La sexualidad femenina ha sido ignorada durante gran parte de la historia, y eso también se nota en los progresos científicos que se han realizado sobre el tema. Un caso paradigmático es el de los potenciadores sexuales: aún no existe una versión de la Viagra para la mujer que pueda ser comparada a su análoga masculina en términos de eficacia y de levedad de efectos secundarios.
Sin embargo, esto podría estar cambiando ahora, con la aparición en escena de una alternativa que consiste en un tipo de intervención no basado en medicamentos y que actúa directamente sobre el cerebro.
El fiasco de Addyi
No hace tanto que empezó a comercializarse la pastilla que fue llamada extraoficialmente "la Viagra femenina".
Su nombre real es Addyi, y aunque la prensa difundió sus propiedades con entusiasmo, no tardó en mostrarse muy poco eficaz a la hora de aumentar el deseo sexual, y también se ha ido viendo que sus efectos secundarios son demasiado intensos como para considerar este producto una alternativa esperanzadora.
Estos resultado decepcionantes han hecho que muchos investigadores hayan decidido afrontar el problema desde cero, sin dar demasiadas cosas por sentado. Uno de los métodos de potenciación sexual para mujeres con el que se está ensayando y que ofrece resultados más prometedores es, por ejemplo, una herramienta que ni siquiera se basa en la liberación de un principio activo a través en pastillas. En este caso, la clave está en estimular partes del cerebro mediante señales que actúan a través del cuero cabelludo y de los huesos del cráneo.
Viagra para mujeres, actuando directamente sobre el encéfalo
Esta herramienta prometedora tiene dos variantes diferentes, aunque ambas se fundamentan en el uso de descargas eléctricas sobre partes del cerebro relacionadas con la experimentación del placer y el sistema de recompensas, todo esto sin cirugía.
Una ayuda ocasional para sentir más deseo
Una de estas dos herramientas se llama Direct Current Stimulation (DCS) y consiste en la colocación de un aparato sobre la cabeza, el cual manda una señal eléctrica difusa durante unos 20 minutos sobre áreas estratégicamente elegidas del encéfalo.
Esta estimulación no sirve por sí mismo para que se experimente mayor deseo sexual; su función es hacer que una mayor variedad de estímulos recogidos por los sentidos sean apreciados como sexualmente sugerentes. Es decir, que la DCS sirve para predisponer.
Una opción para aumentar la libido en mujeres de forma permanente
La segunda opción en la que se está trabajando para intervenir en la falta de deseo sexual en mujeres se llama Transcranial Magnetic Stimulation (TMS). Esta es una herramienta que empezó siendo estudiada básicamente como un recurso para tratar la depresión resistente a las terapias (mostrándose efectiva en ese tipo de problemas). Básicamente, la TMS consiste en la creación de un campo magnético alrededor de la cabeza mediante el cual se estimulan las zonas del encéfalo que están relacionadas con el sistema de recompensas. Todo esto, sin dolor.
En concreto, potencia la actividad de esas regiones cerebrales que reaccionan ante el placer y en general, aquello que es percibido como una recompensa (y que por tanto queremos repetir). Son justamente estas áreas las que muestran menos actividad de la normal en mujeres que notan que perciben un problema en su falta de deseo sexual.
De este modo, la TMS permite hacer que esas zonas del cerebro que permanecen en un estado de activación inusualmente bajo en mujeres con falta de deseo sexual lleguen a activarse tal y como lo hacen en la mayoría de las personas, pero sin cruzar ese umbral. Es decir, no habría riesgos de pasarse y generar el problema opuesto.
Los resultados obtenidos mediante el uso de esta técnica son muy prometedores. Mediante un experimento cuyos resultados se han publicado en PLoS ONE y en el que participaron 20 hombres y mujeres, se comprobó que la TMS hacía que los patrones de activación de las partes del cerebro que median en la aparición del placer fuesen significativamente más intensos.
Estimular el cerebro, pero sin fármacos
Ambos métodos de estimulación cerebral presentan muchas ventajas. A diferencia del tratamiento mediante fármacos, van a la raíz del problema sin pasar por la metabolización de sustancias que circulan por la sangre, y por lo tanto sus efectos secundarios deberían de ser mucho menores.
Además, estas dos opciones en desarrollo plantean aproximaciones diferentes. La TMS se utiliza con el objetivo de introducir cambios a largo plazo en el funcionamiento del cerebro tras pasar por una serie de sesiones en la clínica, mientras que la DCS propone una solución instantánea cuyos efectos solo duran unos minutos, tal y como lo haría la Viagra convencional.
Por supuesto, siempre quedará el debate de si la falta de deseo sexual es en sí un problema clínico o no; puede ser que el problema no sea de la persona. Sin embargo, esa discusión no puede eclipsar el hecho de que el desarrollo de soluciones para aquellas mujeres que quieran aumentar su deseo sexual resulta beneficioso.