Por qué la Depresión nos hace tener menos hambre... y querer Carbohidratos

Una paradoja: las personas deprimidas tienen menos hambre pero quieren comer muchos carbohidratos.

Por qué la Depresión nos hace tener menos hambre... y querer Carbohidratos

La depresión es uno de los trastornos mentales más comunes en todo el mundo, que afecta a unos 280 millones de personas. Este trastorno no solo impacta la esfera emocional, sino que también puede alterar significativamente los hábitos de vida, incluidos los patrones alimenticios.

Aunque es bien sabido que las personas con depresión pueden experimentar cambios en su apetito, un estudio ha manifestado una preferencia particular por los carbohidratos, a pesar de que muchos pacientes también tienen una reducción en su apetito general.

El vínculo entre la depresión y los carbohidratos plantea interrogantes interesantes sobre cómo los alimentos pueden influir en nuestro bienestar emocional.

La depresión y sus efectos en el cuerpo

La depresión es un trastorno mental que afecta profundamente no solo al estado de ánimo, sino también al cuerpo. Aunque comúnmente se asocia con sentimientos de tristeza y desesperanza, sus efectos van más allá del plano emocional. La depresión puede manifestarse a través de diversos síntomas físicos que alteran el bienestar general, tales como la fatiga, trastornos del sueño y cambios en el apetito.

Uno de los efectos más destacados de la depresión es la alteración del apetito. Las personas afectadas pueden experimentar una pérdida de interés por la comida, lo que a menudo lleva a una disminución en el consumo de alimentos. Este fenómeno es común en casos de depresión severa, donde la falta de energía y el desinterés por las actividades cotidianas también afectan la necesidad de alimentarse. Sin embargo, no todas las personas con depresión pierden el apetito. En algunos casos, se presenta un aumento en las ganas de comer, lo que se puede traducir en un deseo compulsivo por ciertos tipos de alimentos, como los dulces o comidas reconfortantes.

Este cambio en los hábitos alimenticios tiene implicaciones directas sobre la salud física, puede puede conducir a variaciones en el peso corporal, ya sea por la pérdida de apetito o el consumo excesivo de alimentos específicos. A pesar de que la depresión afecta de manera diferente a cada individuo, los trastornos alimentarios asociados a esta condición son un componente común en su diagnóstico y tratamiento.

Estudio sobre la relación entre la depresión y los carbohidratos

Recientemente, un estudio llevado a cabo por investigadores de la Universidad Hospital Bonn, la Universidad de Bonn y la Universidad Hospital Tübingen reveló información valiosa sobre cómo la depresión influye en las preferencias alimenticias. Este estudio ha puesto de manifiesto que, a pesar de que las personas con depresión tienden a experimentar una disminución general del apetito, muestran una clara preferencia por los alimentos ricos en carbohidratos, como los dulces y otros productos azucarados.

Los investigadores observaron que los pacientes con depresión tienden a consumir menos alimentos ricos en proteínas o grasas en comparación con las personas sanas. En cambio, estos pacientes parecen gravitar hacia los carbohidratos, que son una fuente importante de energía para el cuerpo. Esto se debe a que los carbohidratos pueden tener un efecto inmediato en el bienestar emocional, ya que contribuyen a la liberación de serotonina, un neurotransmisor que influye en el estado de ánimo y genera sensaciones de bienestar.

Lo sorprendente del estudio es que no se observó un aumento general en el apetito en estos pacientes. Es decir, las personas con depresión no comían más en realidad, pero sí desarrollaban un deseo específico de consumir alimentos ricos en carbohidratos.

Este hallazgo sugiere que el deseo por ciertos alimentos no está relacionado únicamente con la cantidad de comida, sino con el tipo de nutrientes que estos alimentos contienen. De hecho, los pacientes con depresión mostraron una preferencia por los carbohidratos, incluso en combinación con grasas y proteínas, como es el caso de los chocolates y otros productos energéticos que combinan estos macronutrientes.

El estudio también profundiza en cómo estos cambios en los hábitos alimenticios pueden estar relacionados con la gravedad de la depresión, especialmente con la presencia de síntomas de ansiedad. De esta forma, se concluye que la preferencia por los carbohidratos no está simplemente ligada a una cuestión de hambre, sino que refleja un mecanismo complejo que responde al malestar emocional asociado con la depresión.

¿Por qué los carbohidratos?

La preferencia por los carbohidratos en personas con depresión puede explicarse en parte por los efectos que estos nutrientes tienen sobre el cerebro. Los carbohidratos son una fuente primaria de energía para el cuerpo, y su consumo tiene un impacto directo en la liberación de neurotransmisores, especialmente la serotonina.

La serotonina, a menudo conocida como la “hormona de la felicidad”, juega un papel clave en la regulación del estado de ánimo, el sueño y el bienestar emocional. Cuando los niveles de serotonina son bajos, como ocurre con la depresión, las personas pueden sentir una necesidad más fuerte de consumir carbohidratos para obtener un impulso temporal de bienestar.

