorizan la idea de aprender un idioma o mejorarlo. Al principio pensé en viajar a EE.UU. pero, en mi caso, dado que he estudiado y trabajado anteriormente en países de habla anglosajona como he comentado, el inglés no me preocupaba.
Después barajé aprender portugués o italiano e ir a algún país en la que hablasen estas lenguas. Pasado un tiempo, esta idea fue evolucionando y me di cuenta de que como mi verdadera pasión era la psicología, saber idiomas no era tan importante como mi formación en psicología. Viajar a un país extranjero donde se habla una lengua distinta a tu lengua materna resulta ser un impedimento para desarrollarte al 100% en el campo que estudies (salvo que estudies una filología, por ejemplo, o tengas un interés especial).
De este modo, acoté mi elección a los países donde se hablase español. Eso me obligaba a viajar a Latinoamérica. En España, por cierto, existen tres grandes tipos de intercambio universitario, el Programa SICUE (entre universidades Españolas), el Programa Erasmus (entre universidades Europeas) y el Programa Internacional (fuera de Europa). Por tanto, esta última, fue mi elección.
B.R. : ¿Qué países latinoamericanos te parecían más apetecibles para ir a estudiar Psicología?
En principio, cualquier país latinoamericano me parecía una opción interesante, pero claro, solo podía elegir uno. Fue entonces cuando empecé a tener presente otros factores. En España (y creo que en Europa), los países latinoamericanos tienen fama de ser inseguros. De hecho, muchos de mis compañeros descartan la opción de viajar a estos países porque los perciben como muy peligrosos. Por mi parte, fue algo que tuve en cuenta, pero no me daba miedo, así que hice lo siguiente, busqué información sobre estadísticas de robos y crímenes en toda Latinoamérica, para tenerlo en cuenta.
Además de esto, tuve también presente otros factores como el PIB (Producto Interior Bruto), el Nivel de Vida y el Nivel de Felicidad. Tal vez pueda ser excesivo, pero quería basar mi elección en información sólida y no solo en opiniones o en las noticias televisivas; porque vivir tanto tiempo en el extranjero, sin conocer a nadie, sabiendo que no volveré a ver a ningún familiar o amigo hasta mi regreso, a más de 10.000 km de distancia... es como para tomárselo en serio.
Así pues, el resultado fue que Argentina (y concretamente Buenos Aires), tenía un buen nivel de vida, una tasa de crímenes y asesinatos muy baja con respecto a casi todos los demás países (aunque seguía siendo bastante más alta que en España), buenas universidades y muchos puntos de interés, tanto dentro de la capital como fuera.
Algunos puntos en contra de Argentina fueron su inestabilidad económica e inflación, tener una tasa de robos no violentos extremadamente alta (sobre todo en Buenos Aires) y su extensión (que es 5,5 veces más grande que España, siendo el octavo país más grande del mundo). Esto último fue muy importante para alguien como yo, a quien le encanta viajar y sabía que iba a recorrer todo el país, de punta a punta.
B.R. : Elegiste como centro de estudios la Universidad Católica Argentina. ¿Por qué?
Para elegir la Universidad, pensé primero en los países a los que estaba dispuesto a ir. Principalmente dos, Argentina y México.
En la Universidad de Valencia, cuando realizas la petición para la beca, te permiten poner cinco Universidades del país que quieras. Yo elegí la Universidad de Buenos Aires (UBA), la Universidad Católica de Argentina (UCA) y la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), en ese orden.
Teniendo en cuenta mi expediente académico, sabía que alguna de las tres primeras me sería concedida. México, como se puede ver, fue mi segundo país de la lista y mi tercera Universidad por varios motivos, como la increíble cultura y sus fascinantes lugares, pero el motivo principal fue por la calidad y fama de la UNAM.
Para conocer el ránking de mejores universidades de Latinoamérica consulte el famoso QS University Rankings; que no solo te informa sobre las mejores Universidades, sino también sobre las mejores ciudades para vivir como universitario. La UBA, la UCA y la UNAM ocupaban en el 2015 las posiciones, 15, 26 y 6, respectivamente. Como curiosidad, Brasil es el país con las mejores universidades según este ránking, pero como ya he comentado, descarté la opción de dedicar mi viaje a aprender idiomas.
B.R. : Fuiste a Argentina durante tu cuarto curso de la carrera, según tengo entendido. ¿Qué asignaturas cursaste?
Antes de nada, hay que aclarar que fui a Argentina a cursar el primer semestre de cuarto (estuve exactamente 171 días). En España la carrera de Psicología son 4 años, y las prácticas se hacen en el último. Es por esto, que además de cursar una cantidad determinada de créditos en asignaturas (que debía convalidar al llegar a España), también tuve que hacer otra cantidad de créditos en materia de prácticas académicas.
Cursé 3 asignaturas y participé en 4 prácticas universitarias distintas. Las asignaturas fueron: Seminario de Filosofía y Psicología, Psicoanálisis y Metodología de la Investigación.
