La adolescencia es una etapa de grandes cambios que se producen rápidamente, para bien o para mal. En los aspectos positivos destaca el hecho de que en esta fase de la vida se producen grandes descubrimientos y es relativamente fácil encontrar aspectos del mundo en los que implicarse emocionalmente; sin embargo, precisamente ese bombardeo de estímulos provenientes del entorno y de la transformación del propio cuerpo también puede llegar a desbordar a muchos jóvenes.
Por suerte, la psicoterapia es un recurso útil para ayudar a los adolescentes a gestionar este proceso de transformación tanto desde la modulación de las emociones como desde el aprendizaje de hábitos y de habilidades sociales. Y para conocer un poco más acerca de esta clase de apoyo profesional a jóvenes y familias, entrevistamos al psicólogo Xavier G. Font.
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Entrevista a Xavier G. Font: ¿cómo puede ayudar la psicoterapia a las familias con adolescentes?
Xavier G. Font es psicólogo especializado en adolescentes y adultos a quienes ofrece asistencia psicológica desde su centro en Barcelona, a partir de la en Terapia Breve Estratégica. En esta entrevista nos habla sobre el modo en el que la psicoterapia puede ayudar a los adolescentes y a sus dinámicas relacionales con el resto de sus familias.
¿Hasta qué punto es un mito que la adolescencia es una etapa vital de turbulencia emocional?
Cada adolescente es un mundo, pero si en algo están de acuerdo la mayoría de los padres es que la etapa adolescente es la más complicada en el proceso educativo de sus hijos. Efectivamente es una etapa con muchísimos cambios, a todos los niveles, especialmente los hormonales, que influyen directamente en la conducta de los jóvenes.
Es una etapa de descubrimiento y de redefinición y en la que las relaciones sociales adquieren un papel especialmente importante e influyente sobre el adolescente. Algunos de ellos lo viven con especial angustia que se traduce en hostilidad y otros consiguen sobrellevar estos cambios de forma más tranquila, pero en general sí que estaría de acuerdo en que suele ser un proceso emocionalmente complejo.
En la adolescencia suele ser importante buscar la propia identidad sobre todo a través de las relaciones con otros jóvenes de la misma edad o un poco mayores. ¿Qué problemas pueden aparecer en sus familias debido a este cambio de referentes?
La búsqueda de la identidad no solo se desarrolla a través de las relaciones con otros jóvenes pero sí que es cierto, como he dicho, que las relaciones sociales adquieren un papel muy relevante en la vida del adolescente.
Estos cambios influyen en los roles establecidos con los padres puesto que en la prioridades del adolescente cambian y las padres pasan a un segundo lugar.
Aceptar estos cambios no siempre es fácil para los progenitores los cuales incluso viven una especie de duelo: su niño ya empieza a ser adulto.
Los problemas más frecuentes en esta etapa precisamente son la negociación de los nuevos límites que busca el adolescente y que los padres todavía no ven claro, seguir las norma establecidas por los padres y la gestión de situaciones donde los padres pierden el control sobre ellos (como no querer estudiar, por ejemplo).
En el caso de las familias con adolescentes que se niegan a acatar las normas de convivencia, ¿suele ocurrir que esta clase de hostilidad y tensión se “contagie” al resto? Llevando al padre a discutir con la madre, al hermano a protestar ante el abuelo...
Totalmente. Al final la familia no deja de ser un sistema formada por varios integrantes. Lo que haga uno, para bien o para mal, afectará a todo el sistema en mayor o menor medida. Además, hemos de tener en cuenta que vivir con tensión en casa es muy complicado y desgasta mucho a todos los miembros de la familia.
Es muy frecuente que durante la adolescencia los padres discrepen en sendos estilos educativos: uno ve que es necesario ser más directivo y el otro más amoroso, por ejemplo. Y esto genera fricciones. Delante de situaciones hostiles también suelen aparecer alianzas, binomios entre dos miembros de la familia como, por ejemplo, la madre o el padre con otro de sus hijos, para ir en contra de las hostilidades que causa el adolescente.
En familias con hijos adolescentes es típico escuchar frases como: “tu hermano a tu edad llegaba a la hora que se le decía” o “tu hermana siempre ha estudiado sin tener que decirle nada”. Hay que ir con cuidado con esto porque no suele ayudar a solucionar el problema sino más bien a agravarlo.
¿Es habitual que los adolescentes que se sienten mal psicológicamente no busquen ayuda en su familia y tiendan a aislarse por el miedo a no ser comprendidos?
Me resulta complicado contestar a esta pregunta porque depende mucho del tipo de adolescente y del vínculo con su familia. Es cierto que es más común que el adolescente, en ciertos problemas típicos de su edad, recurra primero a otras figuras como sus amigos o hermanos, antes que los padres.
Si llegan hasta el punto de aislarse por completo, deberíamos indagar que no hubiera problemas graves por debajo.
¿Qué se puede hacer en terapia familiar para ayudar a superar problemas de educación y de convivencia en las familias con adolescentes en casa?
Realmente no existe una fórmula secreta que pueda ser útil para todas las familias. Cuando una familia viene a terapia, para mí lo más importante es indagar sobre los patrones relacionales de todos los miembros de la familia, identificar qué hace cada uno de ellos para potenciar lo que funciona o encontrar consensuadamente alternativas para lo que no funciona.
Normalmente el adolescente necesita motivación, por eso también me gusta encarar las sesiones en indagar y potenciar todo lo bueno y todo lo que aporta el adolescente a su familia.
¿Y cómo puede usarse la psicoterapia individualizada y enfocada al adolescente en cuestión, para ayudarle a solucionar los problemas de autoestima y de identidad más frecuentes en esta edad?
La psicoterapia siempre es una buena herramienta para trabajar los problemas de autoestima y de identidad de las personas. Como decía, para mí, lo más importante con los adolescentes es trabajar la motivación y no focalizarse en las cosas que no está consiguiendo. Hemos de entender que es una etapa donde está descubriendo muchísimas de cosas nuevas y es fácil que encuentre tremendamente injusto tener que seguir con unas normas que le vienen establecidas.
Todo esto son etapas, con lo cual, resulta imprescindible llegar a acuerdos con él para que pueda transitar la adolescencia de la forma más funcional posible, sin perder ni su esencia ni su voz.