Manchas de tinta formando misteriosas figuras simétricas. Estas son las figuras (o, mejor dicho, las no-figuras) que son utilizadas en uno de los test proyectivos más conocidos: el test de Rorschach.
Se trata de un método nacido en la primera mitad del siglo XX, cuando el psicoanálisis dominaba Europa, y cuyo uso se ha popularizado tanto en procesos de selección de personal como incluso en el ámbito clínico. Pero... ¿en qué ideas se basa el test de Rorschach? ¿Cómo se usa? ¿Es eficaz y fiable?
Para responder a estas preguntas tenemos que empezar por conocer a la persona que inventó el test de las manchas de tinta: el psicoanalista suizo Hermann Rorschach.
¿Quién fue Hermann Rorschach?
Hermann Rorschach nació en Zúrich en el año 1884, y ya desde pequeño mostró una gran afición a crear figuras mediante el uso de la pintura. Después de graduarse en medicina empezó en especializarse en psiquiatría, y estos estudios le hicieron entrar de lleno en el mundo del psicoanálisis, que por aquella época era la corriente psicológica que se estaba haciendo más popular en Europa.
De este modo, Rorschach llegó a familiarizarse mucho con los conceptos de asociación libre y de proyección, que por aquella época eran utilizados por Sigmund Freud y sus seguidores en la práctica clínica. Rorschach fue el primero en utilizar el término "psicodiagnóstico" para referirse a la interpretación de los síntomas para descubrir las alteraciones mentales que perturban el bienestar de las personas.
Pero lo que Rorschach entendía como psicodiagnóstico distaba mucho de parecerse a una evaluación médica basada en la observación de propiedades objetivas. Para él, el diagnóstico debía de partir de la interpretación del modo en el que el inconsciente de los pacientes se manifiesta a través de las creaciones de estos. En concreto, Rorschach se centraba en la interpretación de las obras artísticas creadas por pacientes para intentar entender el funcionamiento de su mente. Esta idea fue la semilla que más tarde dio paso a la creación del test de Rorschach basado en manchas de tinta.
El test de Rorschach
En el año 1921, Rorschach publicó un libro llamado Psicodiagnóstico. En esta monografía se presentaba por primera vez un test psicológico basado en la interpretación de diez tarjeta en las que se mostraban manchas simétricas de tinta. Lo curioso de estas láminas era que la propiedad que definía las figuras que aparecían en ellas era su total ambigüedad.
Las manchas no tenían ningún significado aparente, y desde luego Rorschach había puesto mucho cuidado en evitar que sus creaciones pudieran interpretarse de una manera clara.
El test de las manchas que había creado ponía el acento en la total libertad a la hora de atribuir un significado a esas figuras. Era una herramienta diseñada para ser utilizada en el diagnóstico de características psicológicas, pero a la vez huía de la posibilidad de medir respuestas concretas y bien tipificadas que permitieran comparar los resultados que obtenían diferentes personas.
Rorschach quería que cada cual podía dar la respuesta que le pareciese, y el abanico de posibilidades de respuesta era infinito, al contrario de lo que ocurre en los test de personalidad en los que hay que seleccionar una respuesta de entre varias disponibles. Para entender el por qué de esta peculiaridad hay que entender el valor que se le da a la interpretación desde el psicoanálisis.
Interpretando manchas
La idea en la que Rorschach se apoyó para proponerse crear un sistema de evaluación psicológico estaba totalmente relacionada con el concepto freudiano de lo inconsciente.
Lo inconsciente era, para Freud, una vertiente de la mente cuya forma ha sido dada por viejos traumas y deseos irrefrenables. Hipotéticamente, esta instancia psíquica que dirige nuestra manera de pensar y de actuar, incluso aunque no nos demos cuenta, pero siempre debe permanecer oculta a nuestra consciencia. Es por eso que lo inconsciente está siendo reprimido constantemente por estructuras psíquicas que luchan para que no asalte la consciencia, y esta continua lucha puede generar psicopatologías.
Sin embargo, Rorschach también conocía la otra cara de la moneda acerca de la represión del inconsciente según Freud. El creador del psicoanálisis creía que contenidos del inconsciente pueden emerger a la consciencia y manifestarse indirectamente mediante disfraces simbólicos que, al ocultar la verdadera naturaleza de lo que se quiere reprimir, no ponen en peligro la estabilidad de la consciencia. Por ejemplo, propuso la idea de que los sueños son manifestaciones simbólicas de deseos que deben ser reprimidos.
