A la hora de pasar por momentos especialmente olorosos de nuestras vidas, muchas veces tendemos a olvidar que estas emociones y sentimientos negativos se viven de un modo muy distinto si contamos con el apoyo de los demás. La tristeza, el desamparo o la desilusión no tienen por qué ser sufridos de manera aislada; si vivimos en sociedad es para recibir ayuda y para ayudar a los demás.
De hecho, es normal que cuando vemos que alguien se encuentra mal anímicamente, nos salga el impulso de prestarle ayuda. Pero saber dar apoyo emocional no es necesariamente sencillo, y es relativamente fácil cometer errores.
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Consejos para saber dar apoyo emocional
En las siguientes líneas veremos varios consejos para saber cómo dar apoyo emocional a partir de pasos relativamente sencillos. Aplicarlos bien requiere de una cierta práctica, pero con tiempo y esfuerzo, lo más probable es que veas mejoras significativas en tu manera de ayudar a que el otro sobrelleve mejor su mala situación emocional.
1. Elige el contexto adecuado
Escoger un momento y un lugar correctos es una condición necesaria e insuficiente para saber dar apoyo emocional.
Lo principal es estar en un momento que no sea de transición, es decir, que no vaya a terminar pronto (por ejemplo, el paso por un ascensor), que no esté fuertemente vinculado a una experiencia importante no relacionada con lo que produce malestar (por ejemplo, la finalización de una ponencia en un congreso) y que permita tener una cierta privacidad.
Las características físicas del lugar también son algo a tener en cuenta. Mucho mejor si es un lugar con pocas distracciones y en el que la comunicación sea fácil: libre de ruidos, de cambios bruscos, etc.
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2. Deja que la otra persona dé la información que quiera
Es importante no presionar al otro para que nos dé toda la información necesaria para saber exactamente cómo se siente. El simple hecho de sentir esa presión es una causa más de estrés que acentúa el malestar.
En caso de que notes que se cierra en banda, es suficiente con darle la oportunidad de abrirse más expresando directamente que puede contar contigo para lo que sea, y que note que no va a ser juzgada.
Para esto último es necesario mantener un todo serio que exprese empatía, y no bromear demasiado con la posible causa del dolor emocional del otro. Es un error dar a entender que lo que le hace sentir mal es en realidad una tontería, porque desde esa perspectiva es imposible conectar con el otro.
3. Ejerce la escucha activa
Cuando la persona hable es importante que des signos de que estás haciendo esfuerzos por comprender lo que dice y las implicaciones de lo que dice. Sincerarse acerca de lo que nos hace sentir mal ya es algo que intimida a mucha gente, y si además no siente que está sirviendo para mucho, los incentivos para aceptar nuestro apoyo se desvanecen.
Para ello, practica la escucha activa y haz que este momento sea realmente una interacción personal simétrica en la que una persona se expresa y la otra la apoya y trata de comprender cómo se siente la otra. Mantener el contacto visual, hacer comentarios sin llegar a interrumpir bruscamente, recapitular la información dada por el otro, etc.
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4. Valida sus emociones
Muestra claramente que sabes que lo que siente tiene sentido, si bien evidentemente no te sientes igual. Esto es importante, porque de otro modo se da por sentado que hay una desconexión entre vosotros debido a que no has pasado exactamente por lo mismo. No ridiculices sus ideas ni sus sentimientos, todo lo contrario, muestra que sabes que tienen razón de ser.
5. Habla de tu perspectiva
Esto es algo que muchas veces se obvia, pero es muy útil. Es cierto que a la hora de dar apoyo emocional lo importante es lo que siente quien está experimentando el malestar emocional, pero también es cierto que si le hablas acerca de lo que crees, estarás indicando que te implicas en tu caso e intentas establecer paralelismos entre lo que le pasa y lo que alguna vez te ha pasado a ti. Además, esta perspectiva le puede ayudar a ver sus vivencias desde otro punto de vista.
Así pues, cuando ya hayas escuchado lo principal acerca de su caso, puedes darle este breve feedback, pero sin dejar que la conversación pase a tratar de un tema totalmente diferente: debe ser algo que se incluye en el acto de prestarle apoyo por lo que le ocurre.
6. Señala la posibilidad de un abrazo
Es posible dar pie a que, si la otra persona así lo quiere, os deis un abrazo. Pero no hay que pedirlo directamente o realizar un gesto claro que muestre que vas a abrazar, porque en caso de no querer, esto puede dejar un mal sabor de boca al sentirse culpable si se niega.
Normalmente lo mejor es algo más sutil: unos golpecitos en el hombro o en la espalda que den una excusa para acercaros y que, si el otro quiere, se puede convertir en un abrazo. Que sea el otro quien dé ese paso.