Por otro lado, las prácticas fueron en el Hospital Psiquiátrico J. Borda; en el Hospital Italiano de Buenos Aires (donde hice dos distintas) y en el Instituto Psicoanalítico Mayéutica de Buenos Aires.
B.R. : Supongo que las diferencias en la forma de enseñar psicología fueron notables respecto a tu etapa anterior, en Valencia. ¿Apreciaste esto en las asignaturas que cursaste, y en general en la mentalidad de profesores y alumnos?
La metodología general es muy similar. Clases magistrales apoyadas en diapositivas del profesor, uno o varios trabajos grupales por asignatura con su respectiva exposición, asistencia obligatoria (necesitas asistir a un mínimo del 70% de las clases y si quieres viajar es un problema)... En cuanto a las asignaturas, prefiero analizarlas una a una, porque las viví de manera bastante distinta.
En primer lugar, debo aclarar de paso, uno de los grandes motivos por los cuales elegí Argentina para esta aventura, y es la importancia que tiene el movimiento psicoanalítico, tanto a nivel académico como cultural. Allí una gran parte de la población tiene su propio psicólogo (normalmente psicoanalista), ya que de hecho, Argentina es el país con más psicólogos per cápita del mundo.
B.R. : Notaste la especial influencia del Psicoanálisis.
Sí, por supuesto. Desde mi punto de vista, el Psicoanálisis, especialmente sus últimas aportaciones, donde ya se supera el dogmatismo clásico impuesto por autores como Freud o Lacan, es esencial para formar a un buen psicoterapeuta. Por esto elegí Argentina, un lugar donde poder formarme en psicoanálisis ortodoxo, del cual se debe partir, para construir una base sólida de cara a conocer las corrientes más actuales psicoanalíticas. ¡Ah! por si no lo he dicho, en la Universidad de Valencia, y en casi todas las Universidades de España, no existe ninguna asignatura de psicoanálisis, de ahí mi interés.
Dicho esto, cursar Psicoanálisis en la UCA me permitió aprender de manera bastante amplia todas las enseñanzas de Freud que considero fundamentales, incluso aunque algunas deban ser actualizadas, porque te permiten ver dónde nació esta gran corriente. Aunque, debo reconocer, fue una asignatura realmente difícil, y fue también, a la que más tiempo dediqué.
Métodos de Investigación resultó, debo admitir, ser muy fácil. La cursé porque debía convalidarla con una asignatura similar en mi universidad en España. La diferencia es que en Europa, la formación que recibimos los psicólogos en Estadística y Psicometría es colosal en comparación con la que se imparte en Latinoamérica (por lo general). Es más, la asignatura de estadística como tal, estaba antiguamente en la UCA en el primer año de carrera, y la cambiaron a tercero o cuarto, porque la gente la veía demasiado difícil y se salía de la carrera. En España esto último es también común, la gente se sorprende al ver números en psicología, pero una universidad no permite cambiar el orden de las asignaturas por esto; especialmente Estadística, que es fundamental para entender la investigación en Psicología.
En cuanto al Seminario de Psicología y Filosofía, supuso un punto de vista distinto a cualquier otro que hubiese tenido antes. Un punto donde la filosofía y la psicología se suman para abordar temas de una manera reflexiva y holística. Temas como el amor, la libertad, la felicidad y el poder eran debatidos en clase abiertamente por todos los alumnos. Además, a este seminario asistían también personas de otras carreras, por lo que resultaba verdaderamente estimulante escuchar opiniones provenientes de todas las áreas del saber.
B.R. : Centrándonos ahora en las prácticas que has comentado que hiciste ¿qué puedes decirnos de ellas?
Las prácticas supusieron un gran empuje para mi formación. Fue algo que tuve en cuenta cuando elegí el Programa Internacional, en vez del Erasmus. Mientras que en PI sí está permitido hacer prácticas, en el Erasmus convencional* no. Además, curricularmente hablando, haber realizado prácticas en un país extranjero es un gran aliciente.
En este sentido, en Buenos Aires no tuve ningún problema para realizarlas. La universidad me facilitó muchísimo los trámites y no me puso ningún problema en ningún momento. Esta es, de hecho, una de las grandes diferencias burocráticas que he encontrado en Argentina. Mientras que en España la burocracia es lenta y seria, en Argentina es infinitamente más lenta aún, pero más flexible. Esto te permite retrasarte o rectificar cuestiones de papeleo, porque todo el mundo te da las cosas tarde, pero, al menos, son conscientes de cómo funciona, lo tienen en cuenta y no te ponen pegas.
Mientras que en España, para acceder a unas prácticas, necesitas certificados, justificantes, seguimientos periódicos, firmas por parte de todo el mundo y mil cosas más; en Argentina el mismo día que comuniqué que estaba interesado por unas prácticas, me aseguraron que las podría hacer, me dijeron dónde y cuándo empezar, y ese mismo día empecé.
