Afortunadamente, cada vez hay más conciencia a nivel social sobre la importancia que tiene el entorno en nuestro desarrollo biopsicosocial. De la misma forma, se entiende que dicho ambiente también tiene un impacto en nuestro bienestar físico y emocional. Por ejemplo, cada día son más evidentes y sabidos los efectos perjudiciales que la polución tiene sobre las personas.
De hecho, a pesar de que pueda resultar difícil de creer todavía para algunas personas, el entorno en el que vivimos puede tener un fuerte impacto sobre nuestra salud mental. Es decir, puede considerarse un factor protector o de riesgo para el desarrollo de ciertos trastornos o patologías mentales.
A lo largo del presente artículo abordaremos la relación que hay entre el ambiente y la probabilidad de desarrollar TDAH. Asentaremos las bases sobre el TDAH para luego poder hablar de forma más concreta sobre la relación entre las zonas verdes y la salud mental. Finalmente profundizaremos en cómo pueden las zonas verdes ayudar a disminuir el riesgo de sufrir TDAH y veremos algunas recomendaciones.
Contextualización del TDAH
El Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad, también conocido como TDAH por sus siglas, es un trastorno neurobiológico que afecta a millones de niños, adolescentes y adultos. Se caracteriza principalmente por dificultades para mantener la atención combinadas con una elevada impulsividad e hiperactividad motora.
Con frecuencia, los síntomas de esta afección suelen manifestarse en la infancia y suponen dificultades tanto en el desempeño académico como en el ámbito relacional. Como consecuencia, puede afectarse el área emocional y desarrollar otras problemáticas. Con frecuencia, se observa una baja autoestima en estas personas.
Aunque la sintomatología tiene su inicio en la infancia—antes de los 12 años—, suele perdurar hasta la edad adulta. Sin embargo, se ha comprobado que, en algunos casos, disminuye con la edad. El diagnóstico debe ser llevado a cabo por profesionales de la salud mental especializados tras una exhaustiva evaluación.
Zonas verdes y salud mental: una relación comprobada
Existe una rama de la psicología que se denomina «psicología ambiental» y se dedica a estudiar la influencia que el entorno físico ejerce en las personas. El principal foco es el estudio del impacto que tanto los ambientes construidos (edificios, ciudades, etc.) como los ambientes naturales (parques, zonas verdes, etc.) impactan en nuestra salud mental.
Hay multiplicidad de estudios que demuestran cómo el contacto con la naturaleza ayuda a disminuir el estrés, incrementa la sensación global de bienestar, mejora el estado de ánimo y permite una mejor regulación de nuestro sistema nervioso autónomo. Así pues, se considera que las zonas verdes tienen un impacto positivo en la salud mental de las personas independientemente de su edad.
Sin embargo, cuando las personas viven en entornos poco favorables pueden experimentar cierta sintomatología —aunque, en muchas ocasiones, será difícil que la relacionen con el entorno por falta de información—. Las consecuencias más habituales son el estrés crónico, la sensación de aislamiento y la aparición de sintomatología ansiosa y/o depresiva.
¿Cómo ayudan las zonas verdes a disminuir el riesgo de sufrir TDAH?
Hoy en día disponemos de una amplia variedad de estudios en los que el foco principal de investigación se ha centrado en descubrir la posible relación entre los espacios verdes en la salud mental de los niños y los adolescentes. Los resultados apuntan hacia la idea de que los entornos naturales se asocian con una mayor capacidad de concentración.
En este sentido, también se han señalado otros aspectos positivos para los niños y los adolescentes como la disminución de la sintomatología ansiosa, la reducción de los problemas de conducta y la minimización de otra sintomatología asociada al TDAH. Así pues, queda claro que los entornos naturales son necesarios para un óptimo desarrollo de las personas.
También hay estudios que relacionan la exposición a la naturaleza con la reducción de la sintomatología del TDAH. En estas investigaciones se hace especial hincapié en la importancia de factores como la actividad física y la percepción favorable del entorno.
En relación con las explicaciones de por qué sucede esto hay diferentes propuestas. Por un lado, vivir en ciudades con mucha densidad de población puede ser un factor altamente estresante. Así pues, vivir cerca de la naturaleza o tener un fácil acceso a la misma puede aportar a las personas espacios de desconexión mientras que favorece la regulación emocional y la restauración cognitiva.
Además, los entornos naturales habitualmente están más asociados a una mayor actividad física y esta también aporta grandes beneficios a nuestra salud mental. Puesto que permite la liberación de determinadas hormonas y neurotransmisores, se asocia con una mayor capacidad de atención y control de impulsos (aspectos afectados en el TDAH).
Por último, también es interesante mencionar la «teoría de la atención restaurativa». En ella se propone que las zonas verdes fomentan la capacidad de concentración a la vez que reducen la fatiga mental. En este sentido, se considera que los estímulos a los que nos exponemos en la naturaleza favorecen el descanso y la recarga de los sistemas atencionales.
Conclusión y recomendaciones
Con todo lo expuesto hasta el momento, parece más que evidente lo importante que es el hecho de vivir en zonas que nos permitan un fácil acceso a los entornos naturales. Si bien es cierto que no siempre es viable vivir en un entorno rural, como mínimo es interesante que no perdamos de vista el importante papel que las zonas verdes juegan en nuestro bienestar.
Como ya hemos visto, los entornos naturales fomentan la actividad física —con sus consecuentes beneficios a nivel corporal, mental y emocional—, ayudan a disminuir la fatiga mental y mejoran la capacidad atencional y de concentración. Puesto que todo ello ayuda a reducir la sintomatología del TDAH, se recomienda priorizar este tipo de entornos en la medida de lo posible.
Como mencionábamos, no siempre será fácil vivir en un entorno natural. En tal caso, es interesante invertir los recursos necesarios para poder pasar tiempo de calidad en la naturaleza con tanta frecuencia como sea posible.