Adaptabilidad y empatía: ¿cómo sacar partido a estas dos cualidades para lograr ser una persona mejor?
"Me amoldo a las situaciones."
"No me importa ceder."
"Me adapto."
"Los demás no ceden por mí, son más rígidos."
"Si no me adapto yo, los demás no lo hacen."
Hay muchas veces que las personas no somos conscientes de que nos hacen lo que consentimos que nos hagan. Es lo que hace que las personas, sobre todo las cercanas a nosotros, se comporten de una manera que no nos gusta.
Desde mi punto de vista, ADAPTABILIAD y EMPATÍA son dos de las mejores cualidades para el desarrollo de la felicidad tal y como la entiendo, la practico y la enseño: Ser la persona que deseas ser y tener la vida que quieres.
Si se saben utilizar ambas cualidades, están diseñadas para ser unas herramientas que nos ayudan a sacar todo nuestro potencial incluyendo los momentos difíciles, en que pueden jugar un papel decisivo. Si no sabemos cómo tratarlas pueden convertirse una trampa mortal que nos lleve a vivir por o para los demás, sin responder a nuestra voluntad.
Lo primero que vamos a hacer es ver qué son realmente estas dos cualidades.
Adaptabilidad
Es la capacidad de modificación en función del cambio. ¿Por qué desde mi punto de vista es una de las mejores herramientas y cualidades que debemos potenciar? Mientras que la rigidez es inmovilismo, la adaptación es cambio, aprendizaje, movimiento. Como decía Darwin, la supervivencia del mundo animal está en su capacidad de adaptación ante los cambios.
Si por algo se caracteriza la vida es por una constante incertidumbre y un constante cambio. El ser humano tiene unas cualidades maravillosas, pero no se ha tomado el tiempo necesario para aprenderlas. No controlamos nada externo a nosotros mismos, así que la capacidad de adaptarse a los cambios o a la incertidumbre se convierte en la herramienta perfecta para la vida. Elimina la resistencia, la negación ante lo que ocurre dándote la capacidad y el poder de redirigir tu vida, siguiendo TU camino, teniendo en cuenta las circunstancias. Bello ¿no?
Vamos con el siguiente concepto. La empatía es la capacidad de ponerse en el lugar del otro. ¿Para qué resulta práctica esta capacidad para tu vida diaria? La empatía facilita la comprensión y la capacidad de amar, la compasión, la creatividad, tan necesaria para ver las opciones que tenemos o caminos que hay para llegar hasta donde quieras, la solución de problemas y por supuesto el avance y la capacidad de perdón y por tanto, es muy útil en todos los aspectos del plano sentimental.
Las dos caras de la misma moneda
Adaptarse no es ceder, ni mucho menos modificar lo que quieres en función de los demás o renunciar a tus sueños por presiones externas. Empatía no es anteponerte a situaciones, problemas, incluso a los momentos de alegría o logros de otros por delante de tu propia vida, de lo que sientes, de lo que quieres, de lo que te ocurre o simplemente te apetece expresar.
Por eso nos confundimos. Porque donde hablamos de empatía y adaptación hay una cierta ausencia de límites. Esto no es un gran problema, porque se puede solucionar. Cuando se trata de una cuestión de poner límites, estamos hablamos de una de las grandes y poco conocidas facetas o áreas del autoestima.
¿Qué puedo hacer en este caso? ¿Qué significa poner límites?
Los límites marcan lo que dejas o no dejas/permites que ocurra en tu vida, desde comer un helado de menta cuando no te gusta, permitir un mal gesto, hasta trabajar en algo que detestas. Así que, cuando pones límites, lo que en realidad estás haciendo es elevar tu calidad de vida, discernir entre aquello que amas y aquello que no te aporta nada positivo.
Pero... si llevo toda la vida sin ponerlos... ¿podré ahora?
Por supuesto. Es cuestión de ganas, aprendizaje y constancia.
Cuando empiezas a poner límites en tu vida te sorprendes de cómo pensando que ibas a crear conflicto o a perder "cosas o personas" por el cambio, lo que ocurres es que las personas empiezan a mostrarte más respeto, y todo empieza a equilibrarse.
Ahora tu mente puede decirte, "es imposible", pero solo es porque no sabías cómo afrontar la realidad.
Ahora sabes que tu empatía y adaptación son buenas y que ante lo que te hace daño puedes poner límites, que no es una consecuencia de ser una persona que se adapta y/o que es empática. Es un cuestión de autoestima, y simplemente tomando unas clases puedes conseguir los cambios que buscas.
¿Cómo puedo empezar?
Haz una lista de NO VOY A VOLVER A PERMITIR, éste es el primer paso.