Sin querer extenderme más en este punto, resumiré que, en las prácticas del Hospital J. Borda, estuve trabajando en un grupo de terapia con pacientes con trastornos psicóticos, con los que tuve contacto directo, algo muy difícil de acceder en españa. Hacíamos sesiones semanales y pude presenciar los estragos que estos trastornos provocan y la alegría que conlleva su mejora.
En el Hospital Italiano, en el departamento de pediatría psiquiátrica, acudía a unas conferencias sobre investigaciones hechas por médicos de este hospital, al mismo tiempo que discutíamos sus resultados e implicaciones. Asimismo, participé en un grupo de supervisión de casos, donde psicólogas y psiquiatras del hospital compartían los casos más difíciles que llevaban, con el fin de buscar consejo y orientación en el resto del equipo que conformábamos.
Por último, en la Institución Psicoanalítica Mayéutica de Buenos Aires asistí a unas conferencias sobre fobias infantiles desde el psicoanálisis lacaniano, donde tratamos algunos de sus seminarios.
B.R. : Por mucho que allí el Psicoanálisis tenga una aceptación amplia entre los profesionales, estoy seguro de que tienen una mentalidad abierta y actualizada.
Claro, es obvio que no podemos seguir teniendo en un pedestal a Freud. Pero esto se puede aplicar a todos los autores clásicos. Pensar que las teorías fundamentadas en casuística concreta de hace 100 años sigue teniendo la misma vigencia hoy día, es un grave error.
Repito que empezar a estudiar los clásicos es esencial, pero oír que siguen habiendo psicoanalistas que continúan relacionando todos los trastornos psicológicos con el sexo; o que sobreinterpretan todos los actos de sus pacientes, me parece una barbaridad. A esto hay que añadir que la importancia que tienen las neurociencias y la psicología cognitiva, si en España desplazan todo lo demás, en Argentina apenas tienen protagonismo. Ambos extremos me parecen criticables. Es imprescindible, en mi opinión, que se consiga una síntesis equilibrada entre estas perspectivas.
B.R. : ¿Notaste un especial interés por parte de tus compañeros argentinos hacia la metodología y las formas de enseñanza típicas de las facultades españolas?
Si soy sincero, mostraron mucho más interés por la opinión que yo tenía de Argentina, curiosamente. También es verdad que se da por hecho que la metodología es distinta, pero no es así. Algunos puntos destacables, son, por ejemplo, que las asignaturas eran una vez a la semana; es decir, lunes Psicoanálisis, martes Métodos de Investigación, etc. En cambio, en España, la mayoría de asignaturas las tenemos menos tiempo, pero varias veces en una semana. Esto también me impactó mucho, porque implicaba dar cinco horas de Psicoanálisis (por ejemplo) seguidas. Se corre el riesgo de que sea tedioso, pero para mi gusto, mejora la organización de la semana y te permite centrarte más en la materia de ese día, sin perder el hilo conductor.
Cabe añadir que tengo amigos que han viajado a países como Alemania o Inglaterra, y sí que afirman que haya una diferencia sustancial en cuanto a la metodología. Tienen más importancia el conocimiento general, el disponer de un espíritu crítico sobre lo que se enseña, hacen más prácticas, dedican mucho tiempo a leer artículos de actualidad en psicología, hacen más debates en clase y exposiciones sobre temas libres. Cosas que no he visto ni en España ni en Argentina.
B.R. : Hacer este tipo de intercambio y viajar a miles de kilómetros de casa para estudiar en otro lugar del planeta debe de ser una experiencia increíble, y no solo por lo que refiere al estudio en sí. ¿Recomendarías a los estudiantes de psicología que realicen una experiencia de intercambio parecida a la que tú has vivido?
Académicamente, creo que ya han quedado claras las ventajas de estudiar fuera, tanto a nivel de formación como de currículum. Dicho esto, yo recomiendo viajar. Sin más. Da igual tu edad, si estudias o trabajas, tu poder adquisitivo**, tu destino o procedencia. Viajar siempre te hará bien, incluso cuando el viaje no salga como esperas y te hayan podido ir algunas cosas mal; porque aprenderás. Aprenderás de los errores (que todos cometemos) y aprenderás infinidad de cosas, como administrarte económicamente, planificar tus viajes… Incluso, aprenderás a compaginar el salir de fiesta todas las semanas, estudiar como si no hubiese un mañana y viajar para conocer un poco más el mundo en el que vives.
El día que vayas a morir solo recordarás dos cosas, las personas más importantes de tu vida y los momentos más felices, y la mejor forma de conseguir ambas es viajando.
Notas de Daniel Tejedor:
* Existe una nueva modalidad de Erasmus, llamado Erasmus Prácticas, donde sí se pueden realizar las prácticas, pero la duración de este programa es de 2 a 3 meses máximo.
** He conocido mucha gente que viaja por Argentina y por otras partes del mundo “con lo puesto”. Sin tarjetas de crédito y solo un par de cientos de dólares; pasando meses fuera de casa. Obviamente no se hospedan en hoteles lujosos, pero porque el verdadero lujo te lo da el país si osas recorrerlo.