¿Cómo nos afecta la disonancia cognitiva?

Mantener la armonía entre los deseos y las acciones es un propósito que no está exento de obstáculos. De hecho, las dificultades no solo pueden ser externas, como ocurre cuando forman parte del contexto en el que se desarrolla un proceso.

En ocasiones, el obstáculo es principalmente interno. Por ejemplo, el autoengaño se convierte en una trampa muy recurrente. En definitiva, es una forma de autoboicot: es posible experimentar una disonancia cognitiva y sentir la incomodidad que esta genera.

Características de la disonancia cognitiva

Se agrupan en este concepto numerosas contradicciones que se manifiestan en la existencia humana. Por ejemplo, una persona puede saber a nivel teórico qué es lo más conveniente para ella en este momento. Sin embargo, sus acciones avanzan en la dirección contraria. En otros casos, el obrar no se alinea con los valores personales.

Con frecuencia, la dificultad reside en el conflicto existente entre dos ideas que no son compatibles y complementarias entre sí. Imagina que te habías comprometido con un objetivo y, sin embargo, no continuaste con el plan de acción. En definitiva, son procesos que pueden producir un alto nivel de incomodidad. Sin embargo, también pueden interpretarse como una oportunidad para impulsar el desarrollo personal. Es decir, toda contradicción puede clarificarse, resolverse y superarse. En caso contrario, es posible seguir experimentando situaciones parecidas en distintos contextos.

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Ejemplos de contradicciones causantes de tensión interna en la mente

En ocasiones, cuando el ser humano experimenta este tipo de contradicciones, intenta justificar su comportamiento para superar la incomodidad que siente por no haber actuado de un modo coherente a partir de sus creencias y valores. Pero una persona puede posicionarse de un modo diferente en aquellos momentos en los que vive una tensión emocional. Por ejemplo, es recomendable afrontar el proceso como una forma de aprendizaje. Es decir, el sujeto puede potenciar la introspección y el autoconocimiento para percibir aquellas emociones y sensaciones que experimenta a nivel interno.

Las contradicciones personales también forman parte de la rutina cotidiana. Imagina el caso de una persona que, aunque conoce todos los beneficios de un estilo de vida activo, suele quedarse en el sofá en la hora en que había previsto dar un paseo. Del mismo modo, imagina el ejemplo de quien, aunque conoce la importancia de mantener una alimentación saludable, no disfruta de una dieta verdaderamente equilibrada.

También podemos hacer referencia al caso habitual de un fumador que conoce los efectos nocivos del tabaco. A pesar de ello, no ha dejado de fumar. Estos son algunos de los ejemplos cotidianos que sirven para clarificar, por medio de la descripción de situaciones concretas, qué es la disonancia cognitiva. Y en cualquiera de los casos mencionados existe una respuesta habitual.

La persona suele relativizar el impacto de esas incoherencias. De hecho, puede llegar a justificarlas con datos poco objetivos. ¿Y qué ocurre mientras la persona se mantiene en el plano del autoengaño y la justificación? Pospone la toma de una decisión definitiva como si ese asunto pudiese resolverse por sí mismo. Es decir, permanece estancada en el mismo punto.

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¿Y cómo nos afecta la disonancia cognitiva en la etapa adulta?

Es cierto que cada caso siempre es específico y, por tanto, debe interpretarse en su singularidad. Sin embargo, existen algunos factores que se repiten con frecuencia. La disonancia produce incomodidad, malestar, emociones desagradables y tensión. Aunque también genera otros efectos negativos a largo plazo cuando la oposición se mantiene en el tiempo.

En esa circunstancia, la persona no avanza en la dirección que verdaderamente desea o necesita. Un autoengaño sostenido a lo largo de meses o años impide adoptar un estilo de vida consciente.

Por otra parte, un conflicto que no se resuelve genera una tensión recurrente. Puede incrementar el riesgo de cansancio emocional y afectar de manera negativa a la autoestima. Ten en cuenta que la persona invierte una gran cantidad de energía en ese proceso. Una energía que puede orientar hacia un propósito más constructivo.