Cómo despejar tu mente paso a paso: 5 consejos

A veces, las ideas y recuerdos nos pasan por la cabeza a un ritmo que escapa a nuestro control.

Despejar tu mente
Consejos para que los pensamientos y la sucesión de ideas vuelvan a su cauce normal.Unsplash.

En el día a día es fácil que nos ocurran cosas que nos hagan sentir mal, que nos inoculen una cierta cantidad de ansiedad o que nos recuerden experiencias estresantes que acuden una y otra vez a nuestra consciencia.

Ante este tipo de vivencias… ¿cómo despejar la mente? En este artículo veremos algunos consejos que facilitarán esta transición de un estado mental agitado y marcado por la ansiedad a otro en el que haya una mayor calma y, en general, una mejor disposición a actuar de manera constructiva sin centrar la atención en aquello que nos perturba.

Consejos para saber cómo despejar tu mente

Está claro que la mente humana es uno de los fenómenos más complejos de la naturaleza. Somos capaces de sentir, pensar e imaginar un gran repertorio de elementos psicológicos, y esto nos ha permitido sobrevivir a lo largo de miles de años, incluso cuando no existían las civilizaciones.

Sin embargo, el hecho de que seamos seres vivos complejos y con una asombrosa tendencia a vernos influidos psicológicamente por nuestro entorno no solo presenta ventajas. El precio a para por esa facilidad por “empaparnos” de lo que ocurre a nuestro alrededor hace que algunas de esas huellas mentales escapen a nuestro control voluntario. Los traumas son el ejemplo clásico de esto, pero hay muchos otros casos menos graves. Por ejemplo, si llevamos una semana muy estresante o ha ocurrido algo que nos ha perturbado, despejar nuestra mente no será algo que vaya a solucionarse en cuestión de un segundo.

Teniendo en cuenta que la mayoría de los procesos mentales escapar al control voluntario inmediato, calmar la mente no es tarea sencilla, ni es algo que pueda ser realizado de manera inmediata, en muy pocos segundos. Sin embargo, sí podemos hacer cosas para que, indirectamente, nuestro sistema nervioso salga de ese estado de excesiva excitación. Para ello deberemos actuar tanto en el modo en el que nos relacionamos con el entorno, como en ciertos procesos fisiológicos sobre los que se puede influir de manera indirecta. Veamos cómo hacerlo.

1. Si puedes, ve al lugar más tranquilo disponible

Este primer paso es importante, ya que permite que al “ruido” que ya hay en nuestra cabeza no se le añada más ruido real proveniente del exterior. Someterse a muchos estímulos a la vez no es la mejor idea a la hora de calmar la mente, dado que dificulta el control voluntario del foco atencional.

Así pues, dirígete a una habitación tranquila o a un espacio natural abierto en el que reine la calma, si puede ser un prado amplio para no tener cerca obstáculos visuales que te puedan hacer sentir la existencia de posibles amenazas (algo poco realista pero que, cuando experimentamos ansiedad, podemos llegar a pensar con relativa facilidad).

2. Comprende la causa de tu malestar

Este es un primer paso que permite organizar los pensamientos de manera que tus creencias y opiniones sobre ellos formen un “todo” más o menos coherente. Ante la incertidumbre tendemos a asumir que ocurrirán las situaciones más terribles y negativas, pero expresar de manera más racional y sistematizada lo que creemos ayuda a descartar varios de esos miedos, si bien normalmente no todos.

Así pues, este es un primer paso para localizar aquellas creencias que pueden estar afectando a lo que sentimos en ese momento, la raíz del hecho de que necesitemos calmar la mente dado que hay algo que nos hace sentir mal.

Para hacer este paso más fácil, puedes escribir en una hoja de papel lo que crees que sientes. Con unas pocas líneas bastará, pero en algunos casos sentirás deseos de alargarte más de manera espontánea. Si es así, dedícale el tiempo que creas necesario y ten en cuenta que nada de lo que estás escribiendo tiene por qué ajustarse a lo que realmente ocurre: simplemente es una descripción de cómo te sientes en ese momento.

Luego, valora si hay aspectos de esa descripción que suenen claramente poco realistas. Algo que puede ayudarte es imaginar que lo que lees le ha pasado a otra persona: ¿tendría sentido para ti todo lo que se explica?

Por otro lado, si crees que el motivo por el que has entrado en ese estado de ansiedad no se basa en vivencias concretas sino que tiene que ver con algo más primario e intuitivo (el hecho de haber visto un vídeo en el que hay mucha violencia, la aparición de pensamientos intrusivos que te hacen acordarte de una imagen que no te gusta, etc.) sáltate este apartado, ya que en este caso la raíz del problema no es fácil de verbalizar ni tiene por qué basarse principalmente en creencias.

3. Usa ejercicios de relajación

En este paso, la diana está en los procesos fisiológicos que contribuyen a que te mantengas en un estado de alerta a pesar de que no exista un peligro inmediato real que te esté acechando. Para ello, puedes utilizar ayudas como la Relajación Progresiva de Jacobson o varios tipos de ejercicios de respiración.

Ten en cuenta que esta es una de las maneras de despejar tu mente que requiere unmínimo de preparación, aunque con haber practicado unas pocas veces suele ser suficiente para conseguir resultados.

4. Busca tareas estimulantes en las que canalizar tu energía

A diferencia del resto de consejos para despejar tu mente ,este no se centra tanto en eliminar ese excedente de activación como, más bien, en canalizar parte de esa tensión psicológica. Hacer deporte es una buena manera de conseguirlo, ya que en este tipo de actividad es fácil que encuentres un equilibrio entre tu nivel de habilidad y el nivel de dificultad de los retos que te propones.

Haciendo esto, es más sencillo que la atención quede fijada en la coordinación de tus músculos de acuerdo a un objetivo inmediato, de manera que los pensamientos recurrentes y las imágenes mentales que acudían a tu paso vayan perdiendo fuerza a favor de una actividad que reclama tus cinco sentidos en el aquí y ahora.

5. Busca ayuda

Hay casos en los que el malestar y la sensación de agitación mental son tan acusados que uno mismo no puede gestionar la situación. En este tipo de situaciones es bueno buscar la ayuda de otras personas, ya sean amigos o familiares, para juntos poder resignificar aquello que produce malestar.

Si esto tamoco ayuda, lo más recomendable es acudir a terapia psicológica proporcionada por profesionales de la salud mental. Si bien en este último caso obviamente se tarda más que unos minutos en obtener resultados, es muy aconsejable para situaciones en las que la intensidad del fenómeno experimentado es alta.

Psicólogo

Licenciado en Sociología por la Universitat Autónoma de Barcelona. Graduado en Psicología por la Universitat de Barcelona. Posgrado en comunicación política y Máster en Psicología social.

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