a siguiente es la representación gráfica de las curvas de excitación sexual femenina y masculina. La curva situada a la izquierda se corresponde con la de los hombres y a la derecha se muestra la de mujeres.
Es fácilmente observable la simplicidad y rapidez de la curva masculina respecto a la femenina, como era de esperar. Vemos también que al final de la curva femenina hay cuatro opciones diferentes, esto representa cuatro tipos de respuesta orgásmica en la mujer.
Estas curvas representan los niveles de excitación durante una relación sexual. Hay que aclarar que estas representaciones recogen valores generales en la población y que cada persona es diferente y tiene su particular respuesta sexual. Pero vamos al detalle de la gráfica.
En primer lugar, aquí se muestran realmente cinco curvas superpuestas. En primer lugar la masculina a la izquierda del gráfico, seguida de la respuesta sexual femenina que tiene una parte común, las fases de intimidad, excitación y tensión, y según la sexóloga Marina Castro, desemboca en cuatro posibles respuestas: Orgasmo explosivo (E), Multiorgásmica (M), Orgasmo sostenido (S) y Sin orgasmo (SO).
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Curva de excitación masculina: breve y predecible
La curva masculina representa el nivel de excitación en un contexto de actividad sexual con contacto genital. Esto quiere decir que si el hombre es excitado y manipulado genitalmente ya sea por otra persona en una relación sexual en pareja o por sí mismo en una situación de masturbación, su respuesta de excitación es muy rápida como muestra la pendiente ascendente que culmina en el orgasmo, el punto máximo de la gráfica, para descender en caída libre al nivel basal o excitación cero. Por tanto el orgasmo es un punto final de la excitación y frecuentemente de la relación sexual.
Aquí tenemos un importante problema y fuente de conflictos en la pareja: si el hombre se centra en su excitación y búsqueda del orgasmo, la fiesta habrá acabado para él cuando la mujer no ha empezado a oír ni la música de una fiesta que tendrá poco de festivo y que se acabará sin haber disfrutado de un triste canapé. En unos segundos tendremos un hombre roncando con pueril sonrisa y a una mujer en pie de guerra con ganas de estrangular esa sonrisa. Más adelante veremos qué se puede hacer al respecto.
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Curva de excitación femenina: compleja e intensa
La curva femenina es mucho mayor en el tiempo, puede desarrollarse de diferentes formas y tiene varios posibles finales, incluso puede acoplarse a otro ciclo de excitación sin haber acabado el primero. Vemos que la complejidad en la excitación de la mujer es mucho mayor y también lo es la capacidad de obtener placer y disfrutar del sexo, siendo indiscutible que es la mujer la que domina sobre el hombre en cuestión de placer sexual y riqueza de orgasmos.
Observando la curva vemos que la pendiente inicial de excitación es mucho más suave, necesita mucho más tiempo para aproximarse a los niveles altos de excitación. También podemos observar que el orgasmo es diferente al masculino y en algunas ocasiones o algunas mujeres no llegan a alcanzarlo y también vemos que la fase de resolución es en casi todos los casos muy diferente a la masculina, con una caída suave o una recuperación cíclica hacia otro u otros orgasmos.
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¿Cómo medimos el placer matemáticamente?
Aquí entran en juego las matemáticas. Si las curvas de la gráfica representasen a cinco posibles sujetos, un hombre y cuatro mujeres, ¿quién experimenta más placer? Alguno podría decir que los que tienen los puntos máximos, a saber, el hombre y la mujer con orgasmo explosivo. En estos dos casos, encontramos los niveles máximos de excitación, pero no de placer.
El placer sexual es el nivel de excitación por el tiempo que mantenemos este nivel y esto matemáticamente se define por el área de la región bajo la gráfica de cada curva. Pero antes de continuar vamos a dar unas nociones de cálculo analítico, una de mis áreas preferidas de las matemáticas, y concretamente sobre integrales.
