Existe una pregunta que a veces sorprende tocando a tu mente, incluso te golpea, llega y te interpela sino tienes claro el sentido de tu vida, ¿Quién soy? Y si en algún momento te lo cuestionas, podrás ver que las respuestas habituales vienen asociadas a etiquetas o comparaciones, por los roles que desempeñas, tus logros o tu profesión.
¿Te resulta difícil contactar tu verdad más profunda? ¿Tu verdadera identidad? Quizá ésta sea la crisis más profunda que en algún momento se atraviesa, definir tu identidad. Si no puedes responder a la interrogante ¿quién soy?, ¿qué quieres?, ¿dónde quieres ir? o ¿qué deseas alcanzar?
El poder de conocernos
¿Qué piensas que te podría ayudar a encontrar la respuesta? ¿Eres lo que haces? ¿Lo que sientes? ¿Lo que piensan o dicen los otros sobre ti? Todo eso forma parte, pero no es la base, ni transmite la esencia de tu ser. Éstas sólo son ideas, logros, opiniones, percepciones pasajeras. Resultaría interesante poder identificar las respuestas que consideras que definen quien eres. Para ello, sería necesario ubicar si tienes una aspiración interior que perseguir, o algunos aspectos que conservar a cualquier costo, porque si lo perdieras, podrías incluso perderte a ti mismo, lo propio de ti.
No siempre estamos dispuestos a descubrir nuestra identidad real, exige reconstruir tu vida y comenzar a transitar el camino de la autoexploración y el autoconocimiento. Tienes que responderte con humildad, sinceridad e incluso, vulnerabilidad. Sólo así, tendría sentido. Si estás preparado para adentrarte en esa aventura personal, podrás comenzar a reconstruir tu vida sobre aquello que es estable, que no pasa, que no es negociable.
Lo que te ayuda, te brinda paz, salud mental, te da estabilidad, aumenta tu autovaloración y reafirma tu dignidad. La terapia Gestalt propicia un espacio para la exploración consciente, lo que permite incluir todas las facetas de nuestra personalidad. El recorrido hacia una vida auténtica implica aceptar las imperfecciones.
Donde la responsabilidad de nuestras decisiones, radica en ser reflexivos ante nuestras oscuridades, preocupaciones, tristezas, pues solo al hacer consciente lo inconsciente, podemos liberarnos de la influencia de la “sombra” sobre nuestras acciones. El recorrido comienza cuando nos adentramos en las profundidades de nuestro ser, reconocemos las sombras y las integramos para dejar salir nuestra luz.
¿Cómo nos ayuda la terapia?
A un primer nivel, te puede ayudar identificar cosas, personas, logros, percepciones que sabes que han definido tu identidad, así como, trabajo, dinero, proyectos, viajes. Todo lo ubiques en lo cotidiano de tu vida te va a guiar. Pero, ¿podrías reconocer una vocación con gozo y pasión en tu propia identidad? Más allá de lo que por ti mismo sabes y puedes. Eres más que la suma de tus partes. Esta es una verdad, a la cual debes adherirte e integrarla a tu vida.
La terapia te brinda un proceso que se centra en el autoconocimiento, como camino hacia la sanación personal. Poner consciencia en cómo somos para poder conocernos es fundamental para nuestro bienestar. A través de ella, vas encontrando tus cualidades esenciales, tus fortalezas y tus propias debilidades.
La psicoterapia, es un acompañamiento donde puedes descubrir lo que verdaderamente estás sintiendo y necesitando, lo que se esconde de la luz de la consciencia, para que puedas conectarlo y relacionarlo mejor con tu mundo interior. Lo que vas adquiriendo a través de este trabajo te permite ser más consciente de quién eres, qué deseas realmente y estar en paz con tu vida. A la vez que te evita mucho sufrimiento y te brinda bienestar personal.
Ubica una imagen de ti cuando eras niño o niña, de ser posible dispón una fotografía que te agrade, con la que te conectes. Recuerda cómo era tu familia, las relaciones entre todos los integrantes. Identifica los aspectos positivo y negativos con cada uno: Figura paterna, figura materna, abuelos, hermanos, amigos, familia, personas cercanas e incluso de tu comunidad. Deja fluir tus recuerdos.
