¿Sientes que vas a trabajar con un nudo en el estómago? ¿Los domingos por la tarde te invade una ansiedad inexplicable? ¿Te sientes constantemente criticado, ignorado o saboteado por tus compañeros o tu jefe? Cuidado. Puede que no sea solo "estrés laboral" o un "mal día". Podrías estar sufriendo acoso moral, también conocido como mobbing.
El mobbing no es una simple discusión o un conflicto pasajero. Según define la experta Marie-France Irigoyen, es "toda conducta abusiva (gestos, palabras, actitudes...) que, por ser repetida y sistemática, atenta contra la dignidad o la integridad de una persona". Es una forma de violencia psicológica lenta y constante, una especie de tortura gota a gota que busca minar tu confianza, destruir tu reputación y, en última instancia, expulsarte de tu puesto.
¿Es lo mismo que estar "quemado"?
No, y es clave entender la diferencia. El burnout es ese agotamiento que sientes por el exceso de trabajo o la presión de tus tareas. Es como si se te agotara la batería. En cambio, el mobbing es un ataque directo y personal. No se trata de tus tareas, sino de ti. Es la diferencia entre estar cansado por correr un maratón y ser apedreado mientras corres. Como señala la psicología organizacional, aunque ambos pueden llevar a la ansiedad y la depresión, el mobbing es un ataque deliberado de personas dentro de tu propia empresa.
El juego de poder: ¿por qué ocurre?
Curiosamente, el término "mobbing" viene del mundo animal, pero con un significado totalmente opuesto. En la naturaleza, el mobbing es cuando un grupo de animales pequeños (como unos pájaros) se unen para acosar y ahuyentar a un depredador grande (como un búho). Es la defensa del débil contra el fuerte.
En los humanos, es al revés. El mobbing es el ataque del fuerte contra el débil. Una persona con poder (un jefe, un líder de grupo) o un grupo de compañeros se unen para aplastar a un individuo. Pero, ¿por qué? Las causas son tan variadas como oscuras:
-
El perfil del acosador: A menudo, detrás de un acosador hay una personalidad con rasgos narcisistas, psicopáticos o sádicos. Son individuos que, como señalan expertos en psicopatología como Robert Hare, disfrutan de la dominación, la manipulación y carecen de empatía. Agredir a otros les hace sentir bien y alivia su propio vacío o frustración.
-
La envidia y el miedo: Muchas veces, la víctima es una persona competente, creativa y ética. Su brillo amenaza la mediocridad del acosador, quien, en lugar de mejorar, opta por destruir. Es el "síndrome de Salieri", donde la envidia se convierte en un arma destructiva.
-
La cultura de la empresa: El mobbing no ocurre en un vacío. Prospera en organizaciones tóxicas: lugares donde reina el "silencio organizacional", nadie toma responsabilidades, la comunicación es a base de chismes y el liderazgo es débil o inexistente. En estos ambientes, como describen Morrison y Milliken (2000), la falta de transparencia es el caldo de cultivo perfecto para los abusos.
Las tácticas del acosador: ¿te resulta familiar?
El acosador no suele gritar o agredir físicamente al principio. Sus tácticas son mucho más sutiles y difíciles de probar. ¿Reconoces alguna de estas conductas? Dejan de hablarte, te ignoran en las reuniones, "se olvidan" de invitarte a comer, actúan como si no existieras. Es lo que los psicólogos llaman ostracismo, una de las formas más dolorosas de rechazo social.
Hablan mal de ti a tus espaldas, inventan chismes sobre tu vida personal o profesional, te ridiculizan o se burlan de tu forma de hablar o vestir. Te quitan tareas para que te sientas inútil, o te asignan trabajos imposibles para que fracases. Te ocultan información crucial o te dan datos equivocados a propósito. Te interrumpen constantemente cuando hablas, te lanzan miradas de desprecio, usan el sarcasmo para humillarte o critican sin piedad todo lo que haces.
Las consecuencias: un daño profundo a tu salud
El mobbing no es "cosa de la oficina". Sus efectos se los lleva uno a casa y pueden ser devastadores:
-
Salud psicológica: Ansiedad, depresión, ataques de pánico, pérdida total de la autoestima y confianza.
-
Salud física: Trastornos del sueño, dolores de cabeza, problemas digestivos, caída del cabello y un sistema inmunológico debilitado.
-
Vida social y familiar: Te aíslas de tus amigos y familiares, y el estrés puede provocar conflictos graves en casa.
La vergüenza y la culpa son dos de las emociones más tóxicas que genera el mobbing. Como explican los psicólogos Lazarus y Tangney, la culpa te hace sentir mal por algo que hiciste, pero la vergüenza te hace sentir mal por quien eres. El acosador busca precisamente eso: que te sientas defectuoso e indigno.
¿Qué hacer? La lucha por la justicia y la dignidad
Combatir el mobbing es una batalla cuesta arriba, pero no imposible. La clave está en la prevención y en la creación de una cultura de justicia organizacional. La solución pasa por un liderazgo ético, políticas claras de "cero tolerancia" al acoso y, sobre todo, fomentar la justicia procedural, es decir, que los procesos (evaluaciones, ascensos, etc.) sean transparentes y justos para todos. Cuando los empleados sienten que las reglas son equitativas, el terreno para el acoso se reduce drásticamente.
Si estás sufriendo mobbing, lo primero es reconocerlo y no culparte. No estás loco, no eres demasiado sensible. Estás siendo víctima de un abuso. Anota cada incidente con fecha, hora, lugar, personas presentes y qué ocurrió exactamente. Guarda correos, mensajes y cualquier prueba que tengas. Habla con tu familia, amigos de confianza o un psicólogo. No te aísles.
En la medida de lo posible, responde con asertividad pero sin agresividad. A veces, un simple "no me hables en ese tono" puede descolocar al acosador. Tu bienestar es la prioridad. Busca actividades que te relajen y te hagan sentir bien fuera del trabajo. Consulta con recursos humanos (si confías en ellos), un sindicato o un abogado especializado en derecho laboral.
Recuerda: nadie tiene derecho a destruir tu salud y tu dignidad. Tu trabajo es una parte de tu vida, no tu vida entera. Si una organización permite que te destruyan, quizá el acto más valiente sea buscar un lugar donde sí te valoren.


Newsletter PyM
La pasión por la psicología también en tu email
Únete y recibe artículos y contenidos exclusivos
Suscribiéndote aceptas la política de privacidad