Las personas rebeldes son mucho más que una categoría de individuos que desafían ciertas normas. A menudo, y aunque suene exagerado, el progreso de la historia de grandes pasos hacia adelante gracias a ellas. Son, por así decirlo, quienes enseñan a los demás que es posible hacer algo que nadie se había planteado hacer antes.
En este artículo veremos cuáles son los rasgos y los estilos de comportamiento que definen a las personas rebeldes.
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Desafiando las normas
Vivir en sociedad significa aprender a respetar las necesidades y los derechos de los demás, pero hay veces que las normas y las convenciones que nos imponemos se nos quedan demasiado pequeñas. Son esos casos en los que las reglas del juego nos constriñen sin ninguna razón, encorsetan nuestra capacidad de disfrutar de la vida sin darnos nada a cambio.
¿Qué pasa cuando un conjunto de normas deja de tener sentido? Probablemente, la mayoría seguirá respetando esas reglas, ya que es lo que se ha hecho siempre y cuestionar eso requiere de una energía y un ánimo de voluntad que no todos tienen, por un lado, o porque simplemente no nos damos cuenta de que podemos cuestionar esas normas, por el otro. En estos casos, quienes rompen las convenciones son las personas rebeldes.
Es este perfil psicológico el que tiene una mayor capacidad para detectar aspectos de la sociedad en los que la tradición y las normas asfixian de un modo innecesario el repertorio de actitudes y acciones que podemos tener (y de los que podemos disfrutar). Veamos de qué manera lo hacen.
Los 5 rasgos de las personas rebeldes
Quienes se caracterizan por su rebeldía presentan las siguientes características.
1. Se llevan mal con la autoridad
Aunque el día a día les obliga a vivir según las normas que dictan ciertas autoridades (por el simple hecho de vivir en un Estado), llevan mal este hecho. Esto hace que con relativa frecuencia rompan esas normas que se consideran básicas, exponiéndose a algún tipo de violencia.
En definitiva, cuanto más rebelde es una persona, más tendencia tendrá a cuestionarse las normas y reglas que otros toman como algo natural e inalterable. Para bien o para mal, esto da lugar a conductas que en algunos casos se consideran disruptivas. El resultado es que tienen más posibilidades de tener choques con la autoridad, dado que consideran que buena parte de las normas que estos últimos velan son aritrarias y no están justificadas.
2. Predisposición creativa
Las personas rebeldes no tienen por qué ser hábiles en alguna de las artes, pero sí tienen una predisposición a ser creativas, aunque se trate de una forma de creatividad poco pulida. Por ejemplo, es frecuente que utilicen objetos con finalidades diferentes a aquellas ara las que fueron diseñados.
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3. Rechazan muchas de las etiquetas habituales
Para las personas rebeldes hay fenómenos de la vida que no merecen ser limitadas a una palabra. Utilizar estas fórmulas lingüísticas sirve para comunicarnos y entendernos mejor, pero a cambio, limitamos el significado de lo que realmente querríamos expresar. Es por eso que prefieren expresarse de otras maneras para comunicar ciertas cosas, como por ejemplo, frecuentemente, la relación que tienen con una persona.
4. Rechazan la monotonía
Buena parte de la monotonía que es tan frecuente en la sociedad actual se debe a la simple costumbre, o a la obligación. Esto hace que las personas rebeldes puedan desentonar, ya que al igual que otros individuos no tienen por qué cambiar de hábitos en su día, las primeras no tienen por qué conformarse con hacer siempre lo mismo.
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5. Su vida se basa en la apertura, no en la transgresión
El sentido de la vida de las personas rebeldes no se basa en transgredir las normas por el simple hecho de hacerlo. De ser así, esta sería una falsa rebeldía basada en la reacción a lo que ocurre. En todo caso, su concepción de lo que significa vivir es más amplia que la del resto de miembros de la sociedad: no quieren que se les cierre ninguna puerta si no hay una buena razón para ello.
6. Rechazan la competitividad
La idea de tener que estar compitiendo constantemente con los demás les causa rechazo, ya que es una lógica que lleva a entrar en un círculo vicioso de trabajo, atándonos a una dinámica que escapa totalmente a nuestro control.
Dicho de otra manera, ven la competitividad como una norma indirecta, por la cual las personas tratan de adaptarse lo máximo posible a lo que se espera de ellas, de manera que el resultado es la satisfacción de unas reglas que nadie ha elegido.
7. No actúan según las expectativas de otros
Lo que los demás opinen de las personas rebeldes no hace que estas últimas adapten su manera de ser en sociedad, ya que rechazan la idea de que sea alguien defina desde fuera lo que uno mismo debe ser. La única excepción a esto ocurre cuando no adaptar el comportamiento a las expectativas de otros supondría un coste objetivo, muy alto y con altas probabilidades de que se sufran esas consecuencias.
8. No juzgan a los demás de forma innecesaria
Del mismo modo en el que disfrutan de su propia autonomía, las personas rebeldes evitan hacer juicios de valor sobre decisiones muy personales que hagan los demás acerca de cómo guiar sus vidas.
9. No se sienten culpables por no encajar en la estética dominante
Las apariencias cuentan mucho, pero eso no hace que la autoestima de las personas rebeldes se tambalee cuando deciden no amoldarse a esos criterios.
Referencias bibliográficas:
- Emmons, R.A.; Diener, Ed (1986). Influence of impulsivity and sociability on subjective well-being. Journal of Personality and Social Psychology. 50 (6): pp. 1211 - 1215.
- Eysenck, H.J.; Eysenck, M.W. (1985). Personality and individual differences. New York, NY: Plenum Press
- Rentfrow, P.J.; Gosling, S.D.; Potter, J. (2008). A Theory of the Emergence, Persistence, and Expression of Geographic Variation in Psychological Characteristics. Perspectives on Psychological Science. 3(5): pp. 339 - 369
- Steinberg, L. (2007). Risk Taking in Adolescence: New Perspectives From Brain and Behavioral Science. Current Directions in Psychological Science. https://doi.org/10.1111/j.1467-8721.2007.00475.x
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