Lo que comúnmente conocemos como memoria (recordar algo) suele ser un concepto general, porque se suele hablar de la memoria a largo plazo.
Pero existen otros tipos de memoria, como la memoria a corto plazo y la memoria sensorial, que participan en la formación de esta memoria más duradera. De hecho, a través de varias décadas de investigación científica, se sabe que estas distintas variedades de memoria siguen lógicas diferentes y se fundamentan en partes diferenciadas del cerebro. Veamos cuáles son sus características.
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¿Una memoria o muchas clases de memoria?
Si nos ponemos a reflexionar sobre las capacidades del ser humano, es muy posible de que lleguemos a la conclusión de que nuestra especie se caracteriza por tener una buena memoria. Cada día aprendemos y memorizamos cosas sobre el entorno en el que vivimos: quién es el nuevo presidente de un país lejano, dónde podemos encontrar un parque nacional cuyas fotos nos han sorprendido, cuál es el significado de una palabra que desconocíamos, etc.
Comparada con la nuestra, la memoria del resto de animales parece empequeñecerse. A fin de cuentas, no disponen de un lenguaje a partir del cual memorizar conceptos complejos y que hacen referencia a elementos que no han visto directamente. Pero... ¿seguro que la memoria es solo eso?
A fin de cuentas, muchas aves migratorias memorizan los lugares por los que han de pasar para recorrer miles de kilómetros cada año en su viaje de Norte a Sur y viceversa. Del mismo modo, los salmones memorizan el punto de un río en el que hay que desovar y llegan allí, después de mucho esfuerzo y de haber pasado mucho tiempo en el mar. ¿Acaso no son estos ejemplos muestras de que existen diferentes tipos de memoria?
Los tipos de memoria, resumidos
Los distintos tipos de memoria tienen su forma particular de funcionamiento, pero todas cooperan en el proceso de memorización. La memoria nos ayuda a adaptarnos al entorno y nos marca para definir quiénes somos; nuestra identidad. Sin ella seríamos incapaces de aprender, ni podríamos darle sentido a nuestro alrededor ni a nosotros mismos.
Por otro lado, la información que "archiva" la memoria no queda almacenada sin ser alterada; se modifica constantemente, aunque no nos demos cuenta de ello. Sin embargo, los contenidos que memorizamos son alterados a través de procesos mentales algo diferentes, del mismo modo en el que son asimilados e interiorizados por el cerebro de diferentes maneras.
Pero, ¿qué tipos de memoria existen? ¿cuáles son las fases de la memoria? A continuación responderemos a estas preguntas y explicaremos cómo funciona la memoria humana y cómo ésta nos permite recordar sucesos, datos, experiencias y emociones que hemos vivido en el pasado.
Primeras investigaciones sobre la memoria
Las primeras investigaciones sobre la memoria tienen su origen en los estudios de Hermann Ebbinghaus, un psicólogo alemán que a finales del siglo XIX intentó descifrar las leyes fundamentales de la memoria al estudiar las sílabas sin sentido (BAT, SIT, HET).
La teoría de Ebbinghaus sobre la memoria
Uno de sus logros más destacados fue la demostración de que las funciones mentales superiores podían estudiarse en el laboratorio de manera científica. También concluyó que existía una “curva del olvido”, que muestra el deterioro de la memoria con el paso del tiempo desde el momento del aprendizaje. Además, formuló un modelo teórico en el que defendió que el mecanismo de la memoria requiere de repetición, para que los datos que recordamos se asocien entre sí.
Barlett lleva el estudio de la memoria fuera del laboratorio
Ebbinghaus consiguió que su enfoque fuera utilizado durante muchas décadas, lo que se denominó “la tradición del aprendizaje verbal”, pero en 1932, Sir Frederick Barlett inició sus estudios sobre el funcionamiento de la memoria en ambientes naturales (Ebbinghaus realizó sus estudios sobre la memoria en el laboratorio), dando lugar a un nuevo paradigma. Barlett, en vez de utilizar sílabas sin sentido, utilizó historias, e introdujo la teoría de los esquemas a sus investigaciones para explicar su influencia en los recuerdos.
Además, propuso que los seres humanos recuerdan mediante una impresión general con algunos detalles, y que a partir de tales componentes construyen una versión considerada como próxima a la original; la memoria funciona con esquemas, no con réplicas fieles. Pese a que fue criticado por su poco rigor metodológico y estadístico, destaca por su adherencia a la teoría constructivista de la memoria y por sus aportaciones sobre la formación cultural de la memoria.
Miller y el paradigma actual sobre cómo almacenamos los recuerdos
Dos décadas más tarde, en 1956, George Miller demostró que las personas pueden retener de 5 a 7 elementos a la vez en la memoria a corto plazo. Estos elementos pueden ser una letra simple, un número, una palabra o una idea. En la actualidad, existe cierto consenso en la psicología cognitiva al afirmar que una persona interpreta la información gracias a sus conocimientos previos, y así construye sus recuerdos. Por eso es importante destacar que no todos los hechos vividos se almacenan, pues existe una selección de los hechos relevantes, y lo que no interesa se elimina. Además, los hechos vividos sufren un proceso de estructuración e interpretación y, por tanto, lo que se recuerda es una realidad percibida.