Pero esta manera de disfrazar simbólicamente elementos del inconsciente no se produce solo en los sueños, sino en muchas otras dimensiones de la actividad humana. Rorschach llegó a la conclusión que una parte de lo inconsciente puede ser proyectado en interpretaciones simbólicas de lo que se ve, y por eso intentó crear un test psicológico en el que las personas tuvieran que interpretar figuras totalmente ambiguas, sin ningún significado aparente. De este modo, el modo en el que interpretasen estas formas totalmente desprovistas de significado revelaría aspectos ocultos de su mente.
El test de Rorchach en la actualidad
Rorschach murió con apenas 37 años, meses después de publicar el libro que lo haría famoso, y su test de las manchas de tinta simétricas pronto empezó a ganar mucha popularidad. Empezó a ser utilizado como herramienta de diagnóstico de trastornos mentales, pero su uso fundamental fue el de test de personalidad.
Llegó un punto en el que se popularizó tanto en el ámbito de la selección de personal que fue una de las herramientas más utilizadas en el mundo de los Recursos Humanos, y también entró en la psicología forense para convertirse en un recurso de peritaje en procesos judiciales.
Aún a día de hoy el test de las manchas de tinta de Rorschach es muy utilizado tanto en el ámbito judicial como en las empresas, y las distintas escuelas de la corriente psicodinámica han seguido trabajando para intentar mejorar los criterios de interpretación que empezó el psicoanalista suizo. De hecho, se ha puesto mucho empeño en perfeccionar un sistema de interpretación de los resultados del test de Rorschach, siendo el más conocido el Rorschach Comprehensive System impulsado en los años 60 por John E. Exner.
Sin embargo, la popularidad del test de las manchas de Rorschach corre en paralelo a otro hecho muy a tener en cuenta: el test de Rorschach no cuenta con la validez ni la fiabilidad que cabría esperar de un recurso con buenas bases empíricas. Es por eso que el uso de estas manchas para evaluar características psicológicas se considera una práctica pseudocientífica.
Las críticas al test de Rorschach
El primer argumento que se utiliza para vincular el test de las anchas con la pseudociencia se refiere al paradigma epistemológico en el que descansa el psicoanálisis y las teorías freudianas que han dado pie a la corriente psicodinámica de la psicología. Esto es así porque las ideas de Rorschach acerca del inconsciente no pueden ser puestas a prueba o falsadas: no hay una manera clara de descartar la posibilidad de que una persona tenga un trauma infantil o desee ser protegido por una figura de autoridad, por poner un ejemplo, porque las explicaciones acerca de las fuerzas inconscientes que mueven a la persona siempre pueden ser modificadas sobre la marcha sin comprometer las hipótesis iniciales.
Del mismo modo, si alguien ve un unicornio en una de las láminas de Rorschach, hay una infinidad de maneras de justificar que esa persona es muy introvertida, por poner un ejemplo. Esta crítica, por tanto, pone en duda la validez de las teorías en las que se apoya el test de Rorschach.
La segunda vertiente de las críticas dirigidas contra el test de Rorschach es de carácter más pragmático y pone en duda la utilidad del test como herramienta de diagnóstico o de test de personalidad. Señala que no es un instrumento válido ni fiable y que mediante su uso no se han encontrado muchas correlaciones robustas que permitan establecer qué tipo de respuestas reflejan qué tipo de tendencias psicológicas. El modo en el que se interpretan las respuestas de las personas que se someten al test fallan a la hora de reflejar tendencias claras, y en general las conclusiones a las que se llegan son arbitrarias o basadas en sesgos.
Conclusiones
El test de Rorschach es una de las invenciones más icónicas y más conocidas. Ha aparecido en series, novelas, películas e incluso da nombre a uno de los personajes de cómic más famosos del escritor y guionista Alan Moore. También suele ser entendido como uno de los recursos que los psicólogos utilizan para estudiar la personalidad. Sin embargo, el hecho de que sus fundamentos teóricos estén tan cuestionados mina mucho su credibilidad como herramienta de diagnóstico o test psicotécnico.
Referencias bibliográficas:
- Gacono, C. B. y Evans, B. (2007). The Handbook of Forensic Rorschach Assessment (Personality and Clinical Psychology). Nueva York: Lawrence Erlbaum and Associates.
- Lilienfeld, S.O., Wood, J.M., Garb, H.N. (2000). The scientific status of projective techniques. Psychological Science in the Public Interest, 1(2), pp. 27 - 66.
- Sutherland, S. (2013). Irrationality: the enemy within. Londres: Pinter & Martin.
- Wood, J. M., Nezworski, M. T., Lilienfeld, S. O., Garb, H. N. (2003). What's Wrong with the Rorschach?. San Francisco: Jossey-Bass.
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