Desde hace unos años, la salud mental ha cobrado cada vez más importancia en el ámbito sociopolítico de nuestro país. Acudir al/la psicólogo/a es cada vez más una práctica integrada en nuestra rutina.
Se ha convertido en algo tan normalizado que, ante cualquier situación que se interprete como problemática, podemos escuchar “ve a la psicóloga”. La idea de que ir al/la psicólogo/a puede solucionarte todos tus problemas está muy extendida y no es de extrañar, ya que es un objetivo habitual de las personas que van a consulta.
Puede que haya personas que acudan con una idea determinada de lo que es ir al psicólogo y, posteriormente, acaben decepcionados o frustrados. Aquí entran en juego las expectativas que tengan tanto el/la consultante como el/la profesional de lo que es la terapia psicológica.
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Las expectativas en la psicoterapia
Muchas veces, el proceso terapéutico no funciona o incluso no llega a comenzar debido a que no se tienen en cuenta las expectativas de la persona, sus objetivos, qué desea trabajar en terapia y qué se puede conseguir con la terapia. El/la profesional debe encargarse de aclarar estos aspectos, entre otros, para construir un camino sobre el que avanzar. Es, por tanto, una parte esencial que en ocasiones puede pasar desapercibida o caer en el olvido.
De este modo, algunas de las expectativas más comunes de la persona que acude a terapia son las siguientes.
1. Ir al/la psicólogo/a solucionará todos mis problemas
Las personas pueden ver circunstancias vitales como problemas a solucionar. Sin embargo, no todo lo que nos sucede en la vida es un problema que resolver. Acudir a terapia ayudará a ver las cosas con claridad y con otra perspectiva más adaptativa.
2. Volver a sentirse bien/feliz
Muchas personas buscan volver a sentirse igual de bien que una determinada etapa de su vida. En este sentido, es necesario analizar cómo era su vida en ese momento y cómo es ahora, que circunstancias tienen en el presente y qué es importante para ellos/as.
También entra en juego el concepto de la felicidad de cada persona y qué consideran que necesitan para sentirse felices. Cada persona es diferente y, por tanto, es necesario saber que entienden por felicidad y por bienestar para regular esas expectativas también antes de avanzar.
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3. Cambios rápidos
Cuando acudimos a terapia queremos notar cambios en poco tiempo, sentirnos mejor rápidamente.
Hay que tener en cuenta que la terapia es un proceso, y como tal, requiere tiempo. Además, en la mayoría de los casos el malestar ha sido prolongado durante mucho tiempo hasta que decidimos acudir a terapia y, por tanto, los cambios positivos que esperamos no van a ser tan rápidos como nos gustaría. Trabajar estas expectativas son necesarias en la fase inicial, valorando y reforzando los cambios que se van realizando por pequeños que sean.
4. Búsqueda de alivio
Las primeras veces que se acude a consulta puede que nos sintamos aliviados al contar lo que nos preocupa y que nadie nos juzgue. Sin embargo, no siempre sucede esto, y podemos sentir malestar al salir de consulta o los días posteriores. Si esto sucede, no hay que preocuparse, es algo normal debido a que hemos removido experiencias y emociones en sesión. Siendo una parte de la terapia también necesaria para garantizar el avance.
5. El/la psicólogo/a me dirá qué hacer
Se puede pensar que, tras contarle lo que nos sucede al/la psicólogo/a nos dirá qué tenemos que hacer, como si nos diera un guion de cómo actuar. En vez de eso, nos dejará decidir por nosotros mismos, siendo responsables de cómo actuamos en todo momento.
Por otro lado, el psicólogo también puede tener expectativas acerca de lo que desea conseguir con la terapia, por ejemplo:
6. Solucionar los problemas del paciente
Puede que el profesional sienta la presión de querer solucionar todos los problemas que la persona trae a consulta. Pero no todo está bajo su control, gran parte del trabajo terapéutico lo realiza la persona. Por lo que el profesional, y más en sus primeras etapas, deberá regular esas expectativas.
7. Cambios notables en tiempo récord
Además de solucionar todos los problemas, puede que el profesional se exija hacerlo lo más rápido posible, y que la persona muestre mejoría cuanto antes. Esto puede llevar a trabajar con prisa, usar muchas técnicas y exigir al paciente que se movilice y haga cosas. A pesar de que el/la psicólogo/a ponga todo su esfuerzo sobre la mesa, el proceso terapéutico requiere tiempo y debe respetarse el ritmo de cada paciente o cliente que acude a consulta.
Trabajando las expectativas en terapia
Para trabajar las expectativas de la persona, es necesario trabajarlas en las primeras sesiones. Resulta conveniente exponerlas, analizarlas, incorporarlas en la terapia o aclararlas en caso de que puedan llegar a obstaculizar el trabajo terapéutico.
Para ver qué espera la persona de la terapia se pueden realizar preguntas como: ¿Qué te gustaría lograr? ¿Qué crees que es ir al psicólogo? También es esencial trabajar qué espera del/la psicólogo/a, con preguntas tales como: ¿Cómo te puedo ayudar? ¿Qué esperas de mí? Por último, puede ser útil comprobar cómo de comprometida está la persona con la terapia y si confía en el profesional.
Finalmente, es vital establecer conjuntamente los objetivos y trabajar las expectativas de la persona con el fin de diseñar una intervención individualizada y personalizada.
PsicoAlmería Centro De Psicología E Hipnosis Clínica
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Psicología e Hipnosis Clínica
Los psicólogos del centro PsicoAlmería siempre tienen en cuenta la regulación adaptativa de las expectativas de las personas que acuden a su consulta, junto con otras habilidades terapéuticas que garantizan una terapia psicológica efectiva.