El verano es la estación del año que refleja más rupturas de parejas, según las estadísticas.
Estas rupturas se encuentran al inicio del verano o justo después de este. ¿Tienes curiosidad en conocer las causas y qué hacer si estás en esa situación crítica?
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Causas más frecuentes de rupturas de pareja
A continuación vamos a detallar las causas más frecuentes que pueden precipitar la ruptura de una pareja. Es importante tener en cuenta que cada pareja es diferente, sin embargo, en ocasiones se repiten patrones que tienen solución y, por tanto, se exponen también las mejores claves para cada problema planteado.
1. Acumulación de asuntos sin resolver en la pareja
Es posible que en la rutina se acumulen conflictos sin resolver, bien por falta de tiempo o porque uno o los dos miembros de la pareja prefieren “olvidar el tema” pensando que así queda resuelto.
Durante las vacaciones indudablemente se pasa más tiempo en pareja, y estos conflictos sin resolver con mucha probabilidad afloran. Esto provocará “una bola de nieve” en la que se irán sumando los reproches y aumentará sin duda la frustración de ambos. Al fin y al cabo, tener el planteamiento inicial de disfrutar de tiempo de calidad en pareja a observar cómo las expectativas se rompen, provocará más decepción que en otra época del año. Es por esto, que muchas parejas acaban separándose o divorciándose tras las vacaciones “no ideales”.
¿Crees que realmente han descubierto que no son compatibles al pasar tanto tiempo juntos o es porque no han sabido arreglar sus conflictos durante el resto del año? Efectivamente, la segunda hipótesis es la más probable.
Claves para mejorar tu pareja en época de crisis
Entre las mejores opciones se encuentran las técnicas de asertividad. La asertividad es un estilo de comunicación en la que se respeta a la otra persona sin herirla y sin dejar de lado nuestras propias necesidades, es decir, implica un equilibrio y empatía en la comunicación.
Entre los polos opuestos de la asertividad encontramos la comunicación pasiva (no decir nada para evitar conflictos que se acumulan) y la comunicación agresiva (explotar cuando no se aguanta más ante la acumulación de conflictos o reproches).
Sin duda, una comunicación asertiva en la que hablar correctamente cada conflicto no resuelto traerá como beneficio una relación de pareja más sana.
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2. Relaciones que “funcionan” solo durante la rutina
En ocasiones hay relaciones de pareja que parece que funcionan solo durante el día a día y creen tener “el equilibrio perfecto”. En muchas ocasiones, uno o los dos miembros de la pareja se refugian en otras responsabilidades, como el trabajo y/o actividades sin la pareja, al sentir que su relación puede resultar agobiante y desbordante.
Sin duda, si una pareja comparte únicamente responsabilidades como son por ejemplo la convivencia, facturas, deudas, hijos... puede focalizarse que la pareja es necesaria para afrontar el día a día, y al afrontar situaciones que son obligaciones al fin y al cabo, en ocasiones para “desconectar” podemos procrastinar un poco y evadirnos de la pareja y las obligaciones. Uno de los ejemplos es dedicar más tiempo al trabajo y a otras actividades con amigos o hobbies en solitario.
Este tipo de situaciones es la que provoca rupturas antes del verano, de alguna manera en verano necesitamos “descansar, evadirnos y desconectar” y la pareja parece formar parte de una obligación más…
Claves para mejorar esta situación
Entre las mejores claves se encuentra realizar actividades placenteras con la pareja en todas las estaciones del año. Aunque en ocasiones resulte más complicado, sin duda los beneficios merecerán el esfuerzo. Mimar la relación de pareja y disfrutar con la pareja como en la primera fase de vuestra relación reforzará la unión. Finalmente, tendréis un equilibrio entre disfrute y responsabilidades dentro de la pareja, disfrutando de la rutina y del verano.
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3. Expectativas irreales
En ocasiones existen expectativas irreales en uno o los dos miembros de la pareja. Estas expectativas irreales pueden ser variadas, tales como tener a la pareja idealizada y conocerla más a fondo durante las vacaciones, produciendo un choque entre la realidad y la expectativa. Este hecho provocará sin duda frustración y una posible ruptura durante las vacaciones.
Otras expectativas irreales son el hecho de pensar que el verano debe ser diversión en todos los sentidos y pocas obligaciones, y que estando en pareja “podemos perdernos cosas mejores”. Sin duda con esta creencia seguramente se romperá la pareja al inicio del verano o en las primeras semanas. Con seguridad, a la vuelta de las vacaciones esas personas ajustarán de nuevo sus expectativas y tendrás que sopesar si el cambio les ha merecido la pena o no.
Claves para mejorar esta situación
Conocer bien a la pareja es importante, y aceptar tanto lo que nos gusta como lo que no nos gusta. Una relación sana implica conocer a nuestra pareja y estar bien por cómo es nuestra pareja y no por cómo queremos que sea o llegue a ser. Entre las mejores pautas se encuentra tener tiempo para hablar y conversar, sin dar las cosas por sentado. Aceptando que en algunas cosas estaréis de acuerdo y en otras no, y que aun así todo puede fluir bien. Cuando sientes esa aceptación, las expectativas estarán más ajustadas.
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Si te has visto reflejado o reflejada en alguna de estas causas más frecuentes, los psicólogos especialistas de PsicoAlmería, tanto online como presencial, podrán ayudarte con pautas más personalizadas y ajustadas a vuestra situación.
Autora: Verónica Valderrama Hernández, Psicóloga General Sanitaria.