¿Es necesario estar ‘en crisis’ para recurrir al Coaching?

Una tendencia habitual cuando se habla de procesos de ayuda y acompañamiento al ser humano, ya sea terapia psicológica, ya sea un proceso de Coaching, es pensar que sólo se puede recurrir a ellos cuando la persona se encuentra en crisis, es decir, cuando se ha tocado fondo o se está ya en un momento de cierta desesperación.

Esta falsa creencia se debe a que normalmente las personas que recurren a terapia o al coaching lo hacen precisamente cuando ya se encuentran en una situación que les está influyendo en su desempeño habitual. Pero se puede, e incluso se debería, recurrir a esa ayuda o acompañamiento mucho antes para prevenir llegar a una situación más complicada y más difícil de abordar.

En este artículo nos gustaría aclarar por qué no es necesario estar en crisis para realizar un proceso de coaching y todas las ventajas que podría aportar apostar por ello antes de llegar a una situación complicada personal o profesional.

Recordando el propósito del Coaching

Para comprender que cualquier persona en cualquier momento vital puede recurrir a un proceso de coaching conviene comprender en qué ayuda o cuál es el propósito del coaching.

El coaching es una metodología que ayuda a las personas a fijar objetivos y metas y trazar los planes de acción para conseguirlos, tanto en el plano personal como profesional. Para transitar ese plan de acción, el cliente trabaja aprendiendo a superar obstáculos que le impiden avanzar, maximizando todo su potencial.

Por tanto, recurrir a un proceso de coaching puede ser útil en cualquier etapa de la vida. No es necesario esperar a que estemos perdidos, sin propósitos y sin metas. De hecho, el aprendizaje que un proceso de coaching, el trabajo que hace ese proceso, es útil para prevenir llegar a ese punto de pérdida de dirección y de motivación.

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Lo que puede hacer por ti un proceso de coaching

Durante un proceso de coaching, aunque inicialmente se busca el objetivo o la meta clave final que se desea alcanzar, lo realmente importante es todo el trabajo personal que se realiza para lograrlo.

Un proceso de coaching revisa creencias, valores, fortalezas y debilidades y de esta forma la persona acaba conociendo mejor los recursos que posee para optimizar su rendimiento personal (y profesional) y dotarse, así, de una mayor seguridad en sí mismo.

Este trabajo de autoconocimiento ayuda en la toma de decisiones y fomenta que, ante esa sensación de protección que da el control propio, se siga realizando un continuo proceso de crecimiento personal, algo especialmente valioso en entornos competitivos laborales o en periodos de incertidumbre social.

En definitiva, recurrir al coaching de manera proactiva aporta estrategias y herramientas preventivas frente a problemas de diversa índole que puedan surgir a lo largo de la vida de una persona. Sí que es un arma poderosa en momentos de crisis, de pérdida de foco o de metas, pero no es por la única razón por la que se deba recurrir a un proceso de coaching.

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Estudiar coaching, al alcance de todo

De igual manera que someterse a un proceso de coaching puede ser beneficioso para cualquiera en cualquier momento de su vida, lo es formarse en coaching. Aunque llegar a ser coach profesional puede ser la motivación principal por la que se realiza un Máster o una formación en coaching, quien la realiza, de hecho, hace a su vez un trabajo personal enriquecedor que le sirve para su desempeño en cualquier ámbito.

En D’Arte Human Business School tenemos formaciones en coaching, y en otras ramas del desarrollo personal como la Programación Neurolingüística y la Inteligencia Emocional, a las que se puede acercar cualquier persona que, más allá de una motivación profesional, desee conocerse mejor y desarrollar habilidades que le permitirán vivir con más seguridad y más recursos.