- ¿Qué recibiste y qué te hubiera gustado albergar?
- ¿Trasladaste alguna experiencia con alguien en particular a otras relaciones?
- ¿Cuáles son las mentiras que te creíste?
- ¿Te has creído autosuficiente, que no necesitas de los demás?
- ¿Tienes muchas heridas por sanar?
- ¿Te ha tocado complacer a los otros?
- ¿Cómo conectas hoy en tus relaciones, pareja, amigos, hijos, nietos?
Elementos que te ayudan a redefinir tu vida, tu historia y tu misión
Llegó el momento de reconocer que nadie puede dar lo que no tiene, por eso cada uno te dio lo que pudo darte. Ahora es el tiempo de aceptar y aceptarte, de amar y amarte, de sanar heridas y soltar dolores. Para construir tu identidad auténtica, desarrollar lo que te es propio y reconocer tu valor. Tu vida es un regalo valioso. Y por ello, con un propósito.
- Identifica lo que te mueve, dónde fluyes, qué estremece tu corazón.
- Reconoce tus talentos, lo que se te facilita y en lo que destacas. Cuáles son tus habilidades, en qué eres realmente bueno.
- Puedes explorar las necesidades de tu entorno, entre los que te rodean. ¿En qué podrías ayudar?
- No está de más, aunque no es lo que define lo que eres, que pienses en qué capacidades reconocen los demás en ti. Siempre podrían darte pistas hacia donde crecer y desarrollarte.
- Identifica si tus relaciones con los demás son sanas, libres, estables.
- Recuerda siempre las verdades de tu historia, esas son las que te definen único e irrepetible.
Al ir encontrando tus respuestas, te resultará más fácil ser tú mismo cuando interactúas con los demás. Si reconoces tus heridas personales y las vas sanando, evitas posibles problemas en tus relaciones cotidianas. Una mirada hacia adentro, nos abre caminos hacia afuera.
Las miradas de autoconocimiento
Son esas interrogantes que nos ubican, cómo ¿Dónde estoy? o ¿Dónde quiero estar? Que a su vez te demandan, pero, sobre todo, te van guiando y se convierten en un termómetro personal. Ese es el camino del autoconocimiento, con total sinceridad, cómo te ves a ti mismo, qué te gusta y qué no. Solo dentro de ti encontrarás tu verdad, tienes que conocer tu interior… Identificar si te sientes capaz, frustrado, insatisfecho, a gusto, conforme o pleno, y así, te vas explorando en lo más íntimo.
Es esa primera mirada, que puedes completar desde cómo te sientes, porque no solo te relacionas desde quien crees que eres, sino tambien desde cómo te sientes. Nuestro estado emocional, nos facilita prever necesidades y establecer cauces sanos. Así vas profundizando, ¿Estoy estresado, agotado, cansado, o satisfecho, feliz, eufórico?
Estos primeros pasos, te van a dirigir en relación a tus proyectos, esos sueños y metas que deseas alcanzar. En tu plan de vida tendrás que reconocer cuál es el tipo de relación que deseas, si estás dispuesto a construir, quienes a tu alrededor suman a tus proyectos, y tambien quienes te pueden limitar. Porque, necesitamos de los demás, así como los otros nos necesitan. Somos seres sociales y vivimos entre relaciones.
Todas las ideas acertadas o no, se trasladan a nuestra identidad, objetividad y subjetividad, y se funden en nuestra experiencia. Ten presente que tu identidad no solo es lo que haces y cómo te sientes, sino lo que eres. Como lo dijo Fritz Perls, “Solo cuando estamos dispuestos a reconocer y abrazar todas las partes de nosotros mismos, incluso las que tememos, podemos experimentar la totalidad y la autenticidad en nuestras vidas.”
Alcanzarás así, tus siguientes pasos en el autoconocimiento. Para poder asumir con responsabilidad tu vida y tus relaciones, para amar bonito y vivir distinto, para establecer vínculos más libres y saludables. Para construir tu propia identidad. Ciertamente, ¡tú eres único, valioso e irrepetible!