Teorema:
Veamos su representación gráfica:
El símbolo que parece una S alargada es el símbolo de la integral. f(x) es la función matemática con la que se representa la curva de la gráfica, a y b son los puntos inicial y final entre los que se acota la integral, y d(x) es un término matemático que hace referencia a la variable independiente y que podéis estar agradecidos que no explique pues excede de sobras el objeto de este artículo, y te aseguro que está muy lejos de cualquier relación con ningún orgasmo. Pero a eso vamos. ¿Podemos hacer un análisis matemático del placer sexual y del orgasmo?
Si analizamos la curva de excitación sexual mostrada al principio, vemos que el placer sexual es la integral de la función de la curva entre los puntos a y b, donde a = 0, punto de inicio en el tiempo y b es el punto final a integrar, donde la excitación vuelve al nivel inicial y la curva decae hasta el eje inferior o de abscisas.
¿Qué sexo domina en la cama?
Si medimos matemáticamente el placer sexual del hombre y la mujer, no cabe duda de que son las mujeres el sexo fuerte.
Si llamamos fh a la función que representa la gráfica de excitación sexual del hombre y fm a la de la mujer, tenemos que:
Esto significa que según nuestra gráfica, el placer obtenido por cualquiera de las mujeres representadas sea cual sea su resolución orgásmica es superior al corto placer obtenido por el hombre.
Todo esto nos sugiere varias cosas:
- La prioridad masculina en la relación debe ser la búsqueda de placer y no del orgasmo ya que este es un breve momento de alta excitación que sigue con una brusca caída que pone fin a la relación y al placer mismo.
- El máximo placer sexual en la pareja se consigue igualando las curvas masculina y femenina, esto es un trabajo principalmente del hombre por centrarse en la excitación de su pareja y olvidarse o más bien huir de su propio orgasmo.
Además tengamos en cuenta que sólo el 25 por ciento de las mujeres experimenta con seguridad el orgasmo durante el coito, y conociendo las pésimas consecuencias orgásmicas del coito, habrá que pensar en algo más.
Acoplamiento de respuesta sexual masculina y femenina
Tras investigar las diferentes respuestas sexuales de hombres y mujeres podemos entender muchos de los problemas que nos podemos encontrar personalmente así como la visión que las personas pueden tener sobre el sexo según su particular experiencia. Incluso podemos comprender colectivos, o concepciones sobre la sexualidad a lo largo de la historia y diferentes culturas.
Pero, ¿cómo podemos conseguir que una relación sexual sea lo máximo de placentera tanto para la mujer como para el hombre? Lo primero que hay que trabajar es la inclinación de la curva masculina para aproximarse a la femenina, para ello el hombre debe evitar centrarse en su excitación y genitales para concentrarse en la excitación de su pareja. En este punto conviene que el hombre encuentre el secreto de la excitación de su mujer y es muy fácil: ¡pregúntale qué le gusta!
Es muy probable que ella se excite con palabras, con historias o fantasías, con caricias, besos en la medida e intensidad que ella te diga. Esa curva de excitación tan suave aumentará, y a partir de aquí al hombre le conviene evitar el orgasmo propio. Recordemos que el orgasmo masculino es el final brusco de la excitación del hombre y suele marcar el final de la relación sexual, por tanto una importante recomendación para el disfrute sexual mutuo es este: el orgasmo del hombre debe ir después del de la mujer
El orgasmo simultáneo como objetivo es uno de los grandes mitos de la sexualidad, se puede lograr tras mucha experiencia y complicidad en la relación, pero este no debe ser el objetivo.
Como ya hemos indicado, cuanto más tiempo se mantengan los niveles de intimidad, excitación y especialmente tensión sexual, mayor serán las gráficas en el tiempo y mayor la integral. Si representamos esto matemáticamente, vemos que el placer sexual máximo (Pmax) es igual a la suma del placer máximo del hombre y el de la mujer, esto es el placer obtenido durante el máximo tiempo (tmax), donde el placer de ambos es casi idéntico y aquí tenemos la tan anhelada fórmula del placer sexual máximo:
Espero que esta aproximación matemática a las relaciones sexuales haya sido sugestiva, placentera y, tal vez, excitante.