Los expertos en el estudio de la memoria están de acuerdo en que en el proceso de memoria no solamente está implicada la corteza cerebral, sino que otras zonas cerebrales también participan en este proceso, por ejemplo el sistema límbico. También se ha demostrado que el hemisferio izquierdo procesa la información verbal, y el derecho, la visual. La capacidad de retención de palabras es menor que la de recordar imágenes.
Fases de la memoria: codificación, almacenamiento y recuperación
Como demostró Brenda Milner tras sus investigaciones con pacientes con trastornos de memoria, ésta no se encuentra en un lugar concreto del cerebro, sino que consiste en varios sistemas que permiten lo que se conoce como las tres fases de la memoria: la codificación, el almacenamiento y la recuperación.
- La codificación es el proceso en el cual se prepara la información para poder ser almacenada. En esta primera fase de la memoria, la concentración, la atención y la motivación del individuo son muy importantes.
- El almacenamiento consiste en retener los datos en la memoria para una utilización posterior.
- La recuperación nos permite poder encontrar la información cuando la necesitamos, es decir, recordar.
Clasificación y tipos de memoria
Existen distintos tipos de memoria, y William James (1890) fue pionero en formular la distinción entre éstas, pues concluyó que existían la memoria primaria y memoria secundaria.
Más tarde apareció la denominada teoría multialmacén de Richard Atkinson y Richard Shiffrin, que entiende que la información va pasando por diferentes almacenes de memoria a medida que se va procesando. Según esta teoría, contamos con tres tipos distintos de memoria: la memoria sensorial, la memoria a corto plazo (MCP) y la memoria a largo plazo (MLP). Las memorias primaria y secundaria de James, harían referencia a la MCP y MLP respectivamente.
Memoria sensorial
La memoria sensorial, que nos llega a través de los sentidos, es una memoria muy breve (dura entre 200 y 300 milisegundos) e inmediatamente desaparece o se transmite a la memoria a corto plazo.
La información mnésica permanece el tiempo necesario para que sea atendida de manera selectiva e identificada para poder procesarla posteriormente. Así pues, su utilidad tiene que ver con el aquí y ahora, todo lo que ocurre en el momento presente y ante lo que se tiene que reaccionar en tiempo real. La información pueden ser de tipo visual (icónica), auditiva (ecoica), olfativa, etc.
Memoria a corto plazo
Cuando se ha seleccionado y atendido una información en la memoria sensorial, pasa a la memoria a corto plazo, también llamada memoria operativa o memoria de trabajo. Su capacidad es limitada (7+-2 elementos), y realiza dos funciones. Por un lado, mantiene información en la mente no estando dicha información presente. Por otro lado, puede manipular esa información permitiendo intervenir en otros procesos cognitivos superiores, y por tanto, no es un mero “cajón de recuerdos”.
Baddeley y Hitch, en 1974, en vez de llamarla "memoria a corto plazo", la denominaron memoria de trabajo por su importancia funcional en el procesamiento cognitivo, pues permite el cumplimiento de tareas cognitivas como el razonamiento, la comprensión y la resolución de problemas. Mediante este concepto se abandona la idea de que la memoria a largo plazo depende de la memoria a corto plazo, y este tipo de memoria se fragmenta en cuatro subcomponentes:
- Bucle fonológico: es un sistema especializado que opera con información verbal, y permite mantener el habla interna que está implicada en la memoria a corto plazo.El bucle fonológico intervendría en la lectura o en el aprendizaje de un número de teléfono.
- Agenda visoespacial: opera de manera similar al bucle fonológico, pero su función es el mantenimiento activo de información, pero en este caso con un formato de imágenes, viso-espacial. La agenda visuoespacial intervendría, por ejemplo, o en el aprendizaje de un itinerario.
- Almacén episódico: Este sistema integra información procedente de una variedad de fuentes, de manera que se crea una representación multimodal (visual, espacial y verbal) y temporal de la situación actual.
- Sistema ejecutivo: Su función es el control y la regulación de todo el sistema de memoria operativa.
Memoria a largo plazo
La memoria a largo plazo permite almacenar la información de forma duradera, y la podemos clasificar en memoria implícita y explícita.
Memoria implícita
La memoria implícita (también llamada procedimental) se almacena de manera inconsciente. Está implicada en el aprendizaje de diversas habilidades y se activa de modo automático. Montar en bicicleta o conducir un automóvil, no sería posible sin este tipo de memoria.
Memoria explícita
La memoria explícita o declarativa, está asociada a la consciencia o, al menos, a la percepción consciente. Incluye el conocimiento objetivo de las personas, los lugares y las cosas y lo que ello significa. Por tanto, se distinguen dos tipos: la memoria semántica y la episódica.
- Memoria semántica: Se refiere a la información mnésica que hemos acumulado durante toda nuestra vida. Son los conocimientos sobre el mundo exterior (históricos, geográficos o científicos) los nombres de las personas y las cosas, y su significado, que hemos ido aprendiendo a lo largo de nuestra vida. Este tipo de memoria es necesaria para el uso del lenguaje. Saber que Madrid es la capital de España es un ejemplo de este tipo de memoria.
- Memoria episódica: Es la memoria autobiográfica que permite recordar hechos concretos o experiencias personales, como el primer día de colegio, el cumpleaños de los 18 años o el primer día de universidad.