Este deseo por carbohidratos también está relacionado con el sistema de recompensa del cerebro. Los carbohidratos tienen la capacidad de activar vías de recompensa, lo que produce sensaciones placenteras que pueden ser especialmente atractivas para alguien que atraviesa una etapa de malestar emocional. Así, la preferencia por alimentos ricos en carbohidratos puede ser un mecanismo de autoconsuelo, buscando aliviar temporalmente la ansiedad o la tristeza asociada con la depresión.

Además, los carbohidratos no solo afectan la química del cerebro, sino que también proporcionan una fuente rápida de energía. Esto puede resultar atractivo en momentos de agotamiento físico y mental, que son comunes en los trastornos depresivos. Por lo tanto, aunque los carbohidratos pueden tener un impacto positivo inmediato en el estado de ánimo, es importante recordar que, si bien proporcionan alivio temporal, no solucionan las causas subyacentes de la depresión.

Implicaciones para el tratamiento de la depresión

El descubrimiento de que la depresión está vinculada a una preferencia por los carbohidratos abre nuevas puertas para el tratamiento y manejo de este trastorno. En primer lugar, la comprensión de cómo los carbohidratos influyen en los síntomas emocionales de los pacientes podría conducir a enfoques terapéuticos más personalizados, que consideren la dieta como un factor clave en el bienestar psicológico.

El estudio sugiere que las intervenciones dietéticas podrían ayudar a modificar los patrones alimentarios en personas con depresión. Si se confirma que los carbohidratos tienen un papel crucial en la regulación del estado de ánimo, las estrategias nutricionales podrían enfocarse en optimizar la ingesta de alimentos que favorezcan la producción de serotonina, como los carbohidratos complejos, en lugar de los azúcares simples que ofrecen solo un alivio temporal.

Además, el vínculo entre los carbohidratos y la ansiedad en personas con depresión resalta la importancia de integrar enfoques que aborden no solo los síntomas emocionales, sino también los físicos. La relación entre el cerebro y el intestino, conocida como el eje intestino - cerebro, está siendo cada vez más reconocida en la investigación sobre salud mental. Estrategias que mejoren el microbioma intestinal, como el uso de probióticos o dietas específicas, podrían tener efectos beneficiosos sobre el estado de ánimo y el tratamiento de la depresión.

En definitiva, entender cómo la depresión y los hábitos alimenticios interactúan puede ofrecer nuevas perspectivas para la prevención y tratamiento de este trastorno, además de resaltar la importancia de un enfoque integral que combine aspectos psicológicos, emocionales y físicos.

Un área de investigación prometedora

El estudio sobre la relación entre la depresión y la preferencia por los carbohidratos ofrece una visión más profunda de cómo esta enfermedad afecta nuestros hábitos alimenticios, revelando un patrón interesante que podría ser clave en el tratamiento. Aunque las personas con depresión tienden a experimentar cambios en el apetito, su preferencia por los carbohidratos, especialmente aquellos que combinan azúcar y grasas, sugiere que esta inclinación no se debe simplemente a un aumento del hambre, sino a un mecanismo más complejo relacionado con el deseo de mejorar temporalmente el estado emocional.

Este hallazgo plantea importantes preguntas sobre cómo los cambios en la dieta podrían ser utilizados como parte de los tratamientos para la depresión. Si los carbohidratos pueden mejorar el estado de ánimo de forma temporal, podría ser posible desarrollar enfoques terapéuticos que utilicen una dieta balanceada para complementar los tratamientos convencionales, como la psicoterapia o la medicación.

Además, el estudio resalta la importancia de futuras investigaciones que profundicen en el papel del eje intestino-cerebro, así como el potencial de terapias nutricionales, como el uso de probióticos, para influir en la salud mental. De esta forma, podemos esperar un enfoque más holístico y personalizado en el tratamiento de la depresión en el futuro.

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  • Thurn, L.; Schulz, C.; Borgmann, D.; Klaus, J.; Ellinger, S. Walter, M.; roemer, N. B. (2025). Altered food liking in depression is driven by macronutrient composition. Psychological Medicine.

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Javi Soriano. (2025, febrero 10). Por qué la Depresión nos hace tener menos hambre... y querer Carbohidratos. Portal Psicología y Mente. https://psicologiaymente.com/clinica/por-que-depresion-nos-hace-tener-menos-hambre-querer-carbohidratos

Psicólogo

Javi Soriano es graduado en Psicología por la Universidad de Valencia y está acabando un Máster en Investigación Psicosocial. Le interesa todo lo que tiene que ver con las personas y la sociedad, pero le encanta leer y escribir sobre temas relacionados con el género, la sexualidad y las minorías. Es una persona muy curiosa a la que le encantan los debates y aprender de los demás.

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