Prácticamente cualquier ámbito del comportamiento humano tiene una faceta neurobiológica, que puede ser estudiada investigando el funcionamiento del cerebro. Sin embargo, este ámbito de investigaciones no se centra solo en los procesos mentales del individuo aislado de su entorno, aino que incluye también la manera en la que el entorno influye a nuestras redes de neuronas, y viceversa.
Por eso existe el neuroliderazgo, concepto que hace referencia a la parte del liderazgo y la gestión de equipos que tiene que ver con lo que sabemos sobre el cerebro humano.
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La relación entre el cerebro y el liderazgo: 4 claves
Aquí encontrarás varias ideas clave que ayudan a entender de qué manera el funcionamiento del cerebro se relaciona con la manera de actuar de los líderes, según principios del neuroliderazgo.
1. La importancia de la memoria emocional
Las últimas décadas de investigación en las bases neurobiológicas de la memoria nos han mostrado que la parte emocional de los recuerdos funciona de una manera distinta al modo en el que “archivamos” en nuestro cerebro los elementos más racionales y fáciles de explicar verbalmente.
Esto significa, entre otras cosas, que la intensidad del recuerdo de una emoción no tiene por qué ser la misma que la del recuerdo de una idea, frase o razonamiento. De hecho, la huella emocional suele ser más duradera que aquella que se expresa a través de ideas concretas y palabras.
A la práctica, nuestras actitudes hacia una persona dependen no de aquellas creencias que tenemos sobre ella, sino de las emociones y sensaciones que nos produce por las veces que hemos entrado en contacto con ella en el pasado, aunque no recordemos exactamente qué pasó en esos encuentros.
Por eso, el tono emocional de un diálogo suele ser tan o más determinante que el puro contenido de lo que se dice a la hora de dejar un buen recuerdo en las personas y facilitar que nuestros puntos de vista sean tenidos muy en cuenta. Una misma conversación puede hacer que surja o no surja un liderazgo, dependiendo del modo en el que se habla, siendo el contenido de lo que se dice el mismo.
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2. La demora de la gratificación
La capacidad para renunciar a recompensas inmediatas para poder optar a recompensas a medio o largo plazo es una de las capacidades psicológicas que más útiles resultan a la hora de alcanzar metas ambiciosas, que son aquellas a las que pueden aspirar grandes equipos que se coordinan entre sí.
Poniendo el foco en el individuo (y más concretamente, en su cerebro), esta característica mental tiene que ver con la manera en la que los lóbulos frontales contrarrestan las influencias que el sistema límbico tiene a la hora de establecer planes de acción. Mientras que los lóbulos frontales están relacionados con la socialización y la conceptualización de metas abstractas, el sistema límbico es mucho más pasional e individualista.
Esto significa que quienes han desarrollado unos lóbulos frontales más conectados con el resto del cerebro, suelen tener mayores facilidades para resistir las tentaciones e invertir tiempo y esfuerzo en llegar a objetivos, lo cual es fundamental en los líderes tanto para no hacer fracasar proyectos como para dar ejemplo.
3. Recursos comunicativos
La capacidad para comunicarnos utilizando el lenguaje es la característica definitiva que nos distingue de los animales, y lo es por un buen motivo. Gracias a esta herramienta basada en símbolos, podemos involucrar en una misma acción a un número prácticamente ilimitado de personas, contribuyendo a que se pongan de acuerdo para lograr una meta común.
Por ejemplo, gracias al desarrollo del lenguaje mediante una reorganización de la corteza cerebral fue posible establecer redes de comercio primitivo y cazar en grupo, y la expansión de esta clase de habilidades a partir de la escritura dio paso a las grandes civilizaciones con ciudades en las que la vida social y cultural se centralizaba.
En el mundo de las organizaciones, los recursos comunicativos tienen un papel igual de esencial; aunque parezca que todo el mundo tiene que tener claro qué es lo que debe hacer, lo cierto es que en la mayoría de los casos este enfoque tan individual del trabajo crea problemas innecesarios y limita la capacidad para crecer que tienen los grupos y los equipos.
Aprender las herramientas más importantes para comunicarse teniendo en cuenta el contexto y el lenguaje no verbal es clave para que el flujo comunicativo de una empresa o equipo vaya a favor del funcionamiento general de la entidad, y no en contra de este al alimentar ambigüedades y malentendidos. Los líderes deben actuar como dinamizadores de esta red de comunicaciones dentro de un equipo, para que las ideas puedan ser expresadas y las dudas puedan ser solucionadas a tiempo.
4. Las claves de la identidad de grupo
Los líderes tienen que ser capaces de transmitir los valores y las ideas en las que se basa una organización, independientemente de si esta es formal o informal. Y en este aspecto es necesario tener en cuenta que los seres humanos percibimos los elementos como un todo, sin valorar sus elementos individuales por separado.
Por ejemplo, si en una empresa en la que se dice constantemente que la cooperación es el valor clave de la organización hay una arquitectura y diseño de espacios que denoten fuertes separaciones entre rangos y tendencia a la exclusividad elitista de algunas zonas, el resultado no será que los trabajadores tendrán una percepción equilibrada de la entidad al tener la impresión de que un elemento se compensa con el otro; al contrario, creerán que en el funcionamiento de la empresa hay grandes incongruencias.
Por eso, los líderes deben actuar como Relaciones Públicas de puertas para afuera, pero también de puertas para adentro, para que exista una filosofía de organización clara que se plasma sin incoherencias tanto en la manera de trabajar como en la estética de los recursos utilizados.
¿Cómo formarse en neuroliderazgo?
Este es un ámbito de investigación e intervención apasionante, y por eso no es extraño que ya existan iniciativas dirigidas a profundizar en la relación entre liderazgo y neurociencias.
En concreto, el Curso de Especialización en Neuroliderazgo impartido por el Institut de Formació Contínua-IL3 (Universitat de Barcelona) da la posibilidad de aprender de la mano de una docente experta en el ámbito acerca de temas tan variados y útiles como la gestión del estrés, regulación emocional, y otros. Cuenta con 3 créditos ECTS, y se basa en un formato muy orientado a lo aplicado. Para saber más acerca de este curso, pues ver más información